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Reloj de arena

Juan Díaz, el Golosina: la dulce memoria de las flores

Su figura no se entiende sin Lola Flores. Fue su amigo, su colaborador, su consejero y su guardaespaldas si hubiera hecho falta

El Golosina y Lola Flores, amigos para siempre Archivo de Pepe Camacho

Félix Machuca

Entonces, años de plomo, no había ni LGTBI, ni Arco Iris, ni cabalgata del orgullo. Entonces, las loquitas se ocultaban en el armario o le echaban casta al asunto y cantaban por las azoteas por la Piquer o hacían buena la estrofa lorquiana que decía ... que «el mariquita se adorna/con un jazmín sinvergüenza». No había término medio razonable. O te quedabas en el armario o no entrabas nunca porque eras más hombre que muchos de los que, presumiendo de machos, se cebaban con el más desprotegido. La caza del mariquita estaba permitida por ley y apoyada por tus familiares. El padre del Golosina le sacaba los colores con la correa cada vez que el niño imitaba a Lola Flores . Muchos años después, Juan Díaz admitió que jamás tuvo armario. Pero sí los suficientes timbales para acompañar la canción de su libertad absoluta. Sobre leyes y de correas paternas.

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