Los caballos que ayudan a los niños

Esa es la esencia de Amica Morón , una asociación montada por dos jóvenes de la localidad, Jaime Valle y Juan Sebastián Seño. Su nombre es el acrónimo de Asociación Multidisciplinar de Intervenciones Asistidas con Caballos.

Se trata de la primera de este tipo en la Campiña, y basan su actividad en las terapias ecuestres con niños . El nombre refleja, además, todo lo que realizan en esta asociación. «No es solo terapia, es un término que se queda corto», apunta Jaime.

«Cada vez hay más gente dedicándose a esto, así que se usa ese término de intervenciones asistidas. Porque es cualquier tipo de intervención, ya sea en el ámbito social, físico, psicológico, social …», comenta.

Pero, antes de ir a lo concreto, hay que remontarse a los orígenes de Amica. «Todo empieza cuando, al terminar mi máster en Terapias Ecuestres, vi que había chicos de Morón con dificultades que las terapias ecuestres podrían corregir», explica Valle.

Le propuso la idea a su amigo Seño y la llevaron a cabo. Aquello fue hace dos años y, desde entonces, ambos han realizado un trabajo incansable para poder poner en marcha esta iniciativa.

Y no ha sido un camino de rosas, precisamente. Horas y horas de trabajo para adecentar las instalaciones, para trámites burocráticos, financiación… Incluso la incorporación de una compañera, Laura Torres, fisioterapeuta, todo para que, en marzo de 2017, comenzase la actividad.

¿En qué consiste? « Trabajamos al aire libre , empleando, no solo al caballo, sino todo lo que ofrece la naturaleza, sumando también los métodos de intervención que se puedan realizar en una consulta o en la camilla de un fisio», afirma Torres.

Trabajan con todo tipo de jóvenes que tengan necesidades, ya sean físicas, educativas o especiales, consiguiendo muy buenos resultados. «Con nuestro tipo de trabajo, quizá los niños se motiven más y sean más receptivos a la hora de implicarse en su propia intervención», explican. El caballo es parte fundamental , en este sentido.

«No solo por lo que aporta en lo psicológico, sino también por su movimiento, que transmite el mismo estímulo que nosotros al andar». Su labor, que realizan en sus instalaciones las Caleras del Prado, situadas en la carretera Morón-Marchena, ha ido en constante crecimiento durante estos años, y eso se refleja en que, cada vez, es mayor el número de usuarios que cuentan con sus servicios.