Sevilla se blinda contra el botellón de cara a la noche «más peligrosa del año»

La verdadera prueba de fuego será en la noche festiva del 31 al 1 de noviembre. Para esa noche, Policía Local y Nacional van a desplegar a cerca de 300 agentes en los principales puntos de ocio nocturno. Si bien, parte de ese dispositivo, aunque en menor número, se adelantó a este fin de semana cuando ya se habían anunciado varias fiestas temáticas. El viernes por la noche fue el estreno de este refuerzo y ABC quiso comprobar in situ su funcionamiento.

ZONAS DE

BOTELLÓN

EN SEVILLA

Puerta y alrededores de la sala Antique

Isla de la Cartuja

Montes Sierra y Santa Clara

Torneo

Santa

Justa

Avda. Menéndez Pelayo

Alrededores de la discoteca Theatre, en Sevilla Este

P. Cristóbal Colón

Avda. de Andalucía

Alrededores de la Plaza de Armas

Alrededores del Teatro Lope de Vega

Junto al

Pabellón de Chile

Avda. de la Paz

SE-30

Zona conocida como Zero, al lado del

Club Náutico

Juan Pablo II

El Lipa, junto al Parque

de los Príncipes

Explanada de la antigua discoteca EM

Avda. de las Razas

SE-30

SE-30

SE-30

Fuente: Elaboración propia

Gráfico: A. Montes / ABC SEVILLA

Terrenos junto a Palmas Altas

ZONAS DE

BOTELLÓN

EN SEVILLA

Puerta y alrededores de la sala Antique

Isla de la Cartuja

Montes Sierra y Santa Clara

Torneo

Alrededores de la Plaza de Armas

Santa

Justa

Avda. Menéndez Pelayo

Alrededores de la discoteca Theatre, en Sevilla Este

P. C. Colón

Avda. de Andalucía

Alrededores del Teatro Lope de Vega

Junto al

Pabellón de Chile

SE-30

Avda. de la Paz

Zona

conocida como Zero,

al lado del

Club Náutico

Juan Pablo II

El Lipa, junto al Parque

de los Príncipes

Explanada de la antigua discoteca EM

SE-30

SE-30

Fuente:

Elaboración propia

Gráfico:

A. Montes /

ABC SEVILLA

Terrenos junto a Palmas Altas

El recorrido que hizo este periódico por los botellódromos no oficiales de la ciudad arrancó en Los Remedios. A las once y media de la noche, los grupos reunidos en torno a las bolsas de plástico que delatan a los practicantes del botellón, apuraban los restos en los jardines Manuel Ferrand. Nadie los conoce por su nombre; a la zona todos le llaman Tabacalera porque a dos pasos está la antigua fábrica. La mayoría de los jóvenes no ha alcanzado la mayoría de edad y por ese motivo son los primeros que se lanzan a la calle cada fin de semana a beber antes de intentar entrar en algunos de los locales de la calle Juan Sebastián Elcano.

Hace justo un año, los vecinos denunciaban cómo el botellón había regresado con fuerza a esta zona del barrio y culpaban de ello a algunos de los bares de la calle. Un cartel colgado del balcón de un piso da fe del hartazgo vecinal: «Se quiere descanso. Se respeta el sueño. Se llama al 092». En un octubre del año pasado, un joven quedó inconsciente en la puerta de su casa tras ser golpeado por recriminar a otros que estuvieran orinando en el portal. Este viernes por la noche, la afluencia al botellón en la calle Juan Sebastián Elcano era muy inferior. Pasada la medianoche, los grupos se contaban con los dedos de la mano.

En Los Remedios han sufrido por temporadas el botellón en la zona del Lipa (Lipasam junto al parque de los Príncipes), en el campo de la Feria o en los alrededores de la estación del metro de Blas Infante. Sin embargo, estas zonas estaban vacías el viernes por la noche. «Hace un año se lio aquí y la gente tiene miedo. Hay quien ha preferido no salir y dejarlo para el fin de semana que viene», comenta una adolescente que se dirige por la avenida Flota de Indias hacia un local que hay cerca del Labradores.

En ese instante, un turismo que estaba circulando a escasos metros revela su verdadero cometido. El copiloto ha colocado un rotativo azul en el techo que indica que es un vehículo camuflado de la Policía y sale a toda prisa en dirección al puente de las Delicias. A lo largo de la noche, este periódico se cruzará con agentes de paisano en tres ocasiones. Su cometido es el de patrullar sin levantar sospechas en las zonas de ocio nocturno hasta que se produce un aviso y se cae el camuflaje.

Al otro lado del río, en los alrededores del Chile y de la discoteca Casino se monta el botellón hace décadas. Muchos padres que ven crecer ahora a sus hijos, bebieron de vasos de plástico a escasos metros del Lope de Vega. Sin embargo este viernes por la noche, sólo un grupo de cinco personas seguía con esta práctica. Un vigilante de seguridad paseaba alrededor del teatro y lo que en su día fue la discoteca Bandalai -ambos edificios han sido fuertemente vandalizados-. No les dice nada a los jóvenes que beben a pie de calle. Sin embargo, su presencia incomoda. En esta zona se produjo hace dos semanas varias agresiones y robos que causaron una desbandada de chavales. En apenas media hora pasan dos coches de policía que se internan lentamente por las calles que hay detrás del Chile, donde sí reina el ambiente que no hay en el exterior del bar. Hay público, pero opta por estar en los locales.

Tras saltar por varios botellódromos vacíos, nos topamos a la una y media de la mañana con un control de alcoholemia de la Policía Local en Reyes Católicos. Junto a los vehículos policiales, uno auxiliar de la DGT donde se realizan las segundas pruebas de precisión cuando el alcoholímetro avisa de tasa positiva. Los agentes dirigen la circulación con bastones luminosos y por el filtro de control detienen a todos los vehículos. Apenas dejan margen a la suerte del conductor que ha bebido y espera que no lo paren. El importante despliegue de agentes y vehículos que cogen toda la entrada de la avenida impone. Hay una intención clara de trasladar la idea de que hay mucha policía en la calle y lo consiguen.

La siguiente parada es en la Cartuja donde suelen reunirse grupos a beber antes de entrar a discotecas como Antique. La zona de aparcamientos que hay entre el establecimiento y el parque anexo es propicia porque está apartada de la vía principal y garantiza cierta privacidad. Pero este viernes por la noche, esta zona de la ciudad no fue de las predilectas. Muy poca gente tanto fuera como dentro del local.

Si hace unos años el botellón era masivo y se concentraba en un par de zonas de la ciudad como la Alfalfa; ahora está más atomizado e incluso se ha dispersado hacia barrios alejados del casco antiguo como Santa Clara y Sevilla Este. Los vecinos señalan la discoteca OCCO como el gran foco de atracción de los jóvenes que se reúnen a partir de la medianoche a lo largo de la avenida Montes Sierra para beber y después acceder de madrugada al local. Sobre las dos de la mañana, la vía de servicio que pasa por delante de este establecimiento suele estar llena de coches con los maleteros abiertos y la música regalando decibelios. Pero este viernes por la noche había sólo grupos disueltos y eso que la discoteca había anunciado una fiesta de Halloween.

La clave pudo estar en el efecto disuasorio de las patrullas a pie de la Policía Local. Pasada la medianoche, cuatro agentes estuvieron en la plaza Carlos Franco Pineda, que está detrás del citado establecimiento nocturno y a pocos metros de otros de los locales de moda, la discoteca Theatre, que este viernes no abrió sus puertas. A esa hora se empezaban a reunir algunos grupos, pero la presencia policial pudo ser determinante para que el botellón no alcanzara cifras masivas cuando esta parte de la ciudad es colonizada todos los fines de semana por centenares de jóvenes. A las tres de la mañana, ni rastro de gente bebiendo en la calle.

Desde el Ayuntamiento confirmaban que en Sevilla Este se habían precintado el viernes por la noche dos locales nocturnos. Ambos locales están ubicados en la avenida de la Innovación. El cierre cautelar de uno de los establecimientos fue «por incumplimiento grave de las medidas de seguridad y exceso del aforo permitido en un 54%».

Los agentes también echaron el cierre a otro negocio que ya contaba con una resolución anterior y desalojaron a 62 personas. Ese incremento de las inspecciones en horario nocturno influyó para descafeinar la movida de la calle. En total, los agentes realizaron 17 actuaciones de control de locales. En esta parte de la ciudad se había vivido, además, la noche anterior un tiroteo en la puerta de una discoteca que dejó un herido grave. Esto pudo influir para que algunos negocios de ocio nocturno registraran menos público.

Hay muchos jóvenes que no dudan en cruzar la ciudad para ir a puntos alejados donde se practica el botellón como Santa Clara o Palmas Altas (desactivado también este viernes pasado). Esto les obliga a usar transporte y es aquí donde la Guardia Civil juega su papel. Las entradas desde carreteras como la SE-30 que dan acceso a puntos donde hay botellón como los alrededores del estadio de la Cartuja o el Parque Guadaíra fueron controladas por las patrullas del Instituto Armado. A las cuatro de la mañana, quien quiso salir de la ciudad por el Alamillo se encontró con un control de la Guardia Civil que en apenas unos minutos detectó a varios conductores que dieron positivo y que no pudieron escapar al blindaje de la ciudad.