Flamenco
José Mercé: «Ahora quieren revolucionar antes de cantar»
El artista jerezano ha publicado ‘El oripandó’, un disco producido por Antonio Orozco que presentará en Sevilla el 13 de mayo
Luis Ybarra Ramírez
Bruce Springsteen quiso pasar un día con él y su familia en Chipiona. Sin embargo, la agencia que entonces llevaba la carrera de José Mercé espantó al Boss, que así lo conocen en todo el mundo, al pedirle dinero por dicho encuentro. «Qué ... cabreo me cogí cuando me enteré… El tío que hizo eso es para echarlo de España. Bruce Springsteen, que es un icono, tiene toda mi discografía, quiso conocerme personalmente e invitarme a su concierto, que era en Sevilla. Le interesaba conocer mi casa, la vida de los gitanos… De verdad, para echar de España al iluminado ese que no entendió la importancia de aquello y que actuó sin consultarme nada. Para echarlo, directamente», se lamenta aún el jerezano, que en su último disco repasa algunos de los momentos más ásperos y bellos de su vida . Los más divertidos, los añorados, también la muerte de su hijo, Curro; el amor de su vida, Mercedes, quien se sube con él a cada escenario para arroparlo con sus palmas; y sus inicios en la profesión.
Bajo la producción de Antonio Orozco , quien deja su sello en cada una de las composiciones, el álbum se titula ‘El oripandó’, que en caló significa, atención, «sol», «amanecer» , como aquel álbum del 98 que, en la antesala de ‘Aire’, lo catapultó a la fama.
«Esa coincidencia ha sido casual. Este es un disco diferente, más de este tiempo, y quizá el más arriesgado de mi carrera. Con cosas muy novedosas, como un rap de la Mala Rodríguez que llega tras la voz hablando de Manuel Mairena , el hermano pequeño del maestro Antonio Mairena. Está Tomatito y el gran pianista Dorantes , pero también Pablo López , justo al comienzo. Hay canciones y un preludio muy logrado con la Sinfónica de Bratislava , por donde se cuelan unos tarantos. Ritmos modernos, urbanos, y un yunque por martinetes que me hizo llorar. Cuando canté eso, el palo más arcaico del flamenco, salí descompuesto del estudio. Después me dijeron que la letra de la debla, que así remato el martinete, con la debla, otro estilo a palo seco, la habían escrito mis sobrinos sin yo saberlo. Joder».
Con 14 años el corazoncito de su niño Curro cruzó el umbral de espino que recuerda en ‘Jamás desaparece lo que nunca parte’ . Desde entonces lleva abrazándolo con uñas y dientes por seguirillas en cada recital. Ahora se emociona al recordar los tiempos en los que fue terriblemente feliz.
«Desde que sucedió aquello, las fiestas se terminaron en casa . Se apagó la música. Y este nuevo tema le saca una lágrima a cualquiera, aunque no sepa la historia que tiene detrás. O eso creo, y eso me he visto en la gente que lo ha escuchado delante mía».
14 eran también los años que tenía José Mercé cuando partió de Jerez de la Frontera, su tierra natal, a la capital , entonces un crisol para el arte jondo. Ese chiquillo de melena envidiable, que se instaló en casa de su tío, el cantaor Manuel Soto Sordera, junto a sus primos, artistas todos, no conocía Madrid. Y, más aún, Madrid no lo conocía a él.
Borrachos de arte
«Fue una época maravillosa. Lo que ganábamos en el tablao, que era un dinero para la época, quinientas pesetas diarias, nos lo gastábamos esa misma noche. No pensábamos en coches ni lavadoras. Además, también tenía que enviar una parte para la familia. Era esa nuestra forma de vida. Trabajábamos para disfrutar. Para beber, cuando ya tuvimos edad. Para celebrar. Terminábamos, sacábamos una guitarra y nos daban las tantas con Camarón, con Paco de Lucía, con todos los buenos que en los 60 y 70 andábamos por los mismos círculos. Pero es que a las cinco de la tarde nos reuníamos de previa en una cafetería que se llamaba Tulsa, frente a Torres Bermejas, donde yo debuté, ya ‘mu’ bien ‘vestíos’, que si no no entrabas. Éramos amigos de los limpiabotas. Manolo Caracol inspirado en Los Canasteros, don Antonio Mairena de pronto en un bar… No cambio esa época por esta, así de claro . Que hoy dos cantaores coinciden en un festival y a veces ni siquiera se saludan. Estamos un poco deshumanizados, ¿no? Con lo bonito que es compartir lo que te gusta».
«Lo que ganábamos en el tablao nos los gastábamos esa misma noche. Quinientas pesetas, un dinero»
A Mario Maya , El Güito y Carmen Mora , el popularísimo Trío Madrid, les cantó en La Pagoda, el local que regentaba Jarrito, el cantaor, en Marbella. Con el bailaor Antonio Gades recorrió el mundo y, poco a poco, fue atemperando el metal infernal con el que siempre se ha desgañitado.
«Hoy es justo al revés. Primero tratan de revolucionarlo todo, vender muchos discos, y luego, si eso, tratan de demostrar que saben cantar. Solo con ver cómo se sientan en la silla sé decirte si ha cantando o no para el baile , una escuela esencial por la que hay que pasar para formarse. Hay que estudiar, hombre. Conocer primero. Que vamos todos muy deprisa y la casa no se puede empezar por el tejado».
¿Y qué echa de menos?, le pregunto, además de ser joven y ganar lo justo para el derroche entre amigos, «pues un eco como el de Tío Borrico o Chocolate. Entre los jóvenes hay muchos muy buenos, eh. Pero me hace falta uno que nos rompa a todos . Que duela mucho y que no imite a nadie. Que sea totalmente de verdad. Un Terremoto de Jerez, imagínate. Pero eso, amigo mío..., eso sé que es imposible a estas alturas de la película».
«Lo que hace Rosalía no me parece flamenco. ¿Quedará con el tiempo su música? No lo sé»
«Este proyecto que presento es una obra autobiográfica, no un disco»
¿Y qué le parece Rosalía ? «Pues que lo que sea bueno de ella quedará y lo que no se perderá con los años. En mi nuevo disco grabo un martinete antiquísimo. Eso era bueno en su momento y ha quedado. ¿Quedará lo de Rosalía? No lo sé. Lo único que puedo decir es que a mí no me parece flamenco lo que hace, aunque a veces se venda como tal. Me interesa de ella que, quizá, no lo sé, pueda hacer que otros se interesen por el flamenco al vender su música como algo relacionado con nuestro arte. Eso sí puede ser interesante: que haga visibles a otros que lo son menos que ella. Vaya, es en realidad lo único que tengo que decir».
Cantaor de éxito
Entre finales de los 90 y principios de los dos mil, como decía, José Mercé se convirtió en la cara más popular del flamenco. « Luis Eduardo Aute me dijo que ya no cantaba más ‘Al alba’. Directamente. Tuya es, José, que yo la escribí pensando en ti». Tras ‘Del amanecer’, con Vicente Amigo de por medio, y ‘Aire’, tal vez el álbum más vendido en la historia de este género, pues tocó dos veces el Platino, montó el ‘Lío’. Luego llegó ‘Confí de fuá’, más éxitos, ‘Mammy blue’…
Su ‘Oripandó’, desde aquí, nos huele a un ramillete de canciones que dentro de unos años el público reclamará en los conciertos. «En unos años me tendrán que escuchar ya en disco , así que aprovechad las fechas, que al Teatro de la Maestranza vamos el 13 de mayo», ríe con la boca como una mina abierta al cielo. Parece contento. Con la sensación de tener «una obra autobiográfica, no un disco» entre las manos.
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