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Reloj de arena

José García Rodríguez: Un oasis para respirar

Por su negocio pasaban las primeras figuras del espectáculo de la época y las chicas más alegres que pudiera soñar Bukowski

José García Rodríguez Archivo familiar

Félix Machuca

Fue el vergel del chachachá, la huerta de la rumba y un Oasis de verdes manzanas de pecado nada originales de la Sevilla de los 60, donde pesaba la sotana y la sacristía. Y en la que se desfogaba los instintos más básicos en lugares ... con licencia para mojar. Oasis fue la sala de fiesta top de aquella década. Currinchi , que así se apodaba su creador, la abrió muy cerca de la Shell, donde descargaban los petroleros el crudo de los ricos beduinos. Y los marineros de aquellas embarcaciones, hartos de arar el mar, saltaban a tierra con meses de vigilia y abstinencia para saciar el apetito carnal.

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