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Reloj de arena: Carlos Lencero, todo lo que me gusta es ilegal

Este pacense que se quedó en Sevilla hasta el final fue un magnífico poeta popular y un novelista cuajado

Carlos Lencero Abc

Félix Machuca

Desayunaba savín, almorzaba sus sueños y, por la noche, cuando un amigo le presentaba a alguna chorba de calidad suprema, en vez de darle la mano, l a ponía sobre su sonrisa vertical y decía, sin zozobras ni algarabías: mucho gusto ... Tenía especial atractivo ... para las mujeres. Sin ser Alain Delon ni Paul Newman. Pero al hembraje le gustaban sus maneras bohemias, románticas , tan desapegadas de sí mismo. Solía decir que vino al mundo bajo el signo del amor y la autodestrucción. Se casó varias veces. Siempre con funcionarias con el riñón bien cubierto. Y vivió en Sevilla hasta el final, como aquella letra que le escribió a Camarón.

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