Entrevista
«Sevilla tiene un gran tirón y el aeropuerto empezará a remontar a finales de verano, aunque tardaremos en volver al nivel de 2019»
Su director, Jesús Caballero, advierte de que cuando se abra el espacio aéreo habrá una gran competencia turística de ciudades del norte de África, Grecia, Turquía y Egipto
Jesús Álvarez
El ingeniero aeronáutico Jesús Caballero se siente afortunado por trabajar en su pasión, la aviación, en la que no tiene antecedentes familiares. Dudó entre ser piloto o ingeniero y al final se decidió por «crear valor a través del conocimiento y la ... experiencia» en vez de ponerse a los mandos de un avión y volar con él por todo el mundo. Ha trabajado en Barajas , El Prat y los aeropuertos de Málaga y Melilla hasta que en 2013 fue nombrado director del aeropuerto de Sevilla. Sólo tenía 32 años y podría presumir (aunque no lo hace) de ser el directivo aeroportuario más joven de España cuando se hizo cargo del aeropuerto de Melilla cuatro años antes.
Hasta el inicio de la pandemia logró colocar a San Pablo en niveles históricos de tráfico y conexiones internacionales pero el coronavirus se llevó por delante su trabajo casi de un día para otro, como el de todos sus colegas españoles y del resto del mundo. Toca ahora levantarse y reconstruir los pedazos cuando las vacunas empiezan por fin a derrotar al virus.
Dirigía el aeropuerto de Sevilla cuando el 9 de mayo de 2015 se estrelló muy cerca de las pistas un Airbus A-400M con seis tripulantes a bordo, de los cuales cuatro murieron y dos quedaron gravemente heridos. ¿Fue su peor momento en el cargo?
Fue un momento durísimo. Yo solo llevaba dos años aquí y conocíamos a la tripulación. Seguimos teniendo contacto con algunos de ellos y con las familias. Nunca olvidaré ese día.
Supongo que tampoco olvidará cuando se decretó el Estado de Alarma el 14 de marzo de 2020.
Escuchábamos lo que pasaba en Wuhan como algo muy lejano pero esto llegó a Italia y luego a España de una forma muy rápida. De un día para otro nos confinaron y el aeropuerto de Sevilla se quedó en una situación muy difícil. Hablamos de la peor crisis de la aviación mundial en toda su historia.
Muchos pensamos que el confinamiento duraría dos semanas.
Lo pensamos muchas personas pero fueron tres meses y lo peor fue la recaída que se produjo después de la apertura verano. Todos nos creímos que habíamos derrotado al virus y se produjo una subida brutal del tráfico aéreo en esos dos meses pero llegó la segunda ola y todo se fue al traste. Y no se le veía el fin. Me afectó más anímicamente la segunda que la primera.
Cuenta una de sus colaboradoras que en la primera ola se puso a releer a los clásicos. A los estoicos.
Sí. Leí «Las reflexiones de Marco Aurelio» para que me diera fuerzas y me ayudaran esas reflexiones. Después de tantos años de trabajo, aceptar la realidad de empezar casi de cero es dificil. Pasé muchas noches sin dormir porque no entendía cómo había ocurrido esto. Llevábamos tres años creciendo fortísimo y hablando con compañías aéreas de todo el mundo. Las perspectivas eran muy positivas para 2020, 2021 y 2022 y nos embarcamos en la ampliación de la terminal, el proyecto más ambicioso de los últimos años. Y de repente pasamos de todo eso, de una actividad frenética, a no tener pasajeros. Parón total. De 100 a O. Cuando vi la terminal vacía, sin ningún pasajero, nos quedamos desolados. Pero inmediatamente nos levantamos y nos pusimos a pensar en cómo podíamos ayudar a la recuperación del sector.
El aeropuerto siguió recibiendo mercancías esenciales durante el confinamiento, entre ellas mascarillas y material sanitario, y cuenta otra de sus colaboradoras que casi tiene que alojar a los tripulantes de esos aviones en su casa...
La actividad esencial de Sevilla no se podía parar. Los cargueros dejaron de venir durante una semana porque todos estábamos confinados y no había sitio donde alojar a los tripulantes. Y había que traer todo el material sanitario que hacía falta para la pandemia. Por la nomativa legal esos tripulantes debían de guardar un tiempo de descanso y no había donde alojarlos porque todos los hoteles estaban cerrados. Conseguimos alojamiento para ellos después de una semana hablando a nivel institucional y amparándonos en algún resquicio de la normativa porque se trataba de una misión esencial. Al principio no teníamos ese marco y tuvimos que improvisar para no romper las cadenas de suministro. Nada se podía abrir y teníamos que salir de esa.
¿Pero alojó a los tripulantes en su casa?
Casi (risas). Se tuvieron que hacer vuelos de repatriación y vuelos de carga durante esos tres meses de parón. Y también vuelos esenciales como las conexiones desde Sevilla para toda Andalucía con Canarias, Madrid y Barcelona. Cuatro o cinco vuelos diarios que teníamos que seguir manteniendo en unas condiciones muy difíciles en la primera ola de la pandemia. Durante esos tres meses tuvimos que adaptarnos al teletrabajo. En dos o tres meses se aceleró la digitalización, lo que nos hubiese costado tres o cuatro años.
Ahora el avión más importante es el que llega los lunes con las vacunas.
Sí, estamos todos muy pendientes. Es un avión de UPS que llega todos los lunes sobre las 8 de la mañana. Igual que al principio de la pandemia con el que traía material sanitario que se distribuía opr toda Andalucía.
Ha pasado más de un año desde entonces. ¿Vamos viendo la luz al final del túnel?
Sí. Yo soy optimista. Cuando se ha producido algún anuncio de algún gobierno europeo sobre liberación de restricciones, se disparan las reservas y las compras de billetes a Sevilla. Así ha pasado, por ejemplo, con el Reino Unido. Se ve que hay una demanda latente y eso indica que Sevilla se va a recuperar en cuanto de permita la movilidad.
Antes de la pandemia el aeropuerto tenía 71 conexiones europeas. ¿Cuánto cree que tardaremos en volver al nivel de 2019?
Tardaremos algún tiempo. No se va a recuperar todo después de verano como nos gustaría, aunque se eliminen las restricciones. De las decisiones de los gobiernos europeos dependerá el ritmo de la recuperación pero creo que vamos a experimentar un repunte significativo de actividad a finales de este verano, si todo va como se espera. Hay muchas compras de billetes para la segunda parte del verano.
La marca Sevilla estaba muy fuerte antes de la pandemia. ¿Vamos a recuperarla?
Por supuesto, el destino Sevilla tiene mucha potencia en Europa y la gente tiene muchas ganas de volver. Sevilla tiene mucho tirón turístico.
El impacto económico de la pandemia en destrucción de empleo y riqueza afectará previsiblemente al turismo y al tráfico aéreo.
Los datos de AENA hablan de ese repunte a final de verano pero es evidente que ese impacto existe y afectará a todos los aeropuertos. El 50 por ciento de nuestro tráfico es doméstico y el 50 por ciento de Europa. Y está claro que no vamos a llegar a donde estábamos antes de la pandemia con el modelo que teníamos en 2019. Nos dimos cuenta de eso cuando se produjo la reapertura el pasado verano.
¿Qué ocurrió?
Habíamos restablecido el 70 por ciento de las conexiones que teníamos antes del confinamiento pero luego llegó la segunda ola. Tuvimos que cambiar la estrategia y aumentar nuestra resiliencia. Nos dimos cuenta de que había que invertir en los procesos para hacerlos más eficientes porque todo iba a cambiar en los aeropuertos y en la aviación. Vivimos cómo cambió la aviación los atentados de las Torres Gemelas y desde Aena se vio que esto iba a ser algo parecido. Evitar zonas masificadas en los embarques, asegurando distancia social y en los puntos donde se generan colas, asegurar esa distancia para que los pasajeros cogieran de nuevo la confianza en volar.
¿Cómo será el aeropuerto de Sevilla en la era post-covid? ¿Habrá reconocimiento facial y menos papeleo?
Desde Aena ya veníamos trabajando antes en eso. El reconocimiento facial ya se está haciendo en algunos aeropuertos. El concepto de aeropuerto estaba cambiando y todo esto lo ha acelerado. El proceso se inicia antes de llegar aeropuerto, cuando compra el billete, para agilizar el transporte hasta aquí con tecnología y conexiones «smart city» que canalizan esos flujos de transporte público.
¿Será necesario mostrar la documentación tantas veces una vez dentro del aeropuerto?
No será necesario gracias a los datos biométricos y reconocimiento facial. Tampoco será necesario enseñar líquidos, maletas o quitarte cinturón y zapatos. La biometría ya se está haciendo con algunas compañías como Iberia en Barajas y el reconocimiento facial con Air Europa en Menorca. Hay tecnología disponible que detecta objetos peligrosos sin sacar los líquidos ni abrir las maletas o portátiles. Eso genera colas y estrés en los pasajeros También hay mucho estrés en los embarques con las maletas o cuando no sale la maleta por la cinta. Todo eso se va a optimizar y va a mejorar la eficiencia de los aeropuertos. Con una mejor gestión de los tiempos, se aumentará la capacidad sin que crezcan los metros cuadrados.
¿Hay aeropuertos que ya hacen eso?
Sí, el de Schiphol en Amsterdam es muy puntero en filtros de seguridad de los pasajeros. Y otros de Asia, China y EE.UU. Hay innovaciones espectaculares que también estamos ensayando en España. El de Sevilla es parecido en mejora de confort en el tránsito al de Schiphol. Nos hemos fijado en Gatwick para el diseño de la nueva terminal y concepto de plaza comercial.
¿En qué tipo de tecnología somos pioneros en Sevilla?
Sevilla es pionera en volar drones en el aeropuerto para hacer mantenimiento de vuelos, supervisión de campos de vuelo, pistas, plataformas y demás. Esto se hacía hasta ahora visualmente y se necesitaba un operario y un vehículo. Por primera vez en España se está haciendo con drones. Nos costó dos años el permiso pero conseguimos la aprobación.
He visto muchos pájaros sobrevolando por los alrededores de la terminal. ¿No es peligroso?
El campo de vuelo está protegido por cetrería, halcones y águilas, a los que hemos sumado drones que simulan halcones y los disuaden de entrar en el campo de vuelo. Estamos probando estos drones y esperamos que sea efectivo porque nos ayudaría mucho. Y también estamos haciendo la primera prueba en España de pasarelas con control remoto que no necesita operario ni vehículos. Estamos probando esa tecnología con cuatro compañías aéreas. Es el paso previo para que sean completamente automáticas. Es la primera prueba que se está haciendo en Europa de algo así.
Supongo que en cuanto se levanten las restricciones de movilidad habrá mucha competencia en el mundo por atraer viajeros. ¿Cómo se puede conseguir un plus en Sevilla?
Efectivamente no estamos solos y hay muchas amenazas. Hasta el 19 España era la segunda potencia turística del mundo después de Francia. Pero a nivel de competitividad turística ya éramos los números uno del mundo antes de la pandemia. La pandemia puede reequilibrar esos destinos. El Brexit nos puede afectar también. Me refiero a destinos del norte de África, Grecia, Turquía, Egipto y toda esa línea de costa, que va a ser muy competitiva. Por eso es importante que nos preparemos en tecnología y sostenibilidad para hacer frente a esas amenazas. Tenemos que ser más eficientes y competitivos y lo conseguiremos gracias a la tecnología que nos permitirá reducir los tiempos de escala y que los costes de las compañías se reduzcan. Hemos hecho cosas con la torre de control en este campo para reducir los posibles retrasos en los vuelos. Y monitorizamos en tiempo real la escala del avión: maletas, cisternas de combustible, equipos que dan electricidad al avión, la limpieza. Ganar minutos en aviación son en la práctica horas. Para evitar esos retrasos se monitoriza en tiempo real todos estos procesos para mejorarlos. Hablamos de unas doscientas operaciones al día cuando el aeropuerto está a pleno funcionamiento.
Norwegian va a despedir al 85 por ciento de su plantilla en España tras un año en ERTE. ¿Teme que pueda ser el primero de una larga lista de aerolíneas que operan en España?
Estamos en la mayor crisis de la historia de la aviación a nivel mundial. C0mpañías aéreas y aeropuertos estamos intentando sobrevivir a esta situación. Hay que endeudarse para sobrevivir pero aquellas compañías a las que les ha cogido la pandemia con mayor endeudamiento, lo tienen mucho peor. Hay más de 500 aeropuertos comerciales en Europa y hay unos 200 en una situación muy complicada porque no tienen caja. Esto es una cadena y nosotros intentamos ayudar congelando las tarifas aéreas y aplicando incentivos a medida que van aumentando sus operaciones y descontando eso de sus tarifas. También las ayudamos en la promoción de los destinos que ellos van añadiendo para mejorar la ocupación de sus vuelos.
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