Existen personas que están hechas de otra pasta. Que a pesar de las vivencias y el paso del tiempo envejecen con una fuerza, un carácter y un brillo especial. Y son esas mismas personas las que dan lecciones de vida al resto, cuando la ... perspectiva se pierde, el día a día se vuelve complicado y la juventud no parece ser suficiente para afrontarlo.
Por eso, cuando Dolores entró por la puerta del programa 'La tarde, aquí y ahora', la audiencia de no podía contener las carcajadas. Y es que, no todos los días se tiene el privilegio de conocer a una persona como ella, una mujer que, a sus 102 años, no solo ha desafiado al tiempo, sino que ha hecho de su longevidad un acto de rebeldía y humor.
Dolores llegó al programa de Juan y Medio con paso firme y un rostro iluminado por una sonrisa pícara. Nada de bastones o ayuda para ella. Desde el primer momento, dejó claro que no era una centenaria común. Su mirada vivaz y chispeante ya prometía una entrevista memorable, pero nadie se esperaba el relato que estaba por compartir.
Entre risas, comenzó a contarle a la audiencia sobre su vida, su familia y la energía que la sigue acompañando. Pero fue cuando Juan y Medio, intrigado por una anécdota, le preguntó sobre un incidente médico reciente y Dolores no dudó en responder.
«Pues mire usted, yo tengo reuma y me querían operar de la mano», comenzó a contar,«¡Pero dije que no! Porque con esta -dijo señalando su mano derecha- doy mejor que con esta-concluyó refiriéndose a la izquierda».
La respuesta desató una oleada de carcajadas en el público y dejó al mismo presentador sorprendido, que se dirigió a ella pare preguntarle si era capaz de hacer todo sola, que lo mismo la gente podía pensar que con 102 años necesitaba ayuda para hacer cosas cotidianas como cortarse las uñas de los pies. Ante esta pregunta, Dolores no lo dudó y se puso en pie, se agachó y se levantó repetidas veces mostrando a todo el mundo lo ágil que está todavía.
Sin duda, un testimonio de vida que nos recuerda que, aunque el cuerpo envejezca, la risa y la actitud permanecen eternamente jóvenes.
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