«No, no, no soy trianero nostálgico. Me gusta vivirla al día, como es»

–¿Sería pedirle mucho que me dijera qué fórmula es la de Triana para ser casi tan adictiva como la de la Coca Cola?

–Su ambiente. En el aire que se respira en Triana es diferente. Hay un detalle que la hace singular en Sevilla: sus límites, el río y la cava. Esos límites imprimían carácter, te daban una personalidad especial.

–Me habla usted en pasado…

–Sí, sí, le hablo de la Triana que yo viví de pequeño, cuando iba a los Salesianos al colegio.

–Al paso de la facultad de Ciencias a la de Químicas usted le dedicó un libro donde se agazapaban muchas anécdotas académicas. ¿Le parece oportuno que me recuerde alguna?

–Recuerdo que un alumno que tenía una media tuna y se buscaba en un dos caballos la vida por Sevilla. El día de San Luis, día del santo de mi mujer, estábamos celebrándolo en el bar Colón y vi llegar al dos caballos. Le dije a mi señora, ya está aquí la tuna. El alumno se me acercó y me dijo: ¡he acabado la carrera don Vicente! Y le bajé mí pulgar. Los amigos que cantaban Clavelito lo cambiaron por suspensito. Aprobó en septiembre.

–Volvamos a Triana. Cuántos apellidos trianeros hay en su genealogía.

–A los Flores les pierdo la pista. Y la de los Luque también. Ambos apellidos están vinculados a Triana por muchas generaciones.

–¿Y usted se siente más un trianero de honor o de corazón?

–Yo me siento trianero de corazón. Vivo en el Porvenir. Pero siempre regreso a Triana y me siento más a gusto que en el Porvenir. En mi nombramiento han pesado mucho las hermandades de la O, el Cachorro y el Rocío. Y de esas tres hermandades, en dos, tengo prácticamente setenta años de antigüedad. En la peña trianera tengo el número dos de socio.

–De Vicente Flores Navarro, su padre, qué aprendió usted.

–El buen hacer y el llevarse bien con la gente

–Su padre dibujaba y escribía divinamente…

–Mi padre colaboró con ABC cincuenta años. Sustituyó a Martínez de León, del que era muy amigo, porque se fue al ABC de Madrid. Y mi padre, que aprendió a dibujar en la cerámica de Montalván, se hizo cargo de las caricaturas e ilustraciones de ABC.

–¿Baldomero y su compadre es el previo del prototipo de una forma de entender la dualidad local?

–Martínez de León se expresaba a través de Oselito y mi padre a través de Baldomero y su compadre, que simbolizaban las dos Sevillas antagónicas por sus colores futbolísticos, aficiones taurinas y sucesos de la ciudad.

–A Martínez de León le salió muy caro que Oselito viajara a Rusia…

–Se salvó de ser ajusticiado por la influencia de una familia sevillana muy vinculada a ABC.

–¿Es militante de la Triana de la nostalgia? ¿La del sombrero de Astolfi y las avellanas verdes, pongamos por caso…?

–No, no, no milito en la nostalgia. Me gusta vivirla como es. La actual es distinta a mi juventud. Pero voy y me encuentro entre amigos y no cabe la nostalgia. Hay que saber adaptarse a los momentos de la vida.

–Pero Triana ya no es solo un barrio aberchale, se ha convertido en un barrio internacional, rompeolas de guiris y buscadores de esencias definitivas. ¿Le parece mal?

–(Risas) A mí, en una tertulia mañanera donde tomo café con trianeros, macarenos y aljarafeños, algunos, por mi manera de hablar de Triana, me tildan de militante muy trianero...

–¿Le molesta la torre Pelli en la perspectiva de Triana?

–Muchísimo. Se podía haber hecho en otro lado.

–¿Por decreto qué declararía intocable e inmutable en su barrio de nacimiento?

–Triana es un barrio internacional. Es otro icono de Sevilla. Y algunas guías que va por San Jacinto con el paraguas abierto y un grupo de turistas detrás, cuentan cosas del barrio que no son. A veces tengo la osadía de meterme y desmentirlas.

–Dicen que el puente es puente y aparte. ¿No le vendrían mal unos tolditos, verdad?

–Este año es trianero de honor José Luis Manzanares, que le puso los tolditos al puente del Cachorro. A ver si tenemos la misma suerte pronto…

–Usted dio el pregón de la velá y pintó un cartel para la misma. Cíteme del primero una idea que siga siendo vigente.

–En el año 1988 Triana ya no era la de mi infancia. Muchos trianeros se marcharon del barrio. Lo que más evoque fue rescatar la Triana que el tiempo se llevó a partir de los sesenta.