José Gutiérrez Román, LXIV Premio Adonáis
El jurado concedió dos accésits a Francisco Javier Burguillo y Alberto Chessa
MANUEL DE LA FUENTE
Durante décadas h a sido el faro que ha iluminado la poesía aún en sus tiempos más sombríos, cuando la lírica se debatía por las esquinas de un país martirizado por el hambre, la pobreza, la posguerra. Aquella España que Jaime Gil ... de Biedma inmortalizó en sus versos: «Con luz de atardecer, sobresaltada y triste, se salía a las calles de un invierno poblado de infelices gabardinas, a la deriva, bajo el viento». Es el Premio Adonáis de la Editorial Rialp que, creado en 1943 , ha llegado a su edición número 64, y que ha sido otorgado al poeta José Gutiérrez Román por su libro «Los pies del horizonte». El jurado, compuesto por Carmelo Guillén Acosta, Joaquín Benito de Lucas, Julio Martínez Mesanza y Eloy Sánchez Rosillo, también concedió dos accésits, concretamente, a Francisco Javier Burguillo López, por su obra «Musa de fuego», y a Alberto Chessa por el poemario «La osamenta».
Para comprender en toda su dimensión lo que este premio ha representado para la poesía española, baste repasar alguno de sus ganadores y accésits. La nómina resulta, en muchos casos, profética. Tomen nota:
José Hierro («Alegría», 1947); Ricardo Molina («Corimbo», 1949) ; José García Nieto («Dama de soledad», 1950); José Manuel Caballero Bonald («Las adivinaciones», accésit, 1951); Claudio Rodríguez («Don de la ebriedad», 1953); José Ángel Valente («A modo de esperanza», 1954) y José Agustín Goytisolo («El retorno», accésit); Ángel González («Áspero mundo», accésit 1955); Francisco Brines («Las brasas», 1959) y Antonio Gala («Enemigo íntimo», accésit); Félix Grande («Las piedras»; 1963); Diego Jesús Jiménez («La ciudad», 1964); Ángel García López («A flor de piel», 1969) y Manuel Ríos Ruiz («Amores con la tierra»; accésit); Blanca Andreu («De una niña de provincias que se vino a vivir en un chagall», 1980) y José María Parreño («Instrucciones para blindar un corazón», accésit); Miguel Ángel Velasco («Las berlinas del sueño», 1981); Luis García Montero («El jardín extranjero», 1982 ) y Fernando Beltrán («Aquelarre en Madrid», accésit); Amalia Iglesias Serna («Un lugar para el fuego», 1984); Juan Carlos Mestre («Antífona de otoño en el valle del Bierzo», 1985); Juan Carlos Marset («Puer profeta», 1989) y Aurora Luque («Problemas de doblaje», accésit); Ana Merino («Preparativos para un viaje», 1994); Joaquín Pérez Azaústre («Una interpretación», 2000).
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete