traspaso de carteras en igualdad
Irene Montero entrega Igualdad a Ana Redondo: «Ten valentía para incomodar a los amigos de 50 años de Pedro Sánchez. Él nos echa del Gobierno»
Alerta a la vallisoletana de un complot frente al ministerio: «La ofensiva reaccionaria está organizada desde sectores profundos del Estado»
«Confía, coño», la camiseta reivindicativa de Irene Montero en su despedida del Ministerio de Igualdad
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Iniciar sesiónIrene Montero no ha querido dejar pasar su última oportunidad ante un micrófono de una institución pública para convertir el traspaso de carteras en un mitin político y revolverse ante Pedro Sánchez, quien las «echa» del Ejecutivo (a ella y a Ione Belarra) ... por, según ha dicho, «poner las instituciones al servicio del avance de los derechos feministas». Las palabras han sido recibidas con una mezcla de estupefacción y sorpresa por un auditorio totalmente dividido entre los que jaleaban abiertamente a Montero y quienes trataban de mantener la calma en espera de que la nueva ministra, Ana Redondo (Valladolid, 1966), tomara la palabra.
Una fragmentación entre el público que ya se había hecho evidente momentos antes, cuando Montero había tratado de involucrar a su sucesora en su batalla contra Pedro Sánchez. «Ministra, te desearía suerte pero creo que no es lo más importante que necesita una ministra de Igualdad. Te deseo que te rodees del mejor equipo, que nunca te dejen sola y que tengas valentía para incomodar a los hombres amigos de 40 y 50 años del presidente del Gobierno«, le ha dicho a su sucesora, que le escuchaba de pie, unos pasos detrás y con rictus serio. Entre el público, la parte morada del auditorio aclamaba con vítores y aplausos las palabras de Montero, mientras la otra mitad mantenía la compostura.
Ha sido el momento en el que la carga emocional ha podido con la fingida calma que Montero ha tratado de mantener en todo el acto. La voz rota y temblorosa al pronunciar el «que nunca te dejen sola» ha puesto en evidencia sus peores momentos y temores. Como la presión que vivió desde el resto del Ejecutivo cuando la entrada en vigor de la 'ley del sólo sí es sí' permitió que cientos de condenados por violación vieran reducidas sus penas e incluso salieran de la cárcel.
Montero no ha dejado ni un solo detalle a la improvisación. Sus muñecas, hoy desnudas, no han servido esta vez como soporte para eslóganes políticos de pulseras moradas, con la bandera republicana o pañuelos verdes a favor del aborto. Esta vez el mensaje estaba en lo que vestía. Pantalón de tela príncipe de Gales con juego de distintos tonos morados, con un chaleco a juego, desabotonado, de forma que apenas cubría el discreto lema bordado en blanco sobre la camiseta blanca: «Confía, coño». Una máxima que suena a mantra de autoayuda para la nueva etapa política que ahora comienza, lejos del foco, una vez despojada tanto del escaño en el Congreso como del ministerio.
Más allá de la agria despedida, con disparo político incluido, de Montero, el traspaso de carteras también ha servido para evidenciar las diferencias que tendrá a partir de ahora el ministerio. Ana Redondo, recién aterrizada en Madrid, llega para hacerse cargo de la laboriosa tarea de reconciliar al movimiento feminista más tradicional y con el que han impuesto los morados. La doctrina 'queer' ha imperado en las políticas que ha desarrollado el ministerio los últimos cuatro años, una tesis para la que no existen géneros biológicos sino construcciones sociales y culturales del ser.
Este relevo es más que un traspaso de carteras. Significa la ida y vuelta de una bandera de la que tanto socialistas como podemitas han querido apropiarse, la de la igualdad y los avances sociales para colectivos como el LGTB. Así, si Montero le pedía que se cuidara de los «hombres amigos del presidente», la nueva ministra ha comenzado su discurso agradeciendo a Pedro Sánchez «la confianza depositada en mi». «No sé si merecida, habrá que demostrarlo», ha continuado.
También ha sido significativo el uso del lenguaje. Montero, que antes de hablar ha dado un efusivo abrazo a su número dos, Ángela Rodríguez 'Pam', ha comenzado por saludar con el ya clásico «todas, todos y todes» y 'compañeres' y ha reivindicado entre sus logros que «poder decir 'todes', que hasta ahora era motivo de burla y de desprecio, y ahora es una responsabilidad institucional de reconocimiento de las realidades no 'binaries'». Pero en las palabras de Ana Redondo, en un tono más calmado y neutro, ha sobrado con «todas y todos» para agradecer el trabajo del anterior equipo en el ministerio para reivindicar la «igualdad en todos sus ámbitos».
Admiración hacia Carmen Calvo
Además, ha pedido paciencia con su labor, y ha dicho admirar profundamente a Carmen Calvo, con quien Montero protagonizó un enorme desencuentro durante la legislatura hasta el punto de provocar su salida del Ejecutivo de Sánchez, en el que era vicepresidenta. La alusión a Calvo -que ayer decía ser «la segunda [persona] más contenta de toda España» por el cambio en el Ministerio de Igualdad- ha vuelto a hacer patente la división del auditorio. Un rumor de fondo, y algunos abucheos, que la nueva ministra ha acallado elevando el tono de voz, ha sido la respuesta del sector podemita, con el que Ana Redondo ha marcado distancia con Montero desde los primeros compases.
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«Soy una servidora pública» y a esa tarea se ha encomendado la ministra, arropada en el acto por su hija Lucía, su hermana Marta y su marido, a quienes ha hecho referencia en sus palabras. También ha esbozado el reconocimiento que el comité internacional Cedaw ha dado a España por su labor frente a las desigualdades, lo que ha propiciado el aplauso del equipo anterior en Igualdad. Por último, Redondo ha señalado que sacará adelante la Ley de Representación Paritaria postulada por el presidente del Gobierno en su discurso de investidura, así como se entregará al esfuerzo de conseguir equilibrar la brecha salarial que distancia aún a hombres y mujeres.
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