Apple paga 47 millones de euros para usar el nombre iPad en China

Según ha confirmado el Alto Tribunal de la provincia de Cantón (Guangdong), al sur de China, Apple ha abonado a Proview , una empresa tecnológica radicada en la ciudad de Shenzhen, 60 millones de dólares (47 millones de euros) para que retire la denuncia que había interpuesto contra el uso comercial de la denominación iPad en este país.

La firma de Cupertino se había hecho con los derechos de dicho nombre al comprárselos a la filial taiwanesa de Proview, creyendo que incluían también a la China continental. Pero la oficina de Shenzhen, acuciada de deudas, argumentaba que sólo se referían a dicha isla, que es de hecho un país independiente de China, y por tanto había que pasar de nuevo por caja.

Además de solicitar a los autoridades la prohibición de la venta, importación y exportación del iPad, Proview reclamaba a Apple 400 millones de dólares (317 millones de euros). A finales del año pasado, un tribunal cantonés falló en contra de Apple, pero otras dos demandas similares fueron rechazadas en Shanghái y en California y pocas ciudades se atrevieran a requisar los iPad hasta que se resolviera el litigio.

Para acabar de una vez por todas con este «culebrón» legal, la marca de la manzanita ha tirado de chequera con el fin de que nada ni nadie dificulte su expansión por China, que ya se ha convertido en su segundo mayor mercado después de Estados Unidos . Tras lograr una facturación récord de 81.625 millones de euros en el año fiscal 2011, cuando sus beneficios netos alcanzaron los 19.500 millones, desembolsar 47 millones de euros para librarse de un dolor de cabeza se antoja calderilla, pero en Proview ya se están frotando las manos con el trato.

«Antes pensábamos obtener lo suficiente para solventar nuestras deudas, pero tenemos que decir que ha sido una opción práctica. Se trata de un acuerdo razonado y del fin de la demanda en China», reconoció a la agencia France Presse un abogado de la firma tecnológica, Xie Xianghui.

De esta manera, Apple tiene el camino despejado para seguir no sólo vendiendo su «tableta» en el mayor mercado del planeta, sino también fabricándola. Aunque diseñados en la soleada California, todos los aparatos electrónicos de la marca se ensamblan en las cadenas de montaje de la gris y contaminada China, sobre todo en las fábricas del gigante taiwanés Foxcoon repartidas por la sureña provincia industrial de Cantón.