Joaquín Yust: «En los últimos cuatro meses hemos enterrado a tres jueces en Sevilla por cáncer, otro sufrió un ictus y hay otra muerte relacionada con el estrés laboral»

-¿Que la mitad de los jueces españoles no quieran saber de ninguna de las cuatro asociaciones que existen (APM, Francisco de Vitoria, Foro Judicial y Jueces y Juezas para la Democracia) tiene algo que ver con su politización?

-Creo que sí. Se asocia en los medios la APM al Partido Popular y JD al PSOE. De todas maneras hay otras dos y a esas tampoco se afilian. No lo entiendo.

-¿Todos los jueces de la APM votan al PP o partidos de derechas y todos los jueces de JD al PSOE o partidos de izquierda?

-Ya le digo yo que no. Es una simplificación que se ha hecho pero que no es ni mucho menos exacta ni ajustada a la realidad. Conozco jueces de nuestra asociación que votan al PSOE en algunas elecciones y a otros de Jueces para la Democracia que votan al PP. Y le digo más: el ministro de Justicia que más perjudicó a los jueces fue del PP, Alberto Ruiz-Gallardón.

-¿Por qué?

-Primero, nos quitó bastante dinero de la nómina que aún no hemos recuperado diez años después. Y segundo, porque nos quitó de un plumazo a los jueces sustitutos. Eso nos hizo mucho daño y todavía estamos sufriendo las consecuencias. Las bajas no se cubren y esto nos obliga a hacer malabarismos a todos los demás, que ya estamos muy sobrecargados de trabajo sin que tengamos que asumir el de un compañero de baja.

-¿Hay ahora más bajas de jueces que hace diez años?

-La judicatura es una profesión muy compleja y los jueces nos llevamos el trabajo a casa. Y en mi caso y en el de otros muchos, nos estresa porque estamos pensando por la noche todo lo que nos espera al día siguiente. Hemos vivido los últimos años en Sevilla una auténtica estampida de jueces de la Audiencia Provincial que se han venido a órganos unipersonales. Y también ha habido muchos que ante la sobrecarga de trabajo han adelantado su jubilación incluso a los 60 años, cuando los jueces podemos jubilarnos a los 70, incluso a los 72.

-Esta sobrecarga se ha traducido en señalamientos de juicios para dentro de cuatro o incluso cinco años.

-Esto está pasando fundamentalmente en los juzgados de lo Social pero en los penales también estamos señalando juicios para dentro de uno o dos años, una demora que los profesionales lo notan. Y por supuesto, los afectados.

-En su cuenta de Twitter aparece la fotografía de un manifiesto firmado por todas las asociaciones judiciales que recoge una sentencia del Tribunal Constitucional que concede amparo a un abogado sevillano por un retraso de dos años en el señalamiento de juicio y pide que se le ponga una fecha más próxima. ¿Esto pasa mucho?

-Que nos pongamos de acuerdo las cuatro asociaciones judiciales, no, pero que se señalen juicios para dentro de dos años, sí. En cualquier caso, esta sentencia del Tribunal Constitucional (TC) ignora la realidad de los juzgados de Sevilla, la falta de medios, la litigiosidad y la imposibilidad de ofrecer fechas más cercanas. El TC no conoce nuestra agenda y lo que ocurre aquí. Aunque creo que en ese caso concreto, se logró adelantarlo y el abogado dijo que no podía porque tenía otro juicio ese día.

¿La Administración de Justicia en Sevilla está peor que en el resto de España?

-Sí. Es la provincia con más sobrecarga de trabajo y los juzgados más saturados de España. En un seminario judicial conocí a una persona experta en inteligencia artificial que había estudiado estas diferencias por provincia en toda España y decía tener la solución. Me dijo que si Teruel, la que menos carga soporta, tenía 50 casos al año por juez y Sevilla, por el contrario, tenía cerca de mil, habría que deslocalizar esos casos de Sevilla para que juzgados como el de Teruel asumieran parte de la sobrecarga de los demás.

-¿Y eso sería posible?

-La idea es interesante pero la legislación habla de un juez predeterminado, de modo que eso ahora mismo es ciencia ficción. Habría que cambiar la ley orgánica y otras normativas.

-¿Cuál es la explicación de que Sevilla tenga los juzgados más saturados de España y en los que se tarda más en señalar juicios?

-Que no se han creado los juzgados que hacían falta. Tras la crisis de 2008 se produjo una gran litigiosidad y muchas quiebras de empresas. De hecho, aún tenemos pendientes centenares de casos de insolvencias punibles y delitos societarios de esa época. Hablo de juzgados mercantiles porque en los juzgados de lo Social todavía hay más. Ahora parece que se va a crear el juzgado número 14 pero seguirá siendo insuficiente porque harían falta 18. En lo Penal hay 16 juzgados y harían falta 20.

-En los juzgados vascos no tienen estos problemas y los juicios se celebran con mucho menos demora. ¿Estamos en Sevilla en una especie de segunda división de la Justicia?

-Sí. En el País Vasco tienen jueces sustitutos y están muy pendientes de cambios en el número de asuntos que reciben para proveer esas plazas y que las demoras no crezcan.. También pasa en la Rioja, Navarra y Cataluña. En Andalucía somos, como usted dice, de segunda división.

-Dicen las estadísticas oficiales que la inversión de España en Justicia está en la media europea, aunque la ratio de fiscales por habitantes es la mitad, igual que los jueces. ¿Dónde va el dinero?

-No lo sé, pero desde luego está mal distribuido. En San Sebastián no tienen estos problemas y tienen mejores ratios que aquí. En Sevilla sí funcionan bien los juzgados de instrucción porque la ratio está bien distribuida y también los de Violencia de Género. Lo llevan todo al día y dan una respuesta inmediata a las órdenes de proteccion. Pero sólo ellos y los juzgados de lo contencioso funcionan bien en Sevilla. Los demás son puntos negros por culpa de esta falta de recursos.

-¿Cuántos juicios celebran a la semana en su juzgado?

-Estamos celebrando unos doce o trece juicios al día. Y esas sentencias hay que escribirlas, notificarlas y ejecutarlas. En Sevilla han llegado a entrar 700 asuntos en algunos años de la crisis, es decir, el 180 por ciento de los casos máximos recomendados. Todo esto provoca un grado de estrés que muchas veces resulta insoportable.

-¿Han enfermado compañeros suyos por este estrés?

-Una compañera ha sufrido un ictus hace poco y en los últimos cuatro meses hemos enterrado en Sevilla a tres compañeros muertos por cáncer. No quiero atribuir esas muertes a problemas de este tipo pero un compañero de la Audiencia murió también y en este caso sí se confirmo al relación con la sobrecarga de trabajo y el estrés, por lo que se interpuso una demanda al Consejo por incumplimiento de las condiciones de trabajo.

-¿Cuáles son esas condiciones de trabajo?

-El volumen normal debe ser entre 380 y 420 asuntos al año. Y han llegado a entrar, como digo, cerca de 700. Y la consecuencia es que tenemos a varios jueces de bajas largas por distintas dolencias previas que este estrés laboral agrava muchísimo. Hablamos de trescientos asuntos más al año del tope máximo fijado por el CGPJ. No hay una cultura de control laboral en nuestra profesion y estamos en la cultura del trabajo a destajo.

-¿Se está deteriorando la salud mental de los jueces?

-Yo a las seis de la mañana tengo que salir a correr y ese rato me sirve para desconectar y aliviar mis problemas. Si no tuviera ese momento de relax, no sé qué haría el resto del día.

-¿Cómo sobrellevó el confinamiento?

-Muy mal a nivel personal porque no podía salir a correr. Recuerdo perfectamente el 2 de mayo dd 2020, el día que nos dejaron volver a la calle. Creo que casi acabé llorando de alegría. Pero también tengo que decir que durante esa época en que los juzgados estuvieron cerrados pude redactar con tiempo varias sentencias. Y fueron sentencias muy buenas, quizá las mejores que he puesto porque las pude hacer con calma. Y entonces me di cuenta de que para eso me había hecho juez.

-Supongo que eso duró poco...

-Sí, pronto volvimos a la dinámica anterior. Hay compañeros que están pensando en dejarlo con 51 ó 52 años y tiene que ver con todo esto. No es mi caso porque mi vocación por la Judicatura tiene que ver sobre todo con el Derecho. Tener la facultad de decidir sobre una materia relacionada con el mundo del Derecho es una gran responsabilidad pero también te produce uan enorme satisfacción. Te llena, aunque a veces te agote.

-¿Ha vuelto a redactar tan sentencias tan argumentadas y reposadas como las que hizo durante el confinamiento?

-Las sentencias requieren un tiempo y una argumentación. Y ese tiempo se está achicando para los jueces desde hace bastantes años.. Hay que estudiar, la vida es cada vez más compleja, hay nuevos ciberdelitos, la perspectiva de género. Son muchas cosas y no hay tiempo. Y en las sentencias se nota. Y también creo que se ha banalizado el acto del juicio. Un juicio no es resolver un asunto en la barra de un bar. Un juicio es algo muy complicado y hay demasiado volumen de juicios. Si no fuera por eso se disfrutaría mucho más de ese acto y de esta profesión.

-¿Nunca se ha planteado pasarse al otro lado?

-Creo que me costaría mucho y me han hecho alguna oferta. Pero es que soy muy muy juez. Cuando estudiaba las oposiciones, se me acabó el dinero y estuve trabajando como fiscal sustituto y también me gustó mucho. Pero no lo cambiaría por ser juez.

-¿La justicia debería ser una prioridad para los poderes públicos, al nivel de la sanidad y la educación?

-Ojalá. Somos la hermanita pobre, especialmente en Andalucía.