Entrevista
«Se tardó mucho en combatir la leyenda negra y para hacerlo se puso en marcha el Archivo de Indias»
Esther Cruces, nueva directora de esta institución, cree que descontexualizar la Historia lleva a una revisión continua de la misma y advierte contra la «damnatio memoriae» romana, la condena de la memoria
Jesús Álvarez
Esther Cruces Blanco, doctora en Historia, es la nueva directora del Archivo General de Indias . Funcionaria de carrera del Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios del Estado, ha dirigido el Archivo Histórico Provincial de Córdoba , el Archivo General de Andalucía y ... el Archivo Histórico Provincial de Málaga. También fue secretaria del Plan Andaluz de Investigación y jefa del Servicio de Investigación y Difusión del Patronato de la Alhambra y Generalife. Participa en los consejos de redacción de revistas nacionales e internacionales de archivística, ha publicado diversos trabajos sobre Archivística e Historia del Reino de Granada y es académica numeraria de la Academia de Nobles Artes de Antequera. Recibió la cruz del mérito militar, de primera clase, con distintivo blanco, por sus trabajos en archivos militares en la antigua Capitanía de Sevilla.
¿Siempre quiso ser archivera?
Desde que estudié Historia en la Facultad. Soy doctora en Historia y tuve la suerte de tener un gran profesor que es archivero y me orientó mucho. Tener un buen maestro es necesario y clave.
Ha dirigido varios archivos en Andalucía. ¿El Archivo General de Indias es de lo más apetecibles que hay en España para un archivero?
En España y en el mundo. Es un archivo muy peculiar no sólo por sus ingentes fondos documentales sino también por su creación. Un archivo que se parece a muy pocos en el mundo. En España hay otros archivos generales como el de Simancas, el de la Corona de Aragón o el Archivo Histórico Nacional. Somos casi la evolución del Archivo General de Simancas. La mayor parte de nuestros fondos procede de este archivo que en realidad es el archivo general de la Corona de Castilla.
¿Cuál es la proyección internacional del Archivo de Indias en este momento?
Nos consultan investigadores de las mejores universidades del mundo, incluidas las españolas. Gracias al trabajo de difusión que se ha hecho y a nuestras exposiciones, creo que el público ha podido saber que aquí hay mucha documentación de Estados Unidos, de toda América Central y del Sur, del Pacífico y también de Europa. El control de mercancías con países europeos era muy importante.
Dispone de 80 millones de páginas, 43.000 legajos y 8.000 mapas y dibujos.
Es un gran patrimonio documental al que acuden no solo historiadores sino también juristas, geógrafos, incluso botánicos. Aunque nuestra producción sigue aumentando. Los archiveros calculamos las páginas por metros lineales y kilómetros de estanterías. Y aquí hablamos de kilómetros de estanterías y a la gente le sorprende esto.
El saber ocupa lugar.
Sí, y el nuestro es muy grande y cada vez mayor.
Se decía que en el Imperio Español no se ponía nunca el sol.
Y así era. Abarcaba todo el mundo conocido. También Portugal tenía una importante penetración y nosotros tenemos muchos vínculos con el Archivo de Portugal.
¿Se siguen descubriendo nuevas cosas sobre el Descubrimiento y el imperio colonial español?
Los documentos siempre han estado ahí. Los papeles son los mismos para todos, donde pongas la mirada dejas de mirar a otro sitio. En un archivo nunca se para y se pueden descubrir nuevos datos porque están sujetos a las miradas de los investigadores. Aquí vienen investigadores de todo el mundo y hay miles de consultas por internet y por correo electrónico.
Siempre ha dicho que su deber era poner el patrimonio documental al servicio de la ciudadanía. ¿Hay cosas que aún no se han puesto?
Muchos archiveros de mi generación vimos hace tiempo que los archivos debían abrirse a todo el público, no solo a investigadores o especialistas. Eso lo aprendimos con archiveros mayores que nosotros que nos orientaron. Luego nos introdujimos en el mundo de la archivística internacional y en las leyes de transparencia. Trabajar en temas de difusión muy importante. Este archivo es un ejemplo pero seguiremos profundizando en eso.
Es un archivo muy reconocido por los profesionales pero poco conocido por el gran público.
Sí. El Achivo de Indias surgió en el siglo XVIII por la acción de los ilustrados, con Carlos III a la cabeza. Es importante darlo a conocer. Hacemos muchas actividades, hemos modernizado la web y tenemos exposiciones temporales. Y nos esforzamos en la atención al público. Hay que reforzar todo eso y que el Archivo sea entendido. Ahora estamos constreñidos por la pandemia pero volveremos a hacerlas en cuanto podamos.
La palabra «archivo» parece que echa un poco para atrás.
Sí. Porque se piensa que es algo para élites intelectuales. Y aquí puede venir quien quiera. Ha habido exposiciones en las que escolares han disfrutado más que nadie. De la última, «El viaje más largo» me llamó la atención ver a tantos niños disfrutar. Y eso se va rompiendo. La palabra «archivo» se sigue asociando a la reserva, a documentos delicados, policiales, judiciales. Hay una connotación negativa en los medios cuando se habla de una causa que se archiva. Hay que intentar quitársela, aunque tenga que seguir habiendo archivos policiales y archivos judiciales.
¿Qué es lo más relevante para usted que no se conoce del Archivo de Indias?
La propia historia del Archivo. Fue casi como una conquista. El traslado de documentos de Vallladolid para acá en una recua, taparlos para que no se mojaran. Del Consejo de Indias había cosas en Cádiz que también vinieron a Sevilla
¿La salida de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz marcó el declive irremediable de la ciudad?
La desaparición o traslado de cualquier institución relevante afecta mucho a cualquier ciudad. Ocurrió con la Capitanía General de Granada y órganos judiciales. En Sevilla los mercaderes y los comerciantes tienen que desplazarse junto con otros factores. Otras ciudades portuarias españolas también reclamaron durante mucho tiempo contra el monopolio de Sevilla de los puertos de libre comercio.
¿Hay cosas que aún no se saben sobre la historia del Descubrimiento?
Los grandes hitos y sus grandes protagonistas se conocen pero en historia es importante, además de los hechos y personajes relevantes, los personajes que estuvieron en segunda fila y de esos se sabe mucho menos. Esas investigaciones no paran y se están averiguando muchas cosas de los «menudos», como se llama a esos personajes secundarios. Pero son muy importantes también. La Corona sabía de ellos, aunque fueran pocos y pequeños.
En el Archivo de Indias se documenta uno de los primeros casos de malos tratos contra una mujer que llegaron a la Justicia.
La documentación dice muchas cosas y es muy importante la mirada del investigador. Cuando empieza a interesar la mujer, se descubren cosas como su actividad, sus limitaciones y cómo trataron de sobreponerse a ellas. No tenían capacidad jurídica pero hacían de todo cuando perdían al marido o al padre. No les quedaba más remedio. Llevaban la familia, la hacienda y todo sin reconocimiento de nadie.
De uno de esos casos se han hecho eco en el «documento del mes».
Vamos a seguir con el «documento del mes» porque es una actividad que merece la pena, aunque nos lleve mucho trabajo. El mes pasado lo dedicamos a las mujeres que protestaban por sus limitaciones, a las que no dejaban casarse ni trabajar porque el marido no estaba muerto ni vivo oficialmente. Querían empoderarse. En el documento de este mes contamos cómo murió Magallanes, un episodio muy relevante del Descubrimiento. Son cosas que se sabían pero que ahora se desmenuzan y se analizan mejor para que todo el mundo las entienda.
Ahora se percibe una nueva imperofobia en sectores radicales de algunos países. ¿Por qué cree que se está reavivando la leyenda negra contra España?
La revisión de la historia es una constante. A mí no me parece, en general, negativa esta revisión, aunque en ese camino hay unos que se equivocan y otros que aciertan. Uno de los motivos de la creación del Archivo de Indias fue precisamente combatir la leyenda negra. España tardó mucho, no obstante, en reaccionar. Otros países que actuaron igual o peor no la tuvieron porque la combatieron. Lo que ocurre ahora con la reactivación de la leyenda negra no es nada nuevo y responde a motivos geopolíticos e intereses de distinto tipo.
¿Con los papeles que hay en el Archivo de Indias se puede combatir esta nueva oleada?
Hay papeles de todo tipo. Lo que ocurre es que hay que poner los hechos en su contexto y hace doscientos o trescientos años pasaban cosas que ahora nos parecen tremendas. Pero eso pasaba con España, Francia o Inglaterra. Sacar las cosas de su contexto histórico hace que se confundan las cosas y no se analicen bien.
¿El derribo de estatuas de Colón en Estados Unidos, por ejemplo, responde a ese fenómeno de descontextualización?
Creo que sí. Esos recordatorios en forma de estatuas o placas también tienen su contexto histórico. Esto es un debate muy antiguo pero si descontextualizamos estaríamos en un revisionismo constante de la historia. Los romanos ya inventaron la «damnatio memoriae», condenar la memoria. Ahora te quito, luego vienen otros y te vuelvo a poner. Eso se aprobó en el Senado y se impedía que se hablara de algo. Y que los documentos se borraran era una de las cosas más aberrantes que podían suceder. Y hoy día también nos pasaría.
¿La llamada «memoria histórica» tiene algo que ver con la «damnatio memoriae»?
Es distinto. Hay una ley estatal sobre esto y otras autónomicas. Se trata de recuperar el nombre pero sobre todo luchar contra el olvido, lo que para mí tiene una connotación distinta. La «damnatio memoriae» es algo así como «tú no me gustas y te borro». En cierto sentido, el vencedor siempre pretende que no se hable del perdedor, pero en este caso en España es luchar contra el olvido. Que determinados nombres no se olviden.
¿Y cambiar los nombres de los militares Churruca, Gravina o Cervera del callejero de algunas capitales no tiene un poco de «damnatio memoriae»?
El asunto del cambio de los nombres de las calles se ha suscitado en relación con estas leyes y no creo que sea comparable con concepto de damnatio memoriae. Pero no soy especialista en esto y sería osado opinar sobre ello.
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