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ANÁLISIS

Probamos Amazon Alexa en español y sus altavoces inteligentes Echo: ¿cuál me compro?

La llegada a España de la familia de cinco dispositivos del gigante del comercio electrónico acelera la transformación del hogar para controlar algunas tareas por voz al giual que Siri o Google Assistant

VIDEO: DAVID CONDE

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La voz como vehículo para controlar los aparatos electrónicos que nos rodean. La voz para realizar tareas mundanas con facilidad y realizando varias cosas sin preocupación. Los altavoces inteligentes forman parte de un ecosistema por el cual los fabricantes de tecnología aspiran a aterrizar en el hogar de millones de familias. Google, Apple o Amazon son los principales implicados en esta nueva batalla tecnológica que, ahora, se traslada a España.

Las tres empresas han lanzado recientemente sus dispositivos. La que ha tirado la casa por la ventana, nunca mejor dicho, es Amazon, que ha traído cinco de sus altavoces inteligentes Echo . Esto ha sido posible gracias a que el «cerebro» que los mueve, el asistente digital Alexa, ha sido «entrenado» por fin (y tras varios meses) hablar en español, el segundo idioma más hablado del planeta.

Aunque todavía debe evolucionar, el sistema de reconocimiento es muy preciso, aunque muchas veces el software no entiende nuestra petición y obliga a repetirla o conjugarla de otro modo. Gracias a estos aparatos, los usuarios pueden realizar múltiples funciones en su día a día. Hay miles de ejemplos. Desde pedir una hamburguesa, recibir información del tráfico , saber si va a llover a lo largo del día o escuchar las noticias. Pero, también, controlar otros aparatos electrónicos domésticos como un sistema de iluminación, reproducir contenido multimedia en tu televisor o gestionar la temperatura del salón.

Guerra de compatibilidades

Son algunas de sus posibilidades, aunque este tipo de altavoces inteligentes, pese a su notable aportación, abre la puerta a una guerra de compatibilidades. Uno debe ser consciente de lo que en este caso Amazon Echo soporta. Que no es poco, pero no es todo lo habido y por haber. En España ha debutado con 18 dispositivos de 8 marcas distintas como Bose, Harman Kardom, Energy Sistem, Netatmo, Grundig, Philips o Sonos. Desde televisores, altavoces, auriculares, bombillas.

Es el asistente que por ahora mejor adopción está teniendo, sobre todo en el mercado norteamericano donde lleva ya dos años a la venta. Acumula el 46% de cuota de mercado en los últimos meses y, solo por esta cuestión , es fácil hincarle el diente. Porque ofrece muchas posibilidades. Y muchos dispositivos distintos, adaptables a cada entorno. Es cierto que la convicción de la compañía es querer «vender» al usuario los cinco productos para lograr una experiencia acorde a sus intereses. Pero de los altavoces disponibles, el Echo es la opción «normal». Fue el primero que se inventó y el más equilibrado de todos sus hermanos. Aunque la familia se completa con otros tantos, que depende del uso y de los intereses los consumidores pueden decantarse por uno u otro .

El Echo Dot es el más pequeño de todos. Aunque su naturaleza primigenia proviene de ser un mero altavoz, su potencia sonora es más bien limitada, con lo que si se desea tener un reproductor en condiciones es posible que más de uno lo descarte. A priori tiene más vocación de compañero de todos los demás. Por contra, uno de los más evolucionados es el Echo Plus , cuyas dimensiones no difieren mucho del Google Home -su principal rival- y la calidad de audio es bastante agradable. Es más, para una habitación «normal» requetesobra.

Tanto sonidos medios como graves se proyectan de manera acorde a sus características . Su sonido es más claro y perfectamente puede ser empleado como mero altavoz para escuchar música. Dispone de un altavoz «tweeter» de 0,7 pulgadas para potenciar los agudos y un «woofer» más poderoso, de 3 pulgadas. En conjunto, se escucha meridianamente bien porque, además, se puede mejorar la experiencia gracias a un subwoofer que le dota de una mayor profundidad a los graves. Se llama simplemente «Sub», pero si se quiere utilizar para escuchar en condiciones música su compra es casi obligada. Incluyen una clavija «minijack» para conectar otros altavoces tradicionales.

Su comportamiento tampoco difiere del resto de sus hermanos, aunque cuenta con una particularidad ; dispone de un sensor térmico integrado con lo que si se le pregunta la temperatura puede informar de las condiciones de la propia habitación en el que se encuentra. También dispone de un sistema compatible e integrado para equipos de iluminación o cerraduras inteligentes. Por su parte, el modelo Echo Spot es un extraño altavoz, pero muy práctico, dentro de la familia de Amazon. De estética circular, el dispositivo cuenta con una pequeña pantalla de 2.5 pulgadas que sirve , entre otras cosas, para realizar videconferencias y capacidades multimedia para poder reproducir contenido directamente. Por sus pequeñas dimensiones, puede estar perfectamente indicado para el dormitorio, puesto que aparece por defecto un reloj. Así que puede servir incluso a modo de despertador. En caso de tener disponible cámaras de vigilancia conectadas a internet también es posible tener acceso directo a las imágenes.

«Skills», una diferencia notable y controvertida

La manera de operar de todos ellos es prácticamente la misma. Por medio de comandos de voz, los usuarios pueden recibir todo tipo de información y realizar varias tareas. Incluso pedidos directos de productos, no solo de la tienda de Amazon , que está perfectamente bien integrada para bien o para mal, pero también hacer otro tipo de sugerencias. Parte de sus virtudes se debe a las llamadas «skills», que actúan a modo de microaplicaciones o comandos de voz. Hay miles, según la compañía. Pero este es, sin embargo, un aspecto algo controvertido, en realidad. A diferencia de otros rivales, estos altavoces tienen una base de instrucciones inicial, pero se pueden ir activando otras tantas gracias a los desarrollos de terceros que se pueden encontrar. Es decir, para poder hacer una petición una marca en particular hay que marcarlo previamente desde la «app».

Problema: hay que ir descubriéndolas . Aunque están bien categorizadas desde la aplicación para móviles (iOS y Android) desde donde se gestiona la experiencia, si se quiere, por ejemplo, escuchar ciertos cuentos infantiles o reproducir sonidos ambientes es necesario activarlas. Este planteamiento, a su vez, abre la puerta a una futura monetización de «skills». Su integración parece lógica; Amazon, a diferencia de Google, no cuenta con un motor de búsqueda de internet. Y, también a diferencia de Apple, basa parte de su negocio en los datos personales de los usuarios, con lo que su modelo está más o menos definido.

En la práctica, utilizar estos aparatos es fácil, aunque de primeras uno siente ciertos recelos de montar un sistema que está continuamente escuchando. Es cierto que tampoco hay que ser conspiranoico, puesto que para invocar a los altavoces hay que pronunciar una palabra mágica, «Alexa», como previo paso para preguntarle. Tiene un rango de alcance muy amplio y el software es sensible y preciso, además de rápido. Para poder utilizarlos, además, se requiere de una cuenta de Amazon. La experiencia es más eficiente siendo usuario del servicio «Prime» , con lo que se puede vincular el servicio de música Amazon Music, pero también en Spotify o TuneIn como reproductor predeterminado.

Además de estas posibilidades, Alexa permite crear rutinas para los usuarios. De tal manera que el sistema puede realizar diversas acciones, como ofrecer información del tiempo o encender las luces, cuando se le ordene con una frase personalizada. O crear listas de la compra, para que no se nos olvide lo que debemos de traer a casa. Dándole acceso a la lista de contactos del móvil, los altavoces pueden servir como manos libre. Todas estas operaciones se canalizan a través de una aplicación cuyo proceso de configuración es bastante intuitivo pero requiere de un tiempo para emparejarlo .

A partir de entonces, los usuarios tan solo deben pedirle cualquier cosa al dispositivo, siempre precedido de Alexa. En ese preciso instante un anillo de color azul que abraza al altavoz indicará que está «escuchando» tu petición. Se hace a través de un lenguaje natural, que va aprendiendo de los hábitos constantemente conforme más se utilice, aunque la voz de Alexa, aunque trabajada y depurada, sigue estando algo enlatada y robótica. Es un detalle que en el futuro puede evolucionar hacia una interactividad más familiar.

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