Vítores a Irene Montero en su despedida y abucheos para Carmen Calvo
Los morados plantan cara al feminismo tradicional que defiende la nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, quien se llevó silbidos cuando dijo «alabar profundamente» a la exvicepresidenta del Gobierno
El epitafio político de Montero: «Algo habremos hecho»
Qué es la teoría queer y qué tiene que ver con los trans
Al micrófono se escucharon los nombres completos de las ministras: «Ana María del Carmen Redondo Garcíarecoge la cartera de manos de Irene María Montero Gil«. Y el María es lo único que compartieron la titular entrante y la saliente del Ministerio de Igualdad. Porque, con palabras asertivas, pero la escisión quedó manifiesta en este traspaso del maletín por las dos partes y sus acólitos. El acto sirvió para escenificar la tensión que existe entre socialistas y morados, así como entre las dos corrientes del feminismo en que se ha dividido el movimiento en España durante la última legislatura.
Los abucheos, silbidos y vítores en la sala donde se produjo el traspaso de poderes lo dejaron meridiano. Al puñal que utilizó Irene Montero contra Pedro Sánchez le continuó un dardo algo más liviano contra Redondo. «Ministra, te desearía suerte pero creo que no es lo más importante que necesita una ministra de Igualdad. Te deseo que te rodees del mejor equipo, que nunca te dejen sola y que tengas valentía para incomodar a los hombres amigos de 40 y 50 años del presidente del Gobierno», le dijo a su sucesora, que escuchaba de pie, unos pasos por detrás y con rictus serio. Entre el público, la parte morada del auditorio aclamaba con aplausos las palabras de Montero, mientras la otra mitad mantenía la compostura.
Se le quebró la voz a Montero y miró a las suyas, a su jefa de gabinete Lidia Rubio, a su número dos, Ángela Rodríguez 'Pam', a quien dio un efusivo abrazo antes de saltar a la tarima y a su compañera y secretaria general de su partido Ione Belarra. Fue el momento en el que la carga emocional pudo con la fingida calma que trataba de mantener Montero. Recordó la presión que vivió con el resto del Ejecutivo a la contra cuando la entrada en vigor de la 'ley del solo sí es sí' permitió que cientos de condenados por violación vieran reducidas sus penas e incluso salieran de la cárcel y el PSOE se alió con el PP para reformar y contraprogramar su norma.
El codiciado cetro en la izquierda
En la sucesión de Igualdad, el cetro más codiciado en la izquierda, el tono con que moduló su intervención Redondo (Valladolid, 1966) fue otro. La ya ministra pidió paciencia, agradeció el «intenso trabajo y esfuerzo de Irene Montero por reinvidicar la igualdad en todos los ámbitos» y tuvo un emotivo guiño a una de sus dos hijas, a su hermana y a su marido presentes.
La pulla política vino disfrazada. «Admiro profundamente a Carmen Calvo» y la sala estalló. Redondo también dijo admirar a José Luis Rodríguez Zapatero, que ha trabado una amplia amistad con Montero en estos últimos meses y ahí nadie saltó. Pero al citar a la política cordobesa, a quien el transfeminismo denomina 'terf' (transexual excluyente) porque dicen que no remó a favor de sus derechos durante su etapa en el Ejecutivo, un sector presente en la sala, como la presidenta de la Plataforma Trans, Mar Cambrollé, repudiaron la loa. Lo cierto es que con una sola frase, Redondo logró marcar distancia con su antecesora desde sus primeros compases en el departamento.
Como se recordará, Calvo mantuvo una aguerrida guerra con Montero por señalar que su norma para el colectivo trans no era posible, no tenía encaje jurídico. Hasta que Sánchez apeó a Calvo de esa liza y forzó su salida del Gobierno en julio de 2021. Ayer no pasó inadvertido para nadie que cuando hablaba Redondo, una parte del público aplaudía y otro no. Calvo había confesado el día antes ser de las primeras: «Soy la segunda mujer más contenta» en el país por la vuelta a Igualdad del socialismo.
La también –como Calvo– doctora en Derecho Constitucional socialista había comenzado el día en la capital protagonizando una de las anécdotas más 'feministas' de las tomas de posesión de los 22 ministros en La Zarzuela, ante el Rey. Prometió su cargo y añadió la coletilla... «Consejo de Ministros... y ¡de Ministras, por supuesto!. Hubo risas. Poco después, una vez ya en el ministerio, nuevamente la importancia del lenguaje escogido por ambas titulares fue igualmente sobresaliente. Redondo impuso el femenino (»todas, todos«) para conseguir »esa representación paritaria« que persigue. De hecho, prometió llevar hasta sus últimas consecuencias la ley de Representación Paritaria que nombró Sánchez en su discurso de investidura.
Y Montero hizo lo propio desde la que ha sido su oficina en la calle Alcalá, antes de abandonarla: «Os saludo a todas, todos, todes,compañeras, compañeros, compañeres«. Luego incluyó: «Poder decir 'todes', que era motivo de burla y de desprecio, y ahora es una responsabilidad institucional de reconocimiento de las realidades no 'binaries'» es una de las conquistas que se lleva. También se recordará que Montero sorprendió un día de precampaña a las elecciones autonómicas en Madrid, en 2021, usando por primera vez en su discurso términos como «'niñe', 'hije' o 'todes'».
Ese año, en el día del Orgullo, colocó una bandera con los colores del movimiento trans (rosa, celeste y blanco) en el balcón del departamento y lanzó un spot con el 'todes' como lema. Eso acabó por abrir las carnes del feminismo clásico, que se unió «contra el borrado de las mujeres» que preconizaba Podemos.
Cisma evidente
El movimiento siempre ha caminado desunido en la última legislatura, un ritmo paralelo que se ha evidenciado sobre todo en las marchas contrapuestas del 8 de marzo, Día de la Mujer.
Más allá de la agria despedida, con disparo político incluido de Montero, el traspaso de carteras abundó en ese reto para el equipo entrante. Redondo tiene por delante la laboriosa tarea de reconciliar al movimiento feminista más tradicional con el que han impuesto los morados. La doctrina 'queer' ha imperado en las políticas que ha desarrollado el ministerio los últimos cuatro años, una tesis para la que no existen géneros biológicos sino construcciones sociales y culturales del ser. No será fácil, puesto que los intereres de las asociaciones de la órbita del feminismo más clásico y el 'queer' están muy enfrentados.

Montero acudirá a una marcha el 25-N; asociaciones de mujeres piden que Redondo vaya a otra para evidenciar la ruptura
Redondo vaticinó, con un tono neutro, que defenderá el «diálogo, diálogo y diálogo» entre esos espíritus disconformes.
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Pero a la misma hora, se presentaba un acto de protesta para el sábado, Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer, donde Montero acompañará a unas asociaciones (Comisión 8-M) y otras (Feministas al Congreso, Consejo de las Mujeres de Madrid, En Clave Feminista...) pedían a Redondo que las arrope en otra.
Además, las segundas demandaban a la nueva ministra una reunión «pronta y rápida que logre romper el muro» que levantó Montero, que «no supo escuchar –aseguraron– a las mujeres».
Por la tarde, Redondo se estrenó en una entrega de premios seleccionados por el anterior equipo (entre ellos la exedil del PP Nevenka Fernández) e instó a salir a la calle el 25-N ante el «peligro» de la «extrema» derecha. Otra cosa que une a las dos dirigentes amén del nombre.
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