ENTREVISTA
Inocencio Arias: «La Ley de Memoria Histórica pretende que hablemos de Lorca y no de Muñoz Seca»
El autor de ‘Esta España nuestra’ participa en el Aula de Cultura de ABC de Sevilla el próximo 30 de noviembre
Inocencio Arias y su tradicional pajarita
Son muchos los temas de actualidad alrededor de los cuales Inocencio Arias, diplomático durante más de cuarenta años, profesor universitario y talentoso opinador que ha hecho pupas de lo más variadas en múltiples ojos y oídos, reflexiona en su último libro: ‘Esta España nuestra’. No ... sé, eso sí, si habrá perdido ya algo de capacidad de sorpresa.
Los años te vuelven más cínico, pero todavía me sorprendo con algunas cosas. Con menos, cada vez.
El día 30 de noviembre participa en el Aula de Cultura de ABC de Sevilla. Si le cuentan hace treinta años lo que iba a suceder en esta España nuestra del siglo XXI y el resto del mundo, ¿qué no se creería?
Primero, el desafío catalán. Ellos inventan, montan un golpe de estado y a un sector de los españoles parece resbalarle. Claro que el gobierno de Sánchez colabora: distribuye cloroformo, engaña. Además, cuando voté a Felipe González, nunca imaginé que el PSOE de nuestra tierra iba a protagonizar algo como los ERES, el caso de mayor corrupción de los últimos 150 años. Más que paradójico es ‘parajódico’. Por otro lado, está la debacle de Estados Unidos. ¿Podríamos imaginar que después de veinte años se iban a retirar de Afganistán dejando un país en el que de nuevo se prohíbe que las mujeres vayan a la universidad?
A Sánchez, en su libro, lo llama tahúr. Intuyo, por la razón que sea, que no le gusta su juego de naipes
Es un embustero contumaz. En algunas cosas, como Trump o peor. Miente en cosas más graves que el yanqui; aquel no jugaba con la unidad de su país. Digo que es un tahúr porque carece de escrúpulos. Su ética entró en bancarrota hace tiempo. Mira que me caía bien.
«Cuando voté al PSOE, nunca imaginé que harían el mayor caso de corrupción en 150 años. Más que paradójico es ‘parajódico’»
Habla, en definitiva, de horizontes variopintos y complejos. ¿Cuál es nuestro gran reto como sociedad?
Además de Cataluña, el desempleo y la pandemia, la inmigración que producen las guerras y el hambre. El dilema es que no podemos rechazar a los que huyen de una persecución política, religiosa o de la humillación, pero tampoco podemos admitir a cualquiera que se cuele ilegalmente. Hay que ser generoso con los perseguidos, pero unas puertas abiertas de par en par son una locura.
Usted hizo 139 viajes oficiales como diplomático, acompañando al entonces rey Juan Carlos, a Suárez y a un sinfín de figuras trascendentales en la historia reciente de España. ¿Cómo ha ido cambiando la percepción que tenemos de ellos? Ha visto crecer hombres de la nada y caer verdades irrefutables.
Los hay mitificados, que son en realidad farsantes, grandes simuladores, mediocridades. Con otros ocurre lo contrario: pasan medio desapercibidos y son valiosos. Últimamente, los medios elevan o pulverizan encarnizadamente a bastantes personas. Un buen ejemplo es el rey Juan Carlos; había motivos para admirarlo. Era normal, había jugado el papel esencial en la llegada de la democracia (eso de que la democracia la trajo el impulso agobiante de la gente es un camelo, la democracia la trajeron el rey y Suárez flanqueados por González, Carrillo, Calvo Sotelo, Marcelino Camacho, Gutierrez Mellado, Ruiz Giménez. etc…), pero al principio era absolutamente intocable. Luego se abrió la veda y hemos pasado al otro extremo. Se le denigra olvidando ese papel vital al parar un golpe de estado. Fue también un increíble embajador. En fin...
Cree, también, que la Ley de Memoria Histórica esconde motivos, cito textualmente, «perversos»
Si el objetivo es que los ciudadanos puedan localizar los restos de sus familiares asesinados, de derecha e izquierda, es un proyecto estupendo. Lo malo es que el objetivo es otro más perverso y partidista. Se va a poner una lupa enorme en las trapacerías de Franco y un telón, para que no se hable, delante de las que cometió la izquierda. Es decir, se hablará de Badajoz y no de Paracuellos. Del asesinato de García Lorca y no el de Muñoz Seca. La ley huele a algo partidista, tendencioso y tramposo. Veremos.
«Es un embustero contumaz, un tahúr que miente más que Trump en temas más graves»
En ‘Esta España nuestra’ ficciona el escenario que hubiera quedado tras la victoria del bando republicano.
Comulgo con Chaves Nogales y Elena Fortún, que no eran de derechas ni meapilas: ganara quien ganara habría considerables represalias contra los perdedores. La misma censura, la misma penuria de la posguerra y quizá mayor si hubiera ganado aquella izquierda, porque había más posibilidades de que arruinara la economía. ¿Iba a ser muy clemente el Frente Popular de las checas, de Paracuellos, el que fusiló a ocho mil religiosos? No es creíble. Hay que leer a Orwell. Por eso hago un relato ficticio de ello en el libro.
¿Y usted cómo está, Inocencio?
Pues no muy empachado de todo esto. Sigo moviéndome y me habría gustado jubilarme, por ejemplo, de Embajador en China. Por allí pasa hoy la historia.
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