«Argentina debe dar tiempo a Messi»
Su diatriba cuando bajó River es un bombazo en la web. Así piensa Atilio Costa Febre, mítico locutor argentino
CARMEN DE CARLOS
Lo repite sin arrepentimiento: «Ratas, devastadores, ladrones… Se llevaron todo del club». Atilio Costa Febre, «el relator de radio» —como se define a sí mismo este locutor argentino—, estalló como una bomba de relojería cuando River Plate descendió a segunda división (Nacional B) tras empatar ... con Atlético Belgrano. La retransmisión de aquel encuentro , que terminó en una batalla campal entre los aficionados y las fuerzas de seguridad, cruzó las fronteras de lo deportivo. El periodista, en directo, puso en duda la virtud de las madres de los que mandan en el club de sus amores, pidió «pasar la escoba a fondo» por los despachos de sus administradores y desafió a los dirigentes: «Chúpenme los hue...».
En la sede de Radio Mitre de Buenos Aires, Costa Febre considera que no tiene que justificarse. « Expresé lo que sentía el hincha que estaba en su casa . Soy un profesional que piensa que se puede hacer periodismo y defender al mismo tiempo la camiseta. La gente me conoce y me respeta. Digo lo que pienso y si alguien se sintió ofendido que recurra a los tribunales».
Dos semanas después del «día más triste de mi carrera», a Costa Febre todavía le cuesta encajar el golpe que recibió «La Banda», uno de los sobrenombres de River. «Es una situación antinatural. Para entenderlo, piense en un descenso del Real Madrid . Es inimaginable. Por eso sufrimos más». El impacto en Argentina del batacazo de River, cuna del genial Di Stéfano, Higuain y Mascherano, entre otros, llegó a compararse con la muerte de Carlos Gardel. «Una exageración», observa el periodista antes de ilustrar el sentimiento del hincha de River con una imagen más quirúrgica: «Es como si le hubieran amputado un brazo o una pierna».
Corrupción, la palabra maldita de Argentina y del fútbol, se atraviesa en la situación, cercana la quiebra, de River. «No lo digo yo —advierte—, lo reconoce hasta Passarella (presidente del club). River está devastado. Le debe el 75 por ciento de las primas a los jugadores, pero en los últimos veinte años fue el club que mejor vendió a sus futbolistas. ¿Cómo lo explicas?». El club está cargado de deudas, pero también de violencia . «Los borrachos del tablón» son los «barras bravas» oficiales, un grupo de descontrolados, enriquecidos y con las manos manchadas de sangre. «Cumplen un papel deplorable. Hasta murió un hincha en sus peleas», recuerda Costa Febre. «Los barras no son patrimonio de este club. Están enquistadas en el fútbol argentino con la complicidad del poder político. Hasta que los gobernantes no tomen una decisión desde arriba, como hizo Inglaterra, van a seguir existiendo».
Paciencia con Leo
Encajando como puede estos «días de luto», este arquero (portero) aficionado en sus tiempos mozos lamenta el mal pie con el que arrancó Argentina en la Copa América (dos empates sin goles con Bolivia y Colombia), pero confía en la albiceleste. «Su potencial es enorme, hay que esperar. Yo les tengo fe».
Tiempo. «También es lo que falta para que Messi pueda brillar como en el Barcelona. Allí tiene un respaldo colectivo impresionante, cuenta con Iniesta y Xavi . Piezas que Argentina está buscando en su plantel». La Pulga no es profeta en su tierra. «Messi no recibe el amor de la gente porque aún no ha tenido una actuación que le consagre con la selección. Yo no tengo duda de que va a ser campeón del mundo. La gente olvida que es muy joven , quizás lo logré a la misma edad de Maradona». Pero algo tiene Messi a su favor, las pasiones no están polarizadas como le sucede al Pelusa. «Leo hizo toda su carrera en Barcelona; eso es una ventaja, porque al no jugar en equipos argentinos no genera división».
España ha llegado a la cumbre del fútbol mundial para quedarse. Costa Febre está convencido. «Aragonés y Del Bosque han sabido aprovechar una generación futbolista espectacular. Ahora la tarea es encontrar reemplazos a los grandes jugadores, buscar en divisiones inferiores, en la cantera para no quedarse solo en una generación. En España son conscientes de eso. No creo que se apague ese fuego de campeones ».
Un único temor le atravesó la mente cuando arremetía en la radio contra «la lacra» de River, «los chorros» (ladrones) que se llevaron todo y le tentaron para «enriquecerse»: podía perder el trabajo, dejar de hacer «El show del superclásico», pero prefirió jugarse el todo por el todo. «Por fortuna tuve un gran respaldo , aunque aquí me llamaron loco».
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