Las Cabezas de San Juan
El viejo silo de la marisma que renació con quinoa
Algosur recupera este almacén abandonado para guardar su «arroz inca» en un proyecto que aspira a liderar el mercado europeo de este grano
Luis Montoto
En su punto más alto queda a merced del espectador la extensa imagen de las fincas fatigadas: se acaba de cosechar el algodón y los tractores laborean para reparar las cicatrices de la tierra antes de que lleguen las lluvias del otoño. En el arcén ... de los caminos se acumula, como una insólita nevada, la borra blanca que ha caído en el trasiego hacia las desmotadoras. Se atisba el perfil de El Trobal, Vetaherrado, Marismilla… las aldeas de los pioneros que transformaron esta orilla del Guadalquivir en la comarca algodonera por antonomasia.
Noticias relacionadas
El silo de Las Cabezas de San Juan (una mole de hormigón cuya torre roza los 60 metros de altura) era un vigilante desahuciado en la frontera de esta llanura de la marisma , que alcanza su límite en las vías ferroviarias y la autopista de Cádiz; pero la llegada de un cultivo inmigrante le ha dado nueva vida. Este macroalmacén de trigo —diseñado para regular el mercado cerealista tras «los años del hambre» que sucedieron a la Guerra Civil— acaba de ser reformado y reconvertido en el mayor almacén de quinoa de Europa. «Recibiremos y limpiaremos aquí el grano y se podrán almacenar 30.000 toneladas, la cantidad de quinoa que importa la UE desde Perú», indica Susana Vilariño , directora de I+D+i de Algosur, la compañía que dirige este proyecto agroindustrial. La iniciativa contempla también el acopio de otros cultivos como el denominado trigo sarraceno y el amaranto (una semilla de origen peruano), todos ellos sin gluten.
La transformación de este silo —que ha requerido una inversión superior a los cuatro millones de euros— es el último paso en una iniciativa que nació en 2007 para adaptar la quinoa al clima de Sevilla. «Al principio hubo agricultores que se extrañaron, me decían que estábamos cultivando cenizo, que es una mala hierba que se parece a la planta de la quinoa», recuerda Vilariño, nacida en Cuba, que estudió este cultivo en su paso por Chile. Ahora el «arroz inca» ya empieza a convertirse en un producto arraigado del Bajo Guadalquivir , como el algodón o el tomate. «En diciembre habrá más de 3.000 hectáreas en Sevilla, casi un 70% más que el pasado año, y el cultivo también está creciendo en Cádiz, Córdoba, Huelva y en Extremadura».
La quinoa se considera un «súper alimento» por su equilibro entre proteínas, grasas e hidratos de carbono. El grano tiene un 16% de proteína pero puede llegar al 23%, el doble de cualquier cereal. «Su demanda crece porque es muy saludable: en un lustro se doblará el consumo europeo y superará las 60.000 toneladas anuales, y nuestro desafío es cubrir una parte importante de esa demanda desde aquí».
De la mano de esta ambición el inmenso silo ha resucitado: la vida fluye en su unidad de recepción de grano , en la torre que eleva la quinoa con una noria hasta la galería superior, donde se distribuye por las celdas, que son grandes depósitos verticales adosados entre si formando filas, donde se guarda el alimento. «Había sido expoliado, hemos tenido que reponer máquinas y todos los elementos metálicos, hasta las ventanas, y la zona de secado es completamente nueva». También se ha instalado un software para el control informático de todos los dispositivos. El final del proceso de elaboración de la quinoa se realiza actualmente en la planta de Algosur en Lebrija , aunque el objetivo es que en torno al silo se aglutine la mayoría de las operaciones relacionadas con este cultivo.
En la última década ha existido un movimiento para rehabilitar los viejos silos del franquismo . Ayuntamientos y arquitectos han hecho numerosas propuestas para reconvertirlos en hoteles y hasta en bibliotecas. «Son estructuras funcionales, mecanizadas, muy bien diseñadas para realizar su función original, situados en zonas en las que la logística es la más idónea... se merecen seguir aportándole valor añadido al campo», concluye esta ingeniera. Y el de Cabezas de San Juan continuará vigilando la llanura de la marisma mientras custodia el «arroz inca» que consumirá Europa.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete