Javier Barón baila a Goya y sus 'Caprichos'

La última vez que estuvo el alcalareño en la Bienal de Flamenco fue en 2016 con la obra 'Inmanencia', compartiendo cartel con Rafael Campallo y Alberto Sellés. «Han sido muchos años de ausencia», comenta el bailaor, «pero ya me tocaba, y tenía muchas ganas de hacer algo cortito, como si fueran pequeñas frases, era lo que el cuerpo me pedía. Estoy muy ilusionado en volver a la Bienal».

Mientras tanto, también ha forjado otro proyecto que tenía en mente, fundar su propia Escuela en Alcalá de Guadaíra. «En un principio creía que iba a tener ayuda del ayuntamiento, pero como no llegaba, me dije, pues nada, lánzate. Cogí un local y lo inauguré el pasado 8 de enero. Y estoy contentísimo, feliz. Mis alumnos a veces lo que quieren es que yo les baile todo el tiempo para verme, y yo les digo: 'No, hombre, yo ya me lo sé, ahora vosotros'», dice con humor.

Dieciséis son los 'Caprichos' elegidos, pero reactualizados e imaginados para el flamenco, con la música de José Torres y el cante de Antonio Campos, además de la percusión, clarinete y oboe.

El bailaor está en su escuela de Alcalá de Guadaíra dando los últimos retoques a la obra. «Yo tenía muchas ganas de hacer algo con Rosario Toledo, y ha llegado el momento. Al principio hemos buscado la idea de lo que íbamos a hacer. Somos diferentes, pero hay una comunicación muy buena entre los dos y nos lo pasamos estupendamente bailando juntos. Con Rosario ha sido todo genial y le estoy muy agradecido, es un placer bailar con ella».

'Caprichos' ha sido objeto de estudio de Alfonso Zurro. «Cuando nos comentó la idea me impactó el tema, es una persona fantástica, cómo te explica las cosas. Hemos hecho un equipo muy bueno. Él llegó con un libro que tenía más de 80 grabados, y tuvimos que decidir qué íbamos a coger y por qué, y nos quedamos con dieciséis. Los 'caprichos' son pequeñitos, tienen una duración de tres minutos, es algo que yo quería hacer». «No quería nada largo -prosigue el artista-, sino presentar muchas cosas pequeñas y muy ligadas. Alfonso Zurro ha trabajado mucho toda esa idea de presentar algo más corto, de principio a fin, y ahí hay de todo: amor, diversión, además de diferentes estilos de flamenco, y la música compuesta por José Torres que es bellísima, y Antonio Campos ha adaptado algunas letras a cada 'capricho'. Se ha estado en todos los detalles».

Dice el bailaor que lo que quiere es que al público le llegue el espectáculo. «Estoy muy contento con el resultado. Alfonso Zurro ha trabajado mucho la obra, y yo he aprendido muchísimo con él, es una magnífica persona, y tiene tanta información en su cabeza que cuando había un problema se solucionaba rápido. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto montando una obra».

La obra dura una hora y quince minutos, «porque no quería hacer nada muy largo», y en el baile, «Rosario y yo nos hemos adaptado cada uno al otro, pero luego en su solos cada uno aparece con su personalidad, pero en pareja estamos muy unidos y eso es muy bonito, porque no es tan sencillo unir dos estéticas tan diferentes. Ha habido mucha complicidad en el montaje y nos hemos intercambiado ideas».

Más de treinta espectáculos jalonan la carrera de Javier Barón. «Creo que es el treinta y dos, pero es muy diferente a mis espectáculos anteriores, sobre todo en su creación. He estado encima de todo, y aunque he estado encima del equipo, también los he dejado respirar. Estoy contentísimo, como un niño con ropa nueva y deseando estrenar esto».

La obra tiene vocación de girar. De momento, el próximo día 16 de noviembre lo pondrá en escena en el Auditorio de Alcalá de Guadaíra con motivo del Día Mundial del Flamenco, pero también tiene previsto actuaciones en España, como en el teatro Calderón de Valladolid, y están cerrando el Sur de Francia e Italia. «El regreso a la Bienal siempre es emocionante. Da mucho respeto, pero Sevilla es la Bienal», revela el bailaor.