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HISTORIA

La 'capitana' de la Guerra Civil

Mika Feldman fue la única mujer que estuvo al frente de un batallón republicano

La 'capitana' de la Guerra Civil

MIGUEL LORENCI

Fue la única 'capitana' en la incivil guerra española, la única mujer que comandó un batallón de milicianos republicanos. Se llamaba Mika Feldman (1902-1992), era argentina de origen ruso-judío, y su memoria quedó arrumbada en los recovecos de la historia hasta que otra argentina, Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952), se fajó con una historia que le rondó durante muchos años. Desde que supo por Juan José Hernández de la existencia de Feldam, "un personaje real que parece de ficción" cuya peripecia vital ha reconstruido en 'La Capitana' (Siruela). Es una novela con mucho de historia que alterna los anhelos revolucionario de una mujer excepcional y con sus pasiones emocionales e intelectuales y sus temeridades.

Concienciada por sus padres rusos, que habían huido de los pogromos, Feldman fue una ardiente revolucionaria desde su adolescencia. Odontóloga de profesión, agitadora y activista por convicción, antes de aterrizar en Madrid poco antes del estallido bélico había combatido la opresión y los abusos del poder y luchado por la igualdad, la justicia en la Patagonia, en el Berlín del ascenso nazi, en el París libertario, en la revolución de la minería asturiana en 1934 y en el Madrid republicano, recorriendo junto a su marido Hipólito Etchebéhère, puntos calientes de la gran aventura ideológica del siglo XX.

Nacida como Micaela Feldman en Santa Fe, adoptaría el apellido de su marido y compañero de militancia. Comprometida con el anarquismo, con 15 años da su primer discurso. Licenciada como dentista en la universidad de Buenos Aires, donde conocería a su esposo, se bautiza en el activismo con el grupo 'Insurrexit' en la Patagonia argentina, sin dejar de arreglar dentaduras tras una brutal represión militar que se llevó la vida de cientos de obreros.

Tras saltar de París a una Asturias en llamas en 1934, llegó a Madrid en el verano de 1936, conoció a 'Pasionaria' y se metió de lleno en el huracán político que vivía España. Mika se enroló con su marido en una temeraria columna motorizada del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) que acabaría comandando a su pesar. Sin saber nada de técnicas y estrategias militares, expulsada del PC, sin ligazón a ningún poder y mujer en un universo radicalmente machista, las circunstancias le marcarían el camino.

En Atienza, en la cruenta batalla de Guadalajara en agosto del 36, una bala fascista parte el corazón de su marido. Mika quiere matarse, "pero le puede su propio compromiso", dice Osorio. Son los mismos milicianos de su batallón quienes la eligen capitana y le dan el capote hurtado a un guardia civil, el fusil y la pistola del marido abatido como símbolos de mando. "Lo acepta con temeridad, pero su carisma y su talento para comprender a los otros y tomar decisiones la vuelven indispensable ante estos 150 combatientes republicanos", resume Osorio.

Protagoniza Mika proezas bélicas en Sigüenza, Moncloa, Pineda de Húmera y arriesga cada vez más. Martilleada por sus propias dudas, perseguida por los fascistas como "una que manda entre los rojos", acusada por el feroz estalinismo de "desafecta a la República" y acosada por un siniestro agente de la GPU, el conmovedor relato de Osorio sobre su vida se lee como una apasionante novela.

Acción

A pesar de que ella misma daría su visón de aquellos años en 'Mi guerra de España' -publicado aquí en 2003 y en Francia en 1976-, Mika Feldman es un personaje poco menos que secreto, conocido solo en su círculo más próximo. "Quizá por no haberse mantenido en ningún partido, ni aceptado componendas de nadie, como el ser libre y revolucionario que siempre fue", diagnostica Elsa Osorio. "Su vida fue acción. Era plenamente libre y quería cambiar el mundo", resume la escritora, que ha tratado de ofrecer las luces y las sombras de un personaje tan tierno como implacable "capaz de abofetear y tirar de los pelos a uno de los mismos milicianos acobardado que impulsaba a combatir y que en la retaguardia trataba como hijos, preocupada por su alimento, su salud o su higiene". "Supo tomar decisiones duras en momento muy duros y ganarse el respeto de los suyos, revolucionarios pero muy machistas".

"La guerra la cambió radicalmente. La militante intelectual acabó en medio de la refriega esquivando balas y consciente de que se enfrentaba con sus hombres a una muerte más que segura cuando sus ineptos jefes militares le obligaron a luchar por una posición en el cerro del Águila, un episodio que fue una escabechina para su batallón", explica Osorio, que cierra la novela con el fin de la guerra pero que ha investigado toda la vida de Mika.

Acabada la guerra, tras ser detenida por los franquistas, se refugia en el liceo francés de Madrid, gracias a su pasaporte. Se enfrentará a otra guerra en la Francia ocupada a la que regresó. Estudiante de Arte en la Sorbona, amiga de André Breton, de Alfonsina Storni, de Silvina Ocampo y luego de Copi o Cortázar, en la segunda mitad de su vida mantuvo una notable actividad intelectual, aunque eligió mantenerse en segundo plano. Publicó con seudónimo en revistas francesas y brasileñas, y colaboró con publicaciones argentinas como la conservadora revista 'Sur' que dirigía Ocampo. "Toda un paradoja", destaca Osorio.

Combativa hasta el final de sus días en París, peinaba canas cuando enseñó a los jóvenes de mayo del 68 a alzar barricadas y qué debían hacer con las piedras que levantaban de los bulevares parisinos. Acogió a un buen puñado de aquellos que buscaban la playa bajo los mismos adoquines que arrojaban a los gendarmes. "Tuvo el cuidado de aleccionarles para que los cogieran con guantes, como ella, y los churretones en las manos no les delataran ante la Policía", explica Elsa Osorio, que no llegó a conocer personalmente a Mika, pero que conoció su casa en las afuera de París y tuvo acceso a sus papeles, custodiados por un amigo.

Como su personaje, Elsa Osorio ha alternado su vida entre Madrid y su Buenos Aires natal. Profesora de talleres literarios, había publicado antes 'Ritos privados', 'Reina mugre', 'Beatriz Guido', 'Mentir la verdad', 'Las malas lenguas' y 'A veinte años, Luz'.

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