Los pisos de estudiantes en Sevilla, entre el iglú y el desierto

Un estudio de la Hispalense sobre los jóvenes concluye que aguantan hasta los 30 grados antes de poner el aire acondicionado

¿De dónde proceden los estudiantes de la Universidad de Sevilla?

Una joven mientras estudia en un piso para estudiantes ABC

Los universitarios sevillanos viven en pisos de entre 76 y 100 metros cuadrados y encienden la calefacción sólo cuando la temperatura baja de los 15 grados y el aire acondicionado cuando supera los 30. Son algunos de los llamativos datos que se extraen de ... un estudio realizado por cuatro profesores de la Universidad de Sevilla que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Energy y que ha sido elaborado por profesores de economía y de matemáticas expertos en analítica de datos. Tres de ellos pertenecen a la Cátedra de Economía de la Energía y del Medioambiente -José Manuel Cansino, Víctor Dugo y Rocío Román- mientras que David Gálvez es matemático experto en análisis computacional de datos.

El trabajo, titulado «¿Qué impulsó el consumo eléctrico en el sector residencial durante el confinamiento por SARS-CoV-2?« está centrado en la forma de actuar de los universitarios sevillano durante el tiempo que estuvieron confinados en sus casas por la pandemia, entre los meses de marzo y junio de 2020 y es el primero que se ha hecho sobre los estudiantes durante esa etapa.

La investigación analiza los principales determinantes del consumo de electricidad en los hogares con al menos un estudiante universitario durante el periodo de confinamiento estricto debido a la pandemia de la COVID-19. La muestra tomó datos de 311 encuestas validadas, esto es, una vez eliminadas las incompletas o con errores y los estudiantes elegidos cursaban alguno de los grados impartidos en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla.

La investigación llega a importantes conclusiones como que los sistemas de refrigeración más utilizados en las viviendas de la provincia de Sevilla combinan splits de aire acondicionado y ventiladores mientras que los sistemas de calefacción más empleados son radiadores eléctricos.

Viven en piso de 76 a 100 metros

Además confirma que la mayoría de las viviendas tienen una superficie de entre 76-100 metros cuadrados y fueron construidas entre entre 1990 y 1999 y poseídas en régimen de propiedad. El número total de habitaciones promedio es de siete de las que tres son dormitorios.

Por otro lado, la investigación destaca que el sistema de calefacción y refrigeración no se encuentra centralizado. En cuanto a la iluminación se utilizan bombillas de bajo consumo, pero la mayoría no tiene ventanas de aislamiento térmico.

El consumo más frecuente de energía durante el confinamiento se situó en 600 kilowatios por hogar siendo la tarifa eléctrica más contratada el PVPC o tarifa mercado regulado. Con respecto al perfil socio-económico del hogar, el número de miembros se situó en tres, con trabajo a tiempo completo los sustentadores del hogar y con una renta anual entre los 20.000 y 40.000 euros.

¿Cómo se comportaron los estudiantes durante el confinamiento? Utilizaron entre un 50 y un 75 por ciento más los dispositivos electrónicos durante ese tiempo tanto para el ocio como para el estudio. Y los electrodomésticos para cocinar aumentaron su uso hasta un un 25 por ciento, algo lógico si se tiene en cuenta que muchos se aficionaron a hacer repostería durante este tiempo.

José Manuel Cansino, catedrático de Economía Aplicada y que dirige la cátedra de Economía de la Energía y del Medio Ambiente de la Universidad de Sevilla y coordinador de la investigación, explica que una de las cuestiones que más le han llamado la atención es que el ocio no fue el responsable del aumento del consumo eléctrico. Según dice, se demostró es que el uso de tablets o aplicaciones disminuyó porque la gente prefería salir a la terraza o tomar el aire.

 «Cuando los jóvenes tienen tiempo libre prefieren irse a la calle», explica el catedrático insistiendo en que el uso de tablets o aplicaciones disminuye en estas situaciones.

Renunciar al confort

La importancia de este trabajo radica en que ha permitido la posibilidad de conocer los comportamientos de los universitarios sevillanos durante el tiempo de reclusión y conseguir una «base de datos» sobre el comportamiento de las personas que viven en ese hogar y la utilización que hacen de esos aparatos eléctricos.

Además Cansino considera que este estudio pese a haber sido realizado durante la pandemia puede servir para la situación actual cuando el precio de la energía se ha disparado para conocer el aguante de los estudiantes. E intuye que si el umbral del confort baja y los universitarios aguantan hasta los 13 grados antes de encender la calefacción tendrán que «renunciar al confort». En este sentido, el catedrático vaticina que los universitarios «van a tener que pasar más frío o más calor si no quieren pagar más« y recuerda que el próximo año habrá que tener en cuenta que el adelanto de exámenes de septiembre a julio provocará que tengan que estudiar con temperaturas más elevadas.

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