Los Thyssen, ¿de nuevo juntos?
De cara a la galería. Sobre todo a la exclusiva que ya está en imprenta y que se supone esta semana publicará la revista «Hola» -salvo que Junior se adelante a explicar lo suyo con sus hijos-, los Thyssen posaron felices y encantados en el ... primer cumpleaños de Sacha Thyssen Cuesta. El encuentro fue delante de más de cien invitados en el hotel Arts, donde se celebró la fiesta, que estoy segura le habrá encantado a nuestro presidente del Gobierno cuando proclama aquello de «los que tengan dinero tienen que gastar para animar el consumo». Al pie de la letra se han tomado Borja y Blanca ese consejo, puesto que lo que debía ser una fiesta infantil con abuelos y primitos se convirtió en un fasto, sólo comparable hoy a la estética rusa, donde no faltaron ostras, langostinos, champán rosé y demás lujos que por supuesto el bebé ni olió, que ya tenía bastante con los coches, peluches gigantes y demás regalos que le hicieron.
Durante el banquete me cuentan que la baronesa estuvo encantada. Primero porque no estaban las dos personas que había vetado, su ex amiga Leo Sabanés y la madrina de boda de su hijo, Chelo García Cortés, quien la víspera decidió no acudir para que tuvieran la fiesta en paz y la exclusiva a salvo -le mandó un sms a la baronesa para comunicarle que no iría-. Tita se sentó con su fiel Antonio Salcedo, mientras que la mesa presidencial la ocupaban Borja y Blanca y unos amigos y en otra se colocaban los Cuesta. Una vez más, Tita se salió con la suya con el consentimiento de su obediente hijo Borja. Lo que ya no pudo es celebrar la fiesta en su casa de San Feliú y de ahí que las mellizas se quedaran en casa.
La sorpresa la dio Tita cuando al final de la fiesta se fue sola hasta la mesa de los Cuesta y besó a sus consuegros. A más de uno se le cayó la copa de champán rosé del susto. Lo que no sé es qué película me cuadra más para esa escena si «Luz de gas» o «Volver a empezar».
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