La Madeja
Otro tren que se nos va
La maniobra del Gobierno para anunciar el tren al aeropuerto en plena campaña y luego olvidarse de él ha sido patética
Presentación del metro de Sevilla con el alcalde y la consejera de Fomento
Los sevillanos hemos sido malos votando en mayoría al PP por primera vez en la historia de la provincia. Y Pedro Sánchez nos va a castigar por no portarnos bien. Así de infantil es la política del Gobierno. Durante la campaña electoral anunció ... sin pudor que iba a licitar el estudio para la conexión ferroviaria entre Santa Justa y el aeropuerto, pero justo después de votar le ha vuelto a dar una patada a seguir al proyecto. Se saltó la norma que prohíbe hacer anuncios institucionales en campaña salvo si la medida pregonada está publicada en un boletín oficial, y posteriormente se ha saltado su propia promesa . Ahí queda eso. Mentira tras mentira hasta la mentira final. Pero hay más. La ministra de Transportes se ha pegado los dos últimos meses dándole pares y nones al convenio de financiación de la línea 3 del metro que le envió la Junta de Andalucía. Que si no se pueden aportar fondos europeos, que si el plan de pagos no es realista, que si patatín, que si patatán... Cualquier cosa menos aprobarlo antes de las elecciones y darle al gobierno andaluz ese caramelo. Pues dos días después de votar dice que sí a todo lo que antes era no . A ver si así le da la vuelta al asunto. Denegado el metro antes de las elecciones, aprobado después para ponerle la medalla a Sánchez. Lamentable.
El politiqueo ha privado a Sevilla de infraestructuras básicas y está perjudicando mucho a la ciudad
El metro ya está en marcha porque la consejera Marifrán Carazo no ha esperado a Madrid. Ha licitado el ramal técnico y que salga el sol por Antequera. Y con el tren al aeropuerto pasa tres cuartos de lo mismo. La Junta ha adjudicado ya el contrato para hacer el estudio informativo y decidir cuál es la mejor opción, si un tren, un tranvía o un autobús ligero con carril exclusivo. Si por el Gobierno fuese, todo estaría como los túneles o el resto del anillo de la SE-40. Durmiendo el sueño de los justos. De hecho, es probable que le acabe poniendo palos en las ruedas a la conexión ferroviaria a San Pablo , que de ninguna manera puede apuntarse la Junta. Porque para esta gente las infraestructuras elementales son moneda de cambio. O los votas a ellos, o te quedas sin ellas. Peor aún: te quedas sin ellas aunque los votes. El de Sevilla es el único aeropuerto de España de su tamaño que no tiene enlace por tren con la ciudad. Vigo, Bilbao, Valencia o hasta Jerez están ya conectados o en obras para conseguirlo . Aquí no se ha hecho aún ni el primer trámite. Es decir, tardaremos todavía muchos años en ver ese proyecto, si es que alguna vez lo vemos. Y mientras tratamos de convencer al mundo entero de que somos capital del turismo de lujo con eventos de primer orden y hoteles exclusivos, tendremos que seguir conformándonos con un servicio de taxis infame , a un precio desorbitado y con prácticas deleznables, o con el autobús de Tussam, del que mejor no haremos comentarios. Es muy triste que el politiqueo siga dejando a Sevilla en el vagón de cola de todos los proyectos y que los sevillanos no nos quejemos nunca. El tren del aeropuerto es otro tren que se nos va. Y sabe dios cuántos hemos perdido ya.
Lo que pasó...
Fin de curso. Desde el viernes, todos los alumnos están de vacaciones... y los políticos también. El curso ha terminado y hasta después del verano no se moverá un varal.
Cambios internos. Las listas electorales que hizo Juan Espadas van a provocar una nueva remodelación interna en el Ayuntamiento. Cinco altos cargos se marchan al Parlamento. Nunca hubo un mandato con tantos cambios.
Lo que pasará...
Cubiertas del Alcázar. Acierta el Ayuntamiento abriendo al público las cubiertas del gran monumento sevillano. No tenía sentido que no podamos acceder a lo que nos pertenece.
El tranvibús. Después de 20 millones de euros invertidos en un autobús que hace el trayecto de la línea 2 del metro, ya podemos ir olvidándonos del suburbano. Nos colocan un sucedáneo.
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