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Colombia elige presidente con el dilema de la paz o la continuidad del conflicto

El aspirante a la reelección Juan Manuel Santos se enfrenta a Óscar Zuluaga luego de una campaña en la que los diálogos con la guerrilla de las FARC han sido protagonistas

Colombia elige presidente con el dilema de la paz o la continuidad del conflicto AFP

Diego Alarcón Rozo

La campaña para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia ha estado marcada por la diferencia interna entre los partidos que ya salieron de la contienda. El presidente Juan Manuel Santos, quien aspira a ser reelecto, y Óscar Iván Zuluaga, el candidato del expresidente Álvaro Uribe, permanecen en un empate técnico en las encuestas, con un porcentaje de intención de voto cercano al 48%. Esta realidad hace previsible que el peso de la elección recaiga en quienes votaron en blanco (6%) en la primera ronda del 25 de mayo y los llamados «indecisos», a quienes los guiños de los candidatos no les han faltado.

Por el lado de Zuluaga, más allá del enorme peso electoral que le concede ser el ungido por Uribe, ha recibido el apoyo de la excandidata del Partido Conservador, Martha Lucía Ramírez. No obstante, una facción de la bancada conservadora, compuesta fundamentalmente por legisladores, manifestó su apoyo al presidente. Por otra parte, la idea que ha destacado Santos, asociando a su reelección el futuro del proceso de paz que el g obierno adelanta con la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), le ha concedido el apoyo de movimientos de izquierda que tradicionalmente se han opuesto a sus políticas.

Tal es el caso del Polo Democrático Alternativo. Quien fuera su candidata a la presidencia, Clara López, se negó a poner a su electorado en la orilla de alguno de los dos candidatos, aunque confesó que personalmente apoyaría a Santos con su voto. Sin embargo, uno de los referentes de la formación política, el senador Jorge Enrique Robledo, se ha mantenido firme en su defensa del voto en blanco. En el caso del movimiento ‘Progresistas’, que durante la primera vuelta acompañó al candidato de la Alianza Verde, Enrique Peñalosa, manifestó públicamente su apoyo al presidente, mientras que el excandidato de la alianza, optó por mantener la neutralidad para las elecciones del domingo.

Así que las ideas políticas de los adversarios en contienda han dividido a las coaliciones que anteriormente se formaron alrededor de algún candidato. Zuluaga ha criticado al presidente por usar políticamente la bandera de los diálogos con las FARC y el mandatario ha hecho lo propio, sentenciando que su rival suspenderá las negociaciones en caso de llegar al poder. En Colombia la aversión del expresidentes Uribe a la guerrilla es bien conocida, como sus posturas frente al proceso de paz, al que considera ilegítimo.

Allí se ha concentrado el juego de Zuluaga, en su postura férrea contra la guerrilla, mientras que los sectores que están con Santos concentran sus críticas en los numerosos escándalos de corrupción y abuso de poder que aparecieron durante el gobierno Uribe (2002-2010), del que paradójicamente, Santos formó parte. La campaña, que ha vinculado a personajes del espectáculo y viejos líderes de la política tradicional, ha conducido a una disyuntiva que se ha simplificado para el electorado: Los que apoyan a Santos quieren cesar el conflicto armado que cumple más de 50 años en el país y los que apoyan a Zuluaga que no contemplan la idea de que los guerrilleros puedan integrarse a la vida política del país precedidos de la estela de la violencia.

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