«Final Fantasy VII Remake»: Midgar vuelve más profunda y realista

«La calidad tenía que ser perfecta y tuvimos que experimentar mucho para alcanzarla. Teníamos una buena estructura y diseño, pero, obviamente, se tardó mucho en encontrar la mejor forma de lanzarlo. Por eso el desarrollo duró tanto», explicaba a ABC el director del videojuego, Yoshinori Kitase, hace algo más de un mes.

Cabe recordar que, en los últimos tiempos, los plazos de desarrollo se han incrementado notablemente. Especialmente en los títulos más ambiciosos. Sin embargo, toda espera -o casi- tiene su fin . «Final Fantasy VII Remake» ya es una realidad; al menos para los jugadores de PlayStation 4. Y, después de muchas (muchísimas) horas escudriñándolo, queda claro que la espera ha merecido la pena. Que Square Enix ha lanzado, posiblemente, el mejor videojuego de 2020 hasta el momento .

A nivel narrativo la obra no lleva a confusión. Estamos ante una propuesta que recoge mucho de lo que los jugadores descubrieron en la primera sobremesa de Sony. Pero hipervitamido . Enriquecido hasta el extremo gracias a la tecnología actual, capaz de ofrecer una profundidad imposible hace dos décadas. También a un apartado gráfico y sonoro a la altura de las mejores propuestas de la generación.

Igual que en los noventa, la historia gira en torno al misterioso mercenario Cloud Strife , quien, después de pasar unos años sirviendo en el cuerpo militar Soldado, se ve envuelto en la lucha sin cuartel del grupo ecoterrorista Avalancha por salvar Midgar. Para ello, debe combatir a la compañía Shinra , que se dedica a la extracción una sustancia energética vital para la supervivencia del planeta llamada mako .

El esquema que sigue la historia es bastante lineal . Por un lado, hay episodios dedicados en exclusiva a volar reactores plagados de robots, monstruos y soldados en los que el jugador no cuenta con libertad de movimiento. Por el otro, se encuentran las partes en las que la historia se desarrolla en las barriadas de cada sector, donde el usuario sí puede parar, aunque sea por un momento, y explorar el mundo de Midgar. Desde el decadente sector 7, en donde se encuentran los miembros de Avalancha, hasta el nocturno y festivo sector 6, pasando por el florido sector 5. Aunque la historia atrapa desde el primer momento, cuenta con fases algo tediosas que ofrecen poco, o directamente nada, en lo jugable y en lo narrativo.

Con el paso de las más de 30 horas que dura el videojuego, se irá desvelando la razón de ser de cada uno de los personajes. Square Enix ha querido prestar algo más atención a los «segundones» de Avalancha , como Jessie o Wedge, a los que en la obra original no se les hacía demasiado caso. También, evidentemente, se van añadiendo nuevos miembros al grupo. Aunque Cloud es el protagonista, lo más normal es que durante la acción el usuario tenga a su disposición otros personajes controlables. Y dependerá de su pericia con cada uno que el título le termine resultando más o menos exigente.

Cuando ABC tuvo oportunidad de probar el juego a finales de febrero, ya destacó sus gráficos como su sonido. También su sistema de combate que, después de haberle dedicado más tiempo, ha demostrado ser tan rico como fácil de comprender e, incluso, dominar.

Como en toda obra de rol, el jugador tiene que ser consciente del enemigo al que se enfrenta y buscar sus puntos débiles. No es lo mismo combatir con Cloud y su enorme espada o con Tifa y sus puñetazos y patadas, que con el enorme Barret y su ametralladora o Aeris y su magia. Igualmente, será importante dedicar tiempo a escoger las materias que se llevan engastadas en las armas. Se pueden encontrar tanto desperdigadas por el mapa como en las tiendas, y de ellas dependen los hechizos y las habilidades que estarán disponibles durante el combate.

Decíamos antes que lo más normal es que durante el desarrollo de los combates el jugador tenga más de un personaje controlable a su disposición. Cada uno ofrece algo diferente y es aconsejable alternar entre ellos durante la lucha. Especialmente a la hora de enfrentarse a un jefe o a un enemigo duro de pelar. Si se hace debidamente, la obra no tiene porque hacer sudar en exceso a quien agarra el mando. Aunque eso no implica que sea un paseillo, ni mucho menos. Resulta bastante fácil que un enemigo se atragante y obligue a realizar varias intentonas para derrotarlo.