Una Bienal de flamenco abierta, con grandes aciertos y también ausencias

Creo que faltan figuras que sean reconocibles para el gran público : Miguel Poveda, José Mercé, Arcángel, Farruquito, María Pagés…, además de maestros, que pocos quedan: José de la Tomasa, por ejemplo. Valoro positivamente la apuesta por la guitarra de concierto , con Vicente Amigo y Rafael Riqueni a la cabeza y un ciclo en el Espacio Turina sin ningún artificio, con el instrumento al desnudo, así como la recuperación de los territorios en Hotel Triana.

El caos de los Giraldillos de antaño había que modificarlo: bien. El pregón parece altamente atractivo , por romántico. Y hay citas, personalmente, que no me causan interés: bailaoras muy trabajadoras cuyos resultados no me suscitan nada o Niño de Elche poniéndose serio. Otras, sin embargo, mucho: Mayte Martín en el Lope de Vega , Marina Heredia sola ante el Maestranza, como Patricia Guerrero, que toma el relevo, las gitanas en San Luis de los Franceses, Eva Yerbabuena, Manuela Carrasco, Alfonso Losa ante un posible triunfo, el día de los israeles: Galván, el genio, y Fernández, que presenta credenciales...

Las debilidades de la programación (y todas tienen) son quizá distintas a las que imaginábamos . El tablero es el que es. No podemos cambiarlo, y esto es el flamenco. Mil asuntos en convivencia y gustos para todos. A por ella, que es nuestra.