«¡Ha sido todo un estreno de lujo!»
La expectación se mantiene año tras año en el Salón de Loterías, a pesar de que el guión se repite. El mismo ritual; la fila en la calle repleta de caras somnolientas; los cafés para aguantar el frío; la ristra de números en juego a ... controlar; los disfraces de quienes desean acaparar la atención mediática...
Y toneladas y toneladas de emoción e ilusiones intactas pensado en que la suerte, esta vez, puede pasar por su lado, este año, aumentadas, por culpa de la maldita crisis. «A ver si se va de una vez. ¡Sería un buen Gordo!», decía Montse, llegada desde Tarragona.
Ese era el deseo general de las 300 personas que abarrotaban la sala. «Y, si de paso, nos tocan unos eurillos, pues no les vamos a hacer ascos», explicaba Julián, que se disponía a ver en directo lo que toda la vida ha visto u oído por la tele. «Es muy divertido. Pienso repetir». A las 9.10 los bombos comienzan a girar y los ánimos están muy altos. Todo puede pasar.
Era el caso de Agustín, un parado de Pinto. «Pido un pellizquillo que me quite el agobio del paro y de la hipoteca», explicaba soñando en voz alta y fabricando su particular cuento de la lechera.
Por repetir, repetían lo habituales «freaks» de todos los años, que no se pierden esta cita y son los otros protagonistas del día, mientras los niños del Colegio de San Ildefonso, a la espera de alguno de los premios grandes, entonan el soniquete de «mil euuuros». Uno de ellos es el abulense Enrique. Lleva un cartel que reza: «Que el Gordo no me dé calabazas», y, por si acaso, lleva todo el cuerpo cubierto de ellas. La tan traída crisis parece que ha hecho mella en el público. Hay menos gente disfrazada y menos gorros. Eso sí. Ha vuelto Liz desde Benidorm, disfrazada de hada con varita y todo. Y el ciudadrealeño que lleva un traje con 40 kilos de pesetas...
A pesar de todo, se perciben cambios: la superioridad numérica femenina entre los niños de San Ildefonso, que este año son más niñas que nunca: 24 de los 36 que participan en el sorteo. Incluso en una de las tablas, la quinta, hubo pleno. La tranquilidad se quebró a las 11.38 cuando tronó la voz de Yahaira Gonzaga y el número más deseado: 78294 al que le puso voz Alicia Rodríguez.
A escasos minutos, cantó el segundo, 53152, y, por si no era bastante, un quinto.... «¡Ha sido todo un estreno de lujo!» repetían las pequeñas al finalizar su tabla. El año pasado estuvieron detrás de los bombos. Con los ojos brillantes, Alicia intentaba poner palabras a su emoción, mientras que su tímida compañera en el reparto de la suerte, natural de Ecuador, explicó que vive con su madre en Madrid y que «me he puesto muy nerviosa». Los otros niños que extrajeron las bolas, repetían: «¡Qué alegría!».
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