entrevista
«Lo que se vende como arquitectura bioclimática ya lo habían inventado nuestras abuelas»
Enrique Figueroa, catedrático emérito de Ecología y experto en cambio climático, dice que «Sevilla debe estar orgullosa del ahorro de agua que ha conseguido, en el límite mínimo que marca la OMS por habitante y día»
«Sevilla tiene cerca de 300.000 árboles pero necesita 200.000 más para sus veranos de seis meses»
«Las Setas tienen unas bonitas vistas de Sevilla pero fueron una gran ocasión perdida»
El catedrático y experto en cambio climático Enrique Figueroa
El experto en clima Enrique Figueroa es autor de numerosas publicaciones y ha trabajado en la creación de infraestructuras verdes en varias ciudades españolas y de otros países. Colabora con Emasesa, la empresa municipal de aguas de Sevilla en varios proyectos y es catedrático de ... Ecología de la Universidad de Sevilla, donde desarrolla su labor en este momento domo profesor emérito.
-¿Qué opina de la llamada arquitectura biolimática?
-He dicho alguna vez que eso ya lo hacían nuestras abuelas. Por ejemplo, la casa de mi familia en Huelva, que era de 1892, y que aún no lo han derribado. Muros anchos, balcones grandes, persianas antiguas. Era una casa bioclimática de hace más de un siglo. ¿Qué hacía mi abuela cuando estaba allí? Nos decía que cerráramos las ventanas al mediodía hasta las 8. Entonces se levantaban las persianas, se abrían las ventas y se hacía ventilación cruzada. Y no recuerdo haber pasado calor en verano en esa casa. Hay un edificio en Sevilla, de esos que llaman edificios inteligentes, que acoge oficinas de la Junta de Andalucía, cuyo arquitecto lo diseñó para que no se abrieran las ventanas. ¡Y lo llaman inteligente y bioclimático! ¿Cómo no se va a ventilar un edificio para cambiar las temperaturas? Eso es un error terrible y desde luego no es arquitectura bioclimática ni inteligente. Inteligente era mi abuela.
-¿Y se puede ahorrar agua para anticiparnos a los cada vez mayores y más frecuentes ciclos de sequía?
-En mi casa siempre cogíamos un cubo de agua de la ducha, ese agua que se desperdicia normalmente hasta que se calienta y ya puedes ducharte. Estamos hablando de muchos litros de un agua de excelente calidad que se pueden ahorrar.
-¿Los sevillanos consumen mucha agua?
-No. La aprovechan muy bien. Hoy consumen como promedio unos 106 litros por habitante y día, mientras en Cataluña se consumen unos 200 litros. Sevilla nunca gastó tanto como en Cataluña pero llegó a 194 litros. Emasesa, por cierto, tiene un plan para reducir hasta 90 litros el consumo de agua diario por habitante en Sevilla, que me parece una cifra increíble. El límite mínimo de consumo humano de agua que marca la Organización Mundial de la Salud es de 100 litros por persona y día. Es un éxito tremendo lo que se ha conseguido en Sevilla y debemos estar orgullosos del agua que consumimos los sevillanos. Es algo puntero a nivel nacional y de los más bajos de España.
-El dragado del río se descartó por un informe medioambiental europeo. ¿Hubiera tenido algún efecto medioambiental positivo?
-Es un tema complejo en el que se han hecho muchas simplificaciones. No ha quedado claro el efecto que tiene en los arrozales, en la fauna de esos márgenes, ni el avance del tapón salino. Nada de eso ha quedado suficientemente claro y posiblemente haya hecho que Europa haya rechazado el dragado por cautela. El efecto positivo del calado sería el turismo y la actividad económica. Los barcos muy grandes no pueden llegar a Sevilla por el poco calado y en entrar y salir de un puerto tardan 24 horas. Y un presidente del puerto de Huelva propuso un plan para que Huelva fuera el puerto de Sevilla. Los barcos tardan sólo 14 minutos en entrar en el puerto de Huelva y si se llegase a un acuerdo entre Sevilla y Huelva y se conectaran las dos ciudades por el AVE de vía ancha, tendríamos Sevilla a 20 minutos de Huelva, el tiempo que se tarda en llegar desde muchos aeropuertos a la ciudad. Esto beneficiaría a las dos ciudades.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras