La aldea que se queda sin agua teniéndola a sus pies

La situación del embalse de La Puebla de Cazalla cambia poco cada día, está bajo mínimos pero los agricultores aseguran que hasta hace apenas una semana, la Confederación seguía abriendo las compuertas para abastecer de agua el río Corbones. Según figura en la web de este organismo, en la actualidad de los 63,087 hectómetros cúbicos de su capacidad, el volumen embalsado alcanza 0,348 hectómetros cúbicos, lo que supone un 0,55 % del total. Esto lo sitúa en el primer puesto de los embalses con menos agua de la provincia de Sevilla y en el segundo de toda Andalucía, detrás del de Sierra Boyera (Córdoba) con 0,095 hectómetros cúbicos, es decir, un 0,24 % de su capacidad.

Llegar hasta La Romera es recorrer un camino casi intransitable de la sierra de La Puebla de Cazalla, aunque todavía empeora más a partir de este pequeño núcleo de viviendas habitadas por 28 vecinos. Este año ya no han podido plantar sus huertos y beben agua embotellada. Los escasos animales que les han quedado subsisten gracias a que muy cerca hay un nacimiento de agua y traen cubas con el tractor para llenar los bebederos y usar también en las necesidades de las viviendas.

Así lo cuenta Bernabé Martín, uno de los vecinos que, junto con Trinidad, viven en La Romera. «No tenemos agua para los huertos y apenas para los animales que están bebiendo de la poca que sale de un nacimiento cercano, un chorrito de agua. Los dos pozos que teníamos están secos». Lleva 69 años en la aldea, los mismos que tiene y jamás ha vivido esta situación. De hecho antes tenía más cabezas de ganado y siempre se ha dedicado a la agricultura.

En la aldea La Romera hay incluso una venta que da de comer a las personas que se acercan hasta el lugar haciendo senderismo o atiende a los trabajadores que están por la zona. Bernabé y su mujer dicen que «la suerte es que hay muy buenos vecinos que siempre nos hemos ayudado».

Esto lo ratifica José María Ramos Valle que, aunque vive en Morón de la Frontera, es habitual verlo casi a diario por estos difíciles parajes alrededor de sus 200 cabezas de ganado de una raza autóctona, vacas berrendas.

Para esta ganadería que pasta por toda la sierra, la situación es especialmente crítica. José María Ramos subido en su 4 X 4, con tracción trasera, llega hasta casi los pies del pantano, después de rodearlo por el Puerto de la Encina. El paisaje es desolador, en este cauce donde se puede ver la cota de agua a varios metros de la superficie del lago, solo queda barro, el resto está completamente seco. Hace unos días, se ahogaron dos yeguas en el lodo. «Los animales fritos de sed se adentraron en busca de algo de agua pero después no fueron capaces de salir», cuenta el ganadero.

José María Ramos lleva meses denunciando en las redes la situación que provoca la desatención de la zona por parte de la CHG. Ha grabado un vídeo desde lo alto del Puerto de la Encina para que sus seguidores en las redes puedan comprobar la dramática situación por la que están pasando. Y apunta que no se trata solo del suministro de agua a vecinos y ganado sino al deterioro de una comarca catalogada como desfavorecida pero con un importante valor natural.

El ganadero compró su finca en 2005 y desde entonces está pendiente de su dejadez. Ese mismo año la Junta de Andalucía destinó 180.000 euros destinados al arreglo del camino con una capa de todo, nivelado y compactado además de la construcción con hormigón de varios pasos de agua.

Es la única inversión conocida en esta sierra, a parte de la del pantano que se construyó en 1992 y unas obras para su impermeabilización unos años después. Por este camino, actualmente en un estado deplorable, tienen que subir los tractores cargados con paja o heno para el ganado.

Esto se suma a la peligrosidad de las tierras de labor conformadas por montes trabajados sólo con tractores de oruga (se adhieren más al terreno) por profesionales avezados y con mucha experiencia en la conducción de estos vehículos. Preparar la plantación de olivos o almendros les puede costar la vida, de hecho, cuentan en La Puebla de Cazalla, donde la propiedad de la tierra está muy repartida, que en cada familia, hay un fallecido en accidente de tractor, el último hace solo unos meses.

En la sierra de La Puebla de Cazalla, hay fincas con nombres propios como La Angula, Cequera, Las Navas, El Fontanar, Nuevo Espejo, Jormanil, El Madroñuelo. La mayoría solo habitadas cuando la veda de caza está abierta o para los trabajos de labor de sus tierras.

Todas están sufriendo la sequía aun teniendo un pantano cerca. El agua que llega a ellas depende de los pozos, actualmente escasa o inexistente. «En El Madroñuelo no hay ni para uso doméstico», cuenta José María Ramos. El ganado realiza una importante labor limpiando de malas hierbas del monte. «Si aquí hubiera un incendio, ardería todo porque a ver como entra por estos caminos un camión de bomberos», dice señalando el deterioro de la única entrada a ese lado de la sierra.

En su finca hay un pozo con 11 metros de agua en periodos de lluvia pero desde hace dos años está seco por culpa del déficit hídrico que se registra en España, y concretamente en Andalucía. El ganadero lleva la medida de la lluvia caída en los últimos años; 430 litros en 2021, 330 en 2022 y 290 en lo que va del presente año. Entonces, cuando vio que el pozo no daba para más, pidió una solución a la CHG exponiendo que su ganado pertenece a una raza autóctona con protección oficial por estar amenazada y en peligro de desaparición. «Sólo hay 2.000 cabezas de ganado de esta raza en el mundo, antiguamente era vaca berrenda andaluza», apunta Ramos.

Cabezas de ganado que se acoplan muy bien a estas tierras, donde crece el acebuche, lentisco, la encina o el alcornoque. Y como valor añadido, son vacas criadas en ecológico, rodeadas de otras especies como el jabalí e, incluso, se han visto cabras montesas de paso en la zona.

El ganadero solo necesitaba instalar una placa solar para llenar del agua del pantano un depósito cuyo suministro calmaría la sed de sus cabezas de ganado. Esta solicitud entró en junio de 2021. «Contestaron un año después para decir que no», informa. Y asegura que «ni siquiera se han leído la solicitud porque no estoy pidiendo 273 metros cúbicos de agua como dicen en su contestación, solo 11 metros cúbicos para poder dar de beber al ganado». Ha recurrido su petición iniciando un contencioso administrativo.

Tanto este ganadero como vecinos de la zona aseguran que han estado sacando agua al pantano «como si la fueran a prohibir. Abriendo las compuertas para echar fuera hasta 84 metros cúbicos por segundo y no sabemos la razón porque el pantano no tiene agua en la mayor parte de su capacidad». ABC visitó hace una semana las instalaciones y del embalse hacia el río Corbones seguía saliendo agua a través de una compuerta.

El Corbones pasa por los municipios de Algámitas, Villanueva de San Juan, El Saucejo, La Puebla de Cazalla, Marchena, Lantejuela, Osuna, Fuentes de Andalucía, Carmona y desemboca en el Guadalquivir a la altura de Alcolea del Río. El ganadero especifica que es este río el que lleva agua a estas zonas arroceras de Sevilla.

«Desde Alcolea hasta Sanlúcar de Barrameda, no hay ningún otro pantano». Por lo que, en este sentido, apuntan que seguir extrayendo agua con este déficit hídrico no solo deja al ganado de las zonas más cercanas sin agua, sino que reduce las posibilidades de desarrollo de esta sierra porque «estamos hablando de un pantano navegable, rico para la pesca deportiva, un valor añadido para una comarca muy desfavorecida».

La denuncia del ganadero y del resto de vecinos de la zona asegura que el pantano se queda sin agua por la explotación del mismo que hace la Confederación y «todavía no he visto por aquí a ningún animalista ni ecologista», dice el ganadero.