La Universidad de Sevilla rompe con el 'castrismo'

Solo hay un denominador común: quieren desmarcarse de la gestión de Miguel Ángel Castro que cuando deje el rectorado a finales de 2025 habrá pasado casi once años en el despacho de la calle San Fernando. Si hasta hace poco todos (o casi todos), cerraban filas con él y apenas había quien levantase la voz en el claustro (sólo un par de críticos), ahora todos proclaman lo poco que les gusta la etapa anterior.

Le acusan de haber dejado un enorme déficit en la Universidad de Sevilla (se habla de veinte millones de euros), de no haberse entendido con nadie y romper relaciones con casi todas las instituciones, de emprender viajes que costaron demasiado caros, de impedir convenios con universidades de prestigio, de tener una política de transparencia cero, de llamar al orden de forma poco ortodoxa a todo el que hiciese una crítica. También de querer perpetuarse dilatando el proceso de renovación del estatuto incluso de estar intentando buscar una salida en algún otro puesto cuando acabe su mandato para no volver a su profesión de docente. Y ahora casi todos se desmarcan.

Es el caso del decano de Odontología, José Luis Gutiérrez, uno de los primeros en comunicar a sus homólogos su intención de aspirar al cargo de futuro rector y que sigue moviéndose.

Ligado a la vicepresidenta del Gobierno y líder del PSOE Andaluz, María Jesús Montero, con la que fue de la mano en varios cargos en la sanidad andaluza, Gutiérrez ya ha recabado ya apoyos entre sus homólogos en su equipo para iniciar la carrera al despacho de la calle San Fernando. Entre ellos está el de Económicas, Antonio Navarro, que podría ir como aspirante a vicerrector. Sigue buscando respaldos e incluso desde su candidatura dicen que si gana aprobará la compensatoria (la convocatoria de gracia que permite aprobar cuando sólo queda una asignatura para terminar el grado) tal y como existe en la inmensa mayoría de universidades españolas. Solo quedan tres en España (entre ellas la US) que no tienen esa opción para acabar la carrera.

Pero hay más nombres. De momento son tres mujeres y un hombre. Entre ellas destacan dos vicerrectoras del equipo de Castro. Por un lado está Carmen Vargas, a la que avala una trayectoria como responsable de Proyección Institucional e Internacionalización. Es una de las caras «amables» del rectorado, que se ha encargado de todo el tema de los erasmus y ha tomado protagonismo en los últimos tiempos. Es una de las que sigue haciendo su equipo entre las facultades y que tiene un perfil que se asocia al actual rector, con el que ha trabajado varios años aunque desde su entorno también se habla de renovación.

La otra mujer que sale del equipo de Miguel Ángel Castro, es Ana López Jiménez, la Vicerrectora de Servicios Sociales, Campus Saludable, Igualdad y Cooperación. Se trata de otra candidata que igualmente tiene a su favor el hecho de ser mujer y a la que avala su trayectoria en temas sociales. Con un perfil muy feminista ha organizado unas peculiares jornadas denominadas «Construyendo Masculinidades corresponsables en las tareas de cuidado y del hogar» que tendrán lugar en el pabellón de Uruguay que están dando que hablar. Se hablará de «Cocinar algo más que macarrones», «Lavar y planchar», «Gestión de la pareja y crianza» o «Tiempo entre costuras».

Ambas candidaturas, las de las dos vicerrectoras se están posicionando aunque hay dudas sobre si llegarán a octubre. Incluso se habla de la posibilidad de una fusión ya que las dos son del círculo de Castro que fue el que las metió en su equipo y al que deben su proyección. Está por ver cómo le devolverían el favor si alguna fuera rectora.

La cuarta surgió hace sólo unos días. Es Pastora Moreno, que fue en 2016 la primera mujer catedrática de Periodismo de la Universidad de Sevilla y que da clases en Comunicación. Tiene además el apoyo del catedrático de Geografía, Manuel Marchena, que aspiraba a rector y al que la redacción del nuevo estatuto dejó fuera de la carrera hacia la calle San Fernando. El que fuera gerente de Urbanismo con el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín simpatiza con esta mujer que dice presentarse por su vocación y su «profundo compromiso con la Universidad de Sevilla», en la que está desde hace más de 30 años.

«Creo en la gran capacidad de la universidad como generadora de conocimiento y formación integral para nuestros estudiantes», afirma esta profesora de comunicación que está cerrando su equipo y que habla de «regenerar el sistema» cambiar dinámicas, eliminar burocracia y atender más a los estudiantes. «Hay universidades que nos están cogiendo ventaja en empleabilidad», afirma insistiendo en que hacen falta reformas.

«Saldrán más candidatos, seguro», dicen algunos miembros destacados de la comunidad universitaria. Entre ellos hay algún exdecano deshojando la margarita sobre otra supuesta candidatura, mientras otros apoyan un día a uno y al día siguiente dicen lo contrario. La batalla por el despacho de la antigua fábrica de tabacos promete ser apasionante. Habrá más.