Jonathan Coe recupera el (buen) humor
El escritor británico regresa a la sátira con «La espantosa intimidad de Maxwell Sim»
DAVID MORÁN
Jonathan Coe (Birmingham, 1961), el perfecto inglés, el mismo a quien, como celebra el escritor Kiko Amat en el prólogo de la reedición de “¡Menudo reparto!”, “le irrita la gente que habla a voces y dice ‘sorry’ cuando le pisan”, no puede más ... que pedir perdón. “Pido disculpas pero sí, hay humor otra vez”, proclama dando la bienvenida a “La espantosa intimidad de Maxwell Sim” (Anagrama), novela con la que parece poner fin a esa breve (aunque magistral) excursión por la gravedad del melodrama que fue “La lluvia antes de caer”. “Cuando la crítica dijo que Jonathan Coe se había vuelto un escritor serio, decidí no darle la razón”, señala el británico, sorprendido de que esa novela en la que el humor y la ironía fueron extirpados quirúrgicamente haya sido la que más ha calado entre los lectores españoles. No mordaces e hilarantes sátiras como "El club de los canallas”, sino la que quizá sea su obra más grave y reflexiva. “Tendría que haber quitado las escenas de humor y dejar al protagonista a solas con su intimidad”, bromea Coe.
Pero ni así. Porque “La espantosa intimidad de Maxwell Sim”, con el Maxwell del título convertido en un palurdo de cuidado que tiene setenta y cuatro amigos en Facebook pero nadie –y nadie es NADIE: su mujer le ha abandonado y sus amigos se han ido evaporando- con quien hablar, nació con vocación de parodia sobre los inadaptados contemporáneos y la soledad de la era tecnológica. “No es un libro sobre tecnología, sino sobre las relaciones humanas. Maxwell intenta encontrar intimidad, y ahora tiene muchas formas (o eso piensa él) de hacerlo, pero ni todos los móviles y las redes sociales le servirán de nada si primero no se entiende a sí mismo”, explica el autor de “El círculo cerrado”.
La pasión inglesa
Y en este nuevo intento por retratar con todo el humor del mundo a un antihéroe aburrido y deslavazado, Coe se pone manos a la obra para escarbar en busca de una pasión que, asegura, “arde en el interior de cualquier hombre inglés, aunque haya que cava más hondo”, y acompaña a su protagonista de Sydney a Inglaterra trenzando los hilos de lo que considera una “novela picaresca” . “No es que quisiera que mi protagonista fuese como Don Quijote. Lo que me interesaba era ver cómo el Quijote influyó en escritores ingleses como Henry Fiedling”, resalta Coe.
Inmerso en un nuevo y ambicioso proyecto que, asegura, le llevará a escribir una serie de al menos cinco novelas ambientadas en diferentes países europeos y que seguirán la vida de una familia desde la Segunda Guerra Mundial a nuestros días, Coe aprovecha también “La espantosa intimidad de Maxwell Sim” para hurgar en la situación de su país y en cómo los mercados y las finanzas han empobrecido a la sociedad. Y no solo económicamente. “Una de las cosas que quería mostrar es que Inglaterra está perdiendo su britanidad. Se está convirtiendo en algo más parecido a otros países en los que todo se va pareciendo cada vez más, ya sean tiendas o gasolineras”, reconoce un autor que, tras descartar la idea de ponerse a refunfuñar tras su inglesidad con pedigrí, ha optado por ponerse en la piel de alguien que comulga con esa desnaturalizació. “Si pasa esto y estamos en una democracia, querrá decir que a alguien le gusta”, ironiza.
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