Crisis del sector
Los trajes de flamenca, colgados desde hace un año por el coronavirus
Miles de vestidos siguen en los talleres a la espera de ferias y romerías mientras el sector agoniza
Mercedes Benítez
Cerca de un año después de que todo se fuera al traste por culpa del coronavirus, los trajes de flamenca esperan en los talleres a que lleguen tiempos mejores . Con la perspectiva de que este año tampoco habrá Feria deSevilla, ni Rocío ni ... probablemente ninguna romería o fiesta, el sector agoniza. Los diseñadores, que acaban de pedir la declaración del traje como patrimonio inmaterial de la humanidad, manejan algunas cifras del desastre de un gremio que ya no puede más. Ha intentando vender los trajes rebajados, hecho mascarillas, batas y todo lo que ha podido. Pero si la situación se prolonga no tiene garantizada la supervivencia.Mientras no haya feria, ¿quién va a comprar un traje de flamenca?
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Se puede hablar, según Qlamenco, la asociación de diseñadores empresarios de moda y artesanía flamenca, de miles de trajes colgados sólo entre los que estuvieron en las pasarelas de Simof, We Love Flamenco, Andújar y Jerez . Calculan que hay 500 empresas en Andalucía entre las de indumentaria y accesorios en situación de paro técnico. Es un sector que, a falta de cifras oficiales, mueve mucho empleo.
«Los desfiles están bien como algo emocional, pero ¿quien va a comprar un traje?», dice Pedro González
Por lo bajo, calculan unas 2.000 personas trabajando directamente en el sector. Sin contar los que lo hacen de forma no oficial. Por eso las palabras de Pedro González y de los diseñadores que esta semana quisieron posar con sus trajes, frente al Ayuntamiento de Sevilla, reflejan la desesperación. La mayoría hicieron una inversión a final del verano de 2019 de la que no han recuperado ni un euro. Normalmente compran el género en septiembre y con él preparan muestras y catálogo de la temporada siguiente. Es decir, desde septiembre de 2019, cuando empezaron a invertir sus ingresos han sido cero.
«La situación del sector es dramática . No entra dinero a las empresas desde hace más de un año.Para los que hagan otra cosa su situación no es tan mala pero para nosotros es fatal», dice PedroGonzález, insistiendo en que la única realidad es que los trajes «están colgados».
«Tengo 200 trajes en el taller. Las clientas no saben cuando los van a recoger», explica Carmen Latorre
Por eso Qlamenco, que esta semana se reunió con el Ayuntamiento junto con otros sectores perjudicados por la suspensión de las fiestas de primavera, cree que la única solución para ayudarles es que recuperen la inversión. «Si quieren reactivar el sector que le paguen el coste del muestrario y la promoción para 2022» , reivindica González que también recuerda que ha habido muchos Erte.
Él considera que los desfiles y otros actos que quieren organizar sirven de «apoyo emocional» pero poco más ya que «nadie va a comprar un traje de flamenca ahora». Aún así, llama a las sevillanas a que este año se vistan de flamenca en el balcón coincidiendo con la Feria.
Cuando se le pregunta si son reciclables los trajes que se quedaron colgados, Pedro González cree que las clientas no van a querer comprar por el mismo precio un vestido de hace dos años. Es algo que tampoco entra «en el ego» del diseñador ya que las telas y las tendencias cambian. Además esperan que cuando vuelva la feria la respuesta del consumidor sea la esperada: comprar trajes.
«Los encargos están parados. ¿Cómo van a recoger los trajes si no hay feria a la vista?», dice José Galván
Lo mismo opinan los otros diseñadores. Desde Lunares y Volantes, Margarita y Conso tachan de crítica la situación que esperan que se anime en primavera. José Galvan tiene más de la mitad de la colección y encargos a medida, «colgados», un género que cuantifica en 15.000 euros entre tejidos y confección, «Los encargos están parados y estamos intentando negociar con las clientas si lo recogen, pero no quieren arriesgarse».
«En la moda flamenca no estamos en las colas del hambre porque tenemos familia», dice Yolanda Rivas, mientras desde Atelier Rima, su propietaria, una lituana que lleva años en el sector admite que sólo mantiene el taller de Almonte tras cerrar el local de Sevilla. «Tengo cincuenta trajes en las fundas» . Le salva, como a otros, las ventas a Japón. Juan Foronda, que vende mantones, tampoco se ha librado. Si acaso a él le salvan algunas bodas. Todos esperan que lleguen tiempos mejores.
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