Los mejores pájaros de exposición de España anidan en Sevilla

Lo que puede verse estos días es la cara pública de la afición ornitológica. Cada ejemplar en su jaula identificado por color y con la puntuación otorgada por los jueces, que han designado a los campeones en cada variedad. Los aficionados, llegados de toda Españ a, los examinan con atención, debaten sobre la calidad de cada uno y el grado en el que se ajusta al estándar, polemizan sobre las decisiones de los jueces o consultan cuestiones relativas a la cría y la selección. La gran mayoría de aves expuestas son canarios. El ave de jaula por excelencia y la que ha más ha sido moldeada por los criadores para configurar un sorprendente catálogo de variedades que se agrupan en tres grandes divisiones canto, color y postura.

Si al pensar en un canario lo hacen en un ave de color amarillo, la sorpresa al visitar la exposición será mayúscula. Los hay de todas las gamas y tonalidades: blancos, rojos, rosados, verdes, marrones, pastel, con ojos rojos, satinados, con un mosaico de color sobre el cuerpo en blanco y rojo o amarillo con diseños negros, grises o marrones que recuerdan en su tonalidad a las piedras preciosas que dan nombre a muchas de las variedades: ágata, ónix, jaspe o topacio.

El otro gran grupo es el de los ejemplares de postura. Aquí la selección se hace buscando formas y posiciones de razas que generalmente tiene un origen nacional en los países europeos. Pájaros enormes de plumaje rizado como los París o los Padovanos o de talla minúscula como el raza española , con copetes sobre la cabeza y formas redondeadas como los gloster, razas como los lizard, cuyo plumaje recuerda al de un lagarto o que adoptan posiciones específicas sobre el posadero: en forma de media luna el Scotch Fancy, de uno, el giboso o el melado tinerfeño, de número siete el gibber italicus.

Aunque son, con mucho los más numerosos, hay más que canarios. Aves exóticas, fauna europea o híbridos entre especies. Todos ellos como condición siempre indispensable en este tipo de concursos criados en cautividad y con su correspondiente anilla federativa.

En los días previos a la parte de exposición se ha desarrollado la parte competitiva. Llegan aves de toda España. C ada una es sometida al análisis de un juez experto en cada variedad . Las puntúa según el grado en el que se ajustan al estándar definido a nivel mundial para cada una de ellas y determina los premios. Todo ello en un proceso riguroso, conservando el anonimato de los propietarios de los pájaros y con las mismas condiciones de iluminación. Para los criadores, que no pueden asistir a este momento para asegurar que todo se desarrolla de forma ecuánime, es algo muy serio, se juegan el trabajo de años de selección, el esfuerzo de la temporada de cría y la preparación para el concurso. El próximo año todo vuelve a empezar, las aves sólo concursan en su primer año de vida, de forma que se mantiene siempre vivo el núcleo de la afición que consiste en la reproducción de los ejemplares en el criadero de cada aficionado.

Para quienes quieran iniciarse en esta afición que está extendida por todo el mundo, el Campeonato de España de FIBES es una oportunidad excepcional. Junto a la exposición hay una feria comercial en la que pueden hacerse con algún ejemplar o con su primera pareja, así como con todos los elementos necesarios para convertirse en criador.

Muchos países, regiones o ciudades han creado y seleccionados sus propias razas de canarios que hoy son motivo de orgullo patrio. Del catálogo mundial hay dos que están creadas por los criadores sevillanos y que hoy están extendidas por todo el mundo. La primera de ellas es el Giboso Español, que de hecho en principio se llamó Fino Sevillano. Es una de las más espectaculares de las razas de postura. Un ejemplar que adopta la forma de un número 1, erecto sobre el posadero, con un cuello larguísimo que proyecta hacia abajo y con zonas implumes. La otra es la última en conseguir el reconocimiento internacional y lleva  un nombre inconfundiblemente sevillano: el Giraldillo. Es similar a la anterior, más pequeño y con la nota distintiva de tener un moño de plumas sobre la cabeza. Ambas son de las variedades más estimadas por los criadores y de las que mayor precio alcanzan.