Fernández-Cid, faro musical del siglo XX

Desde el otro lado de la crítica, Juan Ángel Vela del Campo, colaborador del diario «El País», compañero de veladas y tertulias musicales y también amigo, así lo atestigua. «La figura de Fernández-Cid se me antoja, vista desde la perspectiva de los primeros años del siglo XXI, fundamental para comprender la evolución de la vida musical española en la segunda mitad del siglo XX. Era encomiable su tenacidad a prueba de bombas para dar testimonio de lo que estaba pasando en el mundo de los conciertos desde 1940 hasta su fallecimiento», explica en las notas al programa del concierto con el que la Fundación Juan March rendirá homenaje al crítico gallego el próximo 31 de octubre. Un homenaje que compartirá con la compositora Elena Romero (19923-1997). Acto de agradecimiento por haber donado la familia de ambos su legado musical a la institución .

Una institución con la que Antonio Fernández-Cid mantuvo una estrecha colaboración durante décadas, que comenzó con dos becas de la fundación. «La primera de ellas para estudiar la canción española, pues se dio cuenta de que era un género que podía revelar muchas claves de la vida musical española y muchos síntomas de identidad», explica Miguel Ángel Marín , responsable del Departamento de Música.

Será precisamente este repertorio el que ocupe el programa de la próxima semana, en el que sonarán partituras de Elena Romero, Conrado del Campo, Gombau, Matilde Salvador, así como una serie de canciones gallegas dedicadas a Fernández-Cid, firmadas, entre otros, por Cristóbal Halffter, Manuel Castillo, Montsalvatge y Antonio Iglesias, quien también ejerció la crítica en ABC durante décadas. Serán interpretadas por la mezzosoprano Anna Tonna , acompañada al piano por Jorge Robaina.

Pero su vinculación con la fundación fue más extensa. Durante dos décadas (1975-1995), Fernández-Cid presentaría los conciertos didácticos para jóvenes y participaría en numerosas conferencias , «en las que el tema central solía ser la creación española, un aspecto al que siempre estuvo muy atento».

Otra de las razones que han movido a realizar este proyecto, según Marín, es «dar visibilidad a personas que han sido muy importantes en la historia de la música pero que pocas veces aflora en las narrativas convencionales. Es en la segunda mitad del siglo XX cuando la crítica ejerce un papel absolutamente central en la configuración de los gustos del público. Es la voz autorizada que dicta y sanciona. Fue un faro que marcó tendencias», subraya.

El legado de Fernández-Cid, depositado este año en la fundación y que ya ha sido catalogado pero no completamente digitalizado, incluye alrededor de 700 vinilos de música española , desde la Edad Media al siglo XX , con especial presencia de la creación española; 240 monografías dedicadas a la historia de la música, una recopilación de sus críticas así como de programas de mano (casi un millar), reunidos en 53 volúmenes, entre los que se incluyen algunos del siglo XIX del Teatro Real;270 partituras impresas y más de 90 manuscritas, y una extensa colección de fotografías , autografiadas por míticos intérpretes del siglo XX, como D avid Oistrakh, Carlos Kleiber, Elisabeth Schwarzkopf, George Solti y Mario del Monaco .