Cesta de Navidad El Paisano
«Hasta en Australia conocen la 'locura' de esta cesta de Navidad»
En el Asador El Paisano presumen de unos premios valorados en más de 700.000 euros
SEVILLA
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Iniciar sesiónVarios camioneros aparecen y piden sus papeletas. Otros deciden hacerse fotos con una moto Harley-Davidson y una autocaravana. Parecen monumentos. Pero cualquier atisbo de solemnidad se pierde con las frases repetidas de los que van llegando. «Eso va a ser mío», dice un señor ... convencido y dispuesto a comprar «ocho boletos». También hay un coche Mercedes y un quads Yamaha. Y un cartel con la promoción de un apartamento en Sanlúcar de Barrameda; y 300 regalos más, la mayoría expuestos en el interior. Estamos en el Asasor-Hostal-Restaurante El Paisano, situado en la Carretera N-IV (Sevilla-Cádiz) Km. 588. Nos recibe el encargado, Juan Luis Cadenas: «Pasad, y os explico bien la cesta de esta Navidad. Vamos a sortear más de 700.000 euros en premios, y es una rifa libre de impuestos».
—¿Me puede tocar el apartamento?
—Claro. Le puede tocar todo.
—¿Cómo?
—Comprando una papeleta.
—¿Cuánto vale?
—Ocho euros.
—¿Y qué pasa con los impuestos si gano?
—Cero. Es libre de impuestos.
—¿Seguro?
—Claro. Nosotros nos encargamos de los gastos de notario, de las matriculaciones, de los impuestos al declarar lo que le ha tocado; de todo.
—Mejor, que luego siempre aparece la letra pequeña...
—Aquí la letra pequeña es la que sale en algunos productos.
—Como en el bote de sal de fruta.
—Para que se lo tome cuando se haya comido todo lo demás.
—Necesitaría 20 familias.
—O más.
—¿A quién se le ocurrió esta bonita locura?
—Bueno, fue saliendo poco a poco. Nosotros, hace ya muchos años, sorteábamos entre nuestros clientes una botellita de Rioja, una botella de aceite. Cada papeleta costaba un euro. Después, con la crisis del 2008, decidimos organizamos mejor e hicimos una cesta de Navidad con productos de alimentación. Poníamos lo típico, el jamón, quesos, salchichón, aceite, legumbres… Empezamos a crecer y ya no hemos parado.
—¿Dónde estuvo la clave?
—¿Sabe lo que pasa? Que cada vez que hacemos una cesta... siempre hay alguien que te dice: '¿y por qué no metéis esto o tal cosa? Ese año, el de la cesta de la alimentación, nos vinieron varios y nos preguntaron: «¿por qué no metéis una bicicleta o algo para los niños en la próxima Navidad?» Lo hicimos. Al año siguiente volvimos a crecer un poco más. Y así en cada Navidad.
—Hasta meter un apartamento, un coche, una autocaravana, un quad, un viaje a Disneyland París, un crucero…
—Sí, sí.
—¿Cuál es el límite?
—No lo hay. Cada año queremos superarnos. Siempre se puede crecer. Depende de la gente.
—¿Cómo se sufragan los gastos?
—¿Con las papeletas?
—¿Y cuántas hacen falta vender?
—Unas 100.000 aproximadamente.
—Son muchas…
—Sí, sí.
—¿Cómo va la venta?
—No lo sé, pero seguro que bien. Empezamos en verano. El año pasado nos quedamos sin papeletas un mes antes. Vamos recibiendo lotes de 2.500 papeletas y así las vamos vendiendo. No paramos. Piense que también las vendemos por internet.
—¿Desde qué países les llaman?
—Muchos, muchos En una ocasión tuvimos que enviar también papeletas a Australia. Hasta allí conocen la 'locura' de esta cesta. Eran unas 50 papeletas las que enviamos. Lo vimos bien, claro, pero luego empezamos a pensar a ver qué hacíamos si el ganador era uno de los de Australia. ¿Usted se imagina enviándole todos los productos a Australia? También hemos recibido peticiones desde Marruecos, Sudamérica, Portugal, y Francia
—La ilusión no tiene fronteras.
—Es muy bonito ver a la gente ilusionada. Y también saber que el 6 de enero están pendientes al número de la Once, que es el que otorga la cesta. Se llegan a vivir momentos muy especiales.
—Hábleme de alguno.
—Recuerdo cuando la ganadora de la cesta fue una señora que tenía a tres hijos en paro. Estaba como loca. ¿Y sabe lo que más me llamó la atención? De la comida que acababa de ganar. Eso me llamó mucho la atención.
—¿Algún otro recuerdo de otro ganador?
—Una familia se presentó a las 04.00 de la mañana con el número premiado. Estábamos cerrado, pero un vigilante de seguridad, que estaba allí, nos llamó. Quedamos unas horas más tarde. (Silencio). También recuerdo otros ganadores que llegaron y que dijeron que venían a llevarse todo. Le explicamos que había que poner el coche a su nombre, etcétera, etcétera. Hay que ir con orden, nada de locura.
—Para locura, la cesta.
—Eso es.
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