Congreso nacional de médicos jubilados
«Hay que olvidar y perdonar para llegar bien a la jubilación. Es un buen momento para dejar de odiar»
José Ignacio del Pino, psiquiatra del hospital Virgen Macarena desde hace casi treinta años, interviene en el Congreso Nacional de Médicos Jubilados que se inaugura hoy en Sevilla
José Ignacio del Pino será uno de los ponentes del Congreso Nacional de Médicos Jubilados
José Ignacio del Pino es socio ejecutivo de Unidad de Psiquiatría y Psicología Asunción U.P.P.A y facultativo de psiquiatría del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla desde hace casi treinta años. Este jueves presentó en Sevilla el libro « Frágiles. ... Desafíos de la Salud Mental y Social« del que es coautor, junto con Félix Reina Galán y Manuel Álvarez Romero . Este prestigioso psiquiatra, que es también director de Salud Mental del Colegio de Médicos de Sevilla (RICOMS), intervendrá en el Congreso Nacional de Médicos Jubilados que se inaugura este viernes en Sevilla, organizado por el RICOMS.
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El programa científico de este evento consta de una conferencia magistral sobre «El rol de los médicos senior en los Colegios de Médicos» impartida por Serafín Romero Agüit, viceconsejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, y varias ponencias desarrolladas por diferentes expertos que definirán y pondrán en valor conceptos como la psicología, patrimonio, envejecimiento saludable y prevención de la fragilidad así como realizarán un análisis de los aspectos de una vida sexual sana y una vida deportiva tras la jubilación. Entre ellos, estarán la sexóloga y ginecóloga Teodora Georgeta Alb Lucanu, la geriatra María de Gracia Megías Baeza , la abogada Ana Ellauri Sánchez, la geriatra María de Gracia Megías Baeza, el catedrático de Fisiología, Juan Ribas Serna, y el director general de Medicina Deportiva del RICOMS, Tomás Calero Campos. Cerrará el Congreso el presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona.
¿Es fácil para un médico jubilarse?
En general, no, porque la profesión médica tiene un carácter especial y muchos médicos no dejan de serlo hasta que mueren. De alguna manera uno es médico durante las veinticuatro horas del día.
¿La pérdida del contacto con los pacientes puede dejar un gran vacío?
Cuando un médico se jubila, una de las cosas que pierde es el contacto con los pacientes. El médico de cabecera incluso se considera alguien de la familia. En algunas especialidades, se produce una intimidad muy importante. Por este motivo perder de pronto todo eso deja un gran vacío y los médicos deben tratar de llenarlo. Aunque se pierda el contacto con los pacientes, la vida sigue.
¿Qué factores pueden influir en que la jubilación se lleve mejor o peor?
El genotipo, nuestros genes, se mantienen desde que nacemos hasta que morimos. En cambio el fenotipo sí puede ir variando en función de la alimentación, estilo de vida, etcétera. Esos factores externos pueden activar y desactivar ciertos cromosomas. Un ejemplo: la miopía tiene unos genes pero está demostrado que dos horas jugando al aire libre desde pequeño retrasan la aparición de la miopía, incluso pueden evitarla.
¿Qué cosas debe evitar un médico, o cualquier otra persona, que se jubile?
Según Eric Ericsson, hay virtudes y cosas malignas llegados a esta etapa de la vida. La malignidad de la ancianidad sería pensar que nuestra vida ha sido un desastre y que todo ha sido malo. La virtud psicosocial, en cambio, sería la sabiduría. En una viñeta de Forges una mujer le decía a su marido, estresado por no llegar a su clase diaria de taichí, recoger luego a los nietos y después mil cosas más, que tenía que «jubilarse de la jubilación». Un riesgo de la jubilación sería, pues, hacer demasiadas cosas para rellenar ese vacío. El otro riesgo sería no hacer nada. Por eso hay que buscar un equilibrio. El equilibro entre estar todo el día ocupado tener todo el tiempo libre.
¿Hay alguna clave, en su opinión, que se debiera seguir?
Lo importante, en mi opinión, es anticiparse y no tener todos los huevos en la misma cesta. Si una persona lo único que hace es trabajar y convierte el trabajo en su única fuente de estima, obviamente va a tener problemas. Por eso es importante es ir desarrollando a lo largo de la vida aficiones paralelas. Y el bien más preciado es el tiempo y hay que aprovecharlo no sólo en atender a la familia, a los hijos o a los nietos. No se debe hacer un trabajo de eso. Los hijos son para los padres, no para los abuelos. Yo creo que la jubilación es el momento de hacer lo que siempre hemos querido hacer y nunca tuvimos tiempo. McDonalds, cuando se jubiló, dijo que iba a hacer ahora lo que le gustaba, hamburguesas.
Dicen que para ser feliz hay que tener buena salud y mala memoria. Lo primero no es fácil a partir de ciertas edades...
Hay muchas cosas que se pueden hacer en esta última etapa. Le pongo un ejemplo de la II Guerra Mundial: el puente sobre el río Kwai, que inspiró una famosa película. Era el campo de concentración más grande de esa contienda y el segundo más letal después de Auschwitz. Llegaron a ese campo unos 60.000 prisioneros del bando de los aliados y murieron uno de cada cuatro. También hay una película titulada «Un largo viaje» en la que un antiguo prisionero inglés visita el campo de concentración japonés en el que fue torturado durante la II Guerra Mundial y allí, enseñando sus antiguas instalaciones, se encuentra frente a frente con su torturador, que es el que enseña el campo de concentración a los turistas. El antiguo prisionero logra derrotar a su odio y a sus recuerdos y acaba perdonando, gracias a lo cual logra seguir adelante con su vida. El mensaje de la película es que en algún momento hay que olvidar y dejar de odiar. Y la edad de la jubilación es buena para eso.
¿Hay que cerrar cosas para poder disfrutar de esa nueva etapa de la vida?
Tenemos que cerrar cosas porque si no cerramos cosas, reverberan y seguimos dándole vueltas en nuestra mente. La directora del departamento de trastornos del estado de ánimo del Instituto John Hopkins dice que si una persona está enfadada o enojada eso produce un estrés crónico, lo cual a su vez genera enfermedades como colesterol, diabetes e incluso infartos de miocardios. Si la persona cierra eso y logra perdonar, está comprobado que disminuye la hipertensión, el colesterol y los riesgos cardiovasculares. Hay que perdonar y cerrar páginas para seguir adelante.
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