El barrio del Pantano de Morón de la Frontera celebra desde este jueves su verbena «de toda la vida»

Las rejas de las ventanas se cubren con telas propias de las casetas de la feria mientras los niños juegan a imitar a sus mayores. Alguien saca un par de sillas y, por efecto contagio, se monta una pequeña tertulia en la que no faltan bebidas y comidas. Es, en definitiva, el ambiente de preparación a la verbena popular del Pantano , que se celebrará durante este fin de semana.

Desde este jueves y hasta el próximo domingo, el barrio más popular de Morón celebra esta fiesta, que ya va por su trigésimo cuarta edició n. Es una fiesta que ha experimentado un crecimiento espectacular en los últimos años, pasando de ser la clásica verbena de vecinos a una auténtica feria, con sus «cacharritos» incluidos.

Es, por tanto, la unión de la tradición con la modernidad . Eso se desprende dando un paseo por sus calles en los días previos. Familias de vecinos intercambian opiniones y comentarios sobre la altura de las flores de plástico que han estado confeccionando y que irán colgadas por toda la calle mientras recuerdan anécdotas y presumen de barrio.

« Llevamos toda la vida haciendo esto, juntándonos los de siempre », comenta una de las vecinas que forman parte del pequeño comité de decoración de la pequeña callejuela, mientras otro refuerza afirmando que «unos treinta años sin faltar».

Durante estos treinta y cuatro años esta verbena popular ha cambiado mucho, atravesando buenos y malos momentos . Algunos especialmente críticos, en los que la fiesta estaba de capa caída y necesitaba un impulso. Y este vino de uno de los bares más carismáticos de la zona, así como uno de los focos más concurridos durante toda la verbena desde hace casi diez años.

Se trata del bar Pepín. «¿Dónde se concentra todo el mundo? ¡Pues en el bar Pepín! Y eso implica para nosotros mucho trabajo», afirma entre risas la dueña, Inma. «El ambiente por aquí es muy bueno todo el año y durante la verbena, más», afirma uno de los camareros que ayudarán durante este fin de semana. Pero esto no fue así hasta hace unos nueve años, «cuando los vecinos de aquí quisimos levantarlo todo», comenta Miguel Ángel, marido de Inma y también dueño del bar.

Así, con el espíritu fraternal del Pantano, se movilizaron para hacer más atractiva la verbena : «cortamos la calle con un par de coches, pusimos un escenario, trajimos grupos… poco a poco, pero con mucho trabajo y dedicación».

A partir de ahí, movidos por la iniciativa de este bar, el resto de locales del Pantano reactivaron sus zonas trayendo grupos y organizando todo tipo de actividades para dar a los vecinos unas fiestas a la altura del Pantano.

Algo que, además, hacen por amor al arte . «La gente me dice que con esto aprovechamos para sacar dinero extra», dice Inma, «pero lo cierto es que no se traduce luego en un beneficio exagerado», concluye.

A lo largo de estos cuatro días se van a celebrar múltiples actividades de todo tipo , con la participación activa de los alumnos de algunos centros, asociaciones, grupos musicales y, por supuesto, de los vecinos del Pantano.

Torneos de fútbol sala o de dominó; caracoladas, paellas y barbacoas; teatro, grupos de baile, conciertos de todo tipo (desde el rock a lo Triana del grupo Diálogo a las rumbas de Azotea). Una amplia oferta para enriquecer más aún una de las fiestas más importantes de Morón de la Frontera .