crítica de flamenco
'Las olvidadas', un flamenco homenaje a las mujeres de la Generación del 27
Mercedes de Córdoba presenta su nueva obra dedicada a 'las sinsombrero', con las voces de María Zambrano, Concha Méndez y Marga Gil Roësset
Esperanza Fernández desborda alma y voz en su reencuentro con la Bienal
Sevilla
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'Las olvidadas'
- Idea original, dirección artística, escénica y coreografía: Mercedes de Córdoba
- Dirección musical: Mercedes de Córdoba y Juan Campallo
- Baile: Mercedes de Córdoba, Alejandra Creo, Marta Cañizares, Polina Sofía
- Guitarra: Juan Campallo
- Cante: Jesús Corbacho y Jonathan Reyes
- Contrabajo: Gal Maestro
- Compás: José Manuel Ramos 'Oruco'
- Percusión: Paco Vega
- Teatro Central. Estreno absoluto
- Día: 28 de septiembre de 2024
En la historia de la Humanidad las mujeres han estado relegadas al olvido, entre otras cosas porque la historia la han escrito los hombres. Sólo aquellas que ostentaron el poder son significadas, pero la historia llamó Loca a una reina de España, doña Juana, porque ... se rebeló contra quienes la intentaron callar.
Mujeres escritoras, sabias, artistas que se rebelaron contra el poder imperante y algunas recientemente descubiertas a pesar de que sus colegas masculinos hacían gala de sus logros. Algo así pasó con las olvidadas de esta obra, María Zambrano, Marga Gil, Maruja Mallo, Concha Méndez... a las que luego la historia las conoció como 'Las sinsombrero', porque un día en los años 20, Margarita Manso, Maruja Mallo, Federico García Lorca y Salvador Dalí, paseaban por la Puerta del Sol y ellas en rebeldía se quitaron el sombrero en público.
La bailaora Mercedes de Córdoba ha querido rendir homenaje a esas mujeres en esta obra titulada 'Las olvidadas' y cuyo estreno absoluto ha sido el sábado 28 de septiembre en la Bienal de Flamenco, y de la que se pudo ver un trabajo en proceso dedicado a Marga Gil Roësset en el pasado Festival de Jerez.
La obra más que tener una dramaturgia que construye un relato, está compuesta de escenas que se representan a través de cuadros titulados 'Siempre quisimos', 'Y si queremos' y 'Siempre seremos'.
Con el escenario del teatro Central abierto por sus hombros la estética se fija en el absoluto negro: vestuario de los diez artistas en escena, así como del ambiente generalizado que ocasiona una iluminación sutil y a veces escasa.
El baile de Mercedes de Córdoba es siempre poderoso. Es una bailaora de condiciones extraordinarias, que en esta espectáculo destaca en la seguiriya, además de otros momentos en solitario. La acompañan Alejandra Creo, Marta Cañizares y Polina Sofía, que cumplen con creces el cometido que exige la coreógrafa, a nivel de baile y de interpretación.
Mención especial para la música realizada e interpretada sólo a la guitarra por Juan Campallo que está espectacular. El cante de Jesús Corbacho, quien también ha asesorado en las letras y Jonathan Reyes transcurre por palos como milonga, fandangos, bulerías, tangos, guajira, nana y seguiriya, con mucha flamencura.
En el espectáculo hay algunos momentos emocionantes cuando suena la voz de María Zambrano, Marga Gil o la de Concha Méndez, con frases tan lapidarias como «España estuvo siempre dentro de mi, pero yo no podía entrar en ella», relatando el largo exilio que sufrieron tras la guerra civil española.
La obra tiene demasiados momentos en oscuro que paralizan la acción. Intenta contar reinterpretando la historia la situación de las mujeres, como cuando sacan los cubos de latón y tras usarlos para lavar, los colocan en la cabeza de los cantaores; o los pañuelos de color violeta que se colocan las bailaoras en sus cuerpos; el banco que arrastran para quitarlo del escenario..., y otros muchos que generan un poco de desconcierto en el seguimiento del relato, más doméstico que académico. Quizás en este caso, menos sería más, como por ejemplo en la escena en la que se utiliza la grabación del Vals No. 2 de Shostakovich que interrumpe la acción durante demasiado tiempo.
Sabido es que los espectáculos se van haciendo a base de subirlos al escenario, y al mismo tiempo se van ajustando, como los buenos cuadros, cuando se ven con distancia. Y aquí ocurrirá.
En esta obra hay buen baile, buenos intérpretes, muy buena música y buenos músicos, y un esfuerzo grande en el homenaje a las mujeres olvidadas de la Generación del 27, algo muy loable por parte de Mercedes de Córdoba, quien se lució en todos sus momentos con su forma de estar en escena, y su manera poderosa de mirar cuando baila, metiendo los pies y rematando como nadie. Se ha echado un ímprobo trabajo encima, no sólo es suya la idea, sino también la dirección escénica y la coreografía, además de bailar.
'Las olvidadas' siendo homenajeadas en flamenco, por otra mujer. Justicia poética.
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