La misteriosa historia del «Lagarto de Consolación» de Utrera
Tras siglos custodiando el santuario, el caimán ha salido por primera vez del templo para formar parte de una exposición
Alberto Flores
Todos los utreranos se han preguntado alguna vez por el origen de una misteriosa pieza que desde hace siglos se encuentra en una de las salas más conocidas del santuario de Consolación, el templo de la patrona de Utrera, la Virgen de Consolación . ... Se trata de un caimán momificado, al que en la actualidad le falta la cabeza y parte de alguna de sus extremidades, que ha custodiado el templo desde hace siglos y que se convierte en una muestra más de la enorme grandeza con la que cuenta la historia de la Señora.
Gracias a la puesta en marcha de la exposición «El tesoro de la Virgen. Donde habita el Consuelo» , esta singular pieza, conocida desde siempre en la ciudad como «El Lagarto de Consolación», ha salido por primera vez del santuario y puede ser contemplado desde cerca en las instalaciones de la casa Surga hasta finales del mes de febrero.
Son numerosas las teorías y las leyendas que se han barajado a lo largo de la historia a la hora de determinar el origen de esta pieza, pero lo cierto es que el misterio termina imponiéndose, sin que esté realmente documentado al 100% las razones que desembocaron en la presencia de este caimán en el templo utrerano.
La primera mención se hace en una leyenda de hace cinco siglos que dice que este reptil «emergió del pozo» que se sitúa en la sala denominada del lagarto, el lugar donde en 1520 Antonio de la Barreda puso la primera piedra de lo que posteriormente sería el santuario de Consolación. La leyenda indica que fue apresado, engrilletado y colocado en la sala en la que los utreranos lo han conocido de toda la vida.
Sin embargo, la explicación más razonable es que este caimán momificado fuese apresado en América tras el descubrimiento, posteriormente disecado y traído hasta Utrera, donde fue entregado a la Virgen a modo de ofrenda. A lo largo y ancho de la geografía española es posible encontrar casos parecidos en enclaves como El Viso del Marqués , en Ciudad Real, en Fuensanta (Córdoba) o en Santiago de la Puebla (Salamanca), e incluso también en la Catedral de Sevilla , donde la presencia de este tipo de reptiles da nombre popular a una de sus puertas: la del Lagarto.
Aquellos que conseguían hacer riqueza en tierras americanas traían a su vuelta estos terroríficos animales para impresionar a sus paisanos y los terminaban regalando a las iglesias para que se colocaran en lugares de preeminencia y pudieran ser admirados. En este caso, también hay teorías que apuntan al carácter simbólico de esta práctica, ya que tal y como se explica en la propia exposición, comisariada por Sebastián Martínez Zaya , «la presencia del lagarto en los templos cristianos y sobre todo en los dedicados a las advocaciones marianas, es una constante. Este reptil se relaciona con la personificación del pecado como triunfo de la Virgen sobre el mal del mundo».
Por ello, aunque sigue manteniendo un claro halo mítico, tiene cierta lógica la historia que cuenta el «Libro de Los Milagros» del santuario, que se ha reflejado junto a la pieza expuesta en la muestra: «Alejandro Corzo, italiano, pasando nadando por el río que llaman del Amor en el Pirú, junto a Paita, le salió un caimán y le asió por un brazo, y con gran impetú le llevaba debajo del agua para tragárselo; acordose de nuestra Señora de Consolación en aquella agonía, y como pudo invocó su Nombre debajo del agua, y prometió ponerle a la Virgen en su templo una tabla desta maravilla y así lo cumplió» .
Así, se debe entender que este señor Alejandro Corzo trajo a Utrera el caimán momificado que casi lo mató en tierras peruanas, pero que al invocar a la Virgen de Consolación, terminó salvándose. Por ello cobra fuerza la teoría de que se trata de un singular exvoto, porque en ningún momento se puede perder de vista que la Virgen de Consolación tiene una clara vocación americanista, y que en los siglos XVI y XVII adquirió una importante fama entre todas aquellas personas que cruzaban el Atlántico en busca de aventuras , y a Ella se encomendaban cuando la situación se complicaba. Siguiendo esta lógica el «lagarto de Consolación» sería un exvoto más, muy singular pero uno más de los miles de ellos que han llegado al santuario en los últimos siglos.
La Virgen de Consolación, adquirió tal fama de milagrosa que llegó a tener una colección de exvotos compuesta por más de 1.600 piezas , de las cuales en la actualidad sólo se conservan algo más de 400. Pero sin lugar a dudas, de toda esa espectacular colección, uno de los elementos más enigmáticos y curiosos es el querido lagarto de Consolación, símbolo irrefutable de la grandeza de la historia de la Virgen de Utrera.
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