Entrevista
«En la Expo de Sevilla de 1992 había mucha gente que creía que la Nao Victoria era la de Colón y aún se sigue creyendo»
La historiadora Guadalupe Fernández Morente, autora de una tesis doctoral sobre la expedición de Magallanes y Elcano, lamenta que esta proeza siga siendo una gran desconocida en el mundo
Jesús Álvarez
Doctora en Geografía e Historia (Sección de Historia de América) por la Universidad de Sevilla, Guadalupe Fernández Morente es máster en Historia Latinoamericana y una de las historiadoras que más ha investigado los preparativos de la primera vuelta al mundo que iniciaron Magallanes ... y Elcano el 26 de septiembre de 1519. La actual directora de Estudios Históricos de la Fundación Nao Victoria, con sede en Sevilla, frente a la réplica de la nave que se exhibió en la Exposición Universal de 1992, es autora, a medias con su padre, Ignacio Fernández Vial, de «La Primera Vuelta al Mundo. Primus Circundidisti».
¿Hay cosas que aún no se sepan de la expedición en la que participó la nao Victoria?
Existe mucha documentación sobre esa expedición y yo he centrado mi tesis doctoral sobre este asunto, dirigida por Ramón Serrera y Pablo Pérez-Mallaína, en el lado humano de las personas que participaron en la misma, en sus 235 tripulantes. Eran gente de todos los pueblos de Sevilla, Andalucía y de muchos lugares de España y cada uno tiene su microhistoria. Tenemos una nómina documentada de todas esas personas y he querido rescatar hilos de todas esta historias para que la gente pueda sentir más cercano este viaje y pueda identificarse con todos sus tripulantes.
¿Cuánto tiempo le ha llevado averiguar todas estas historias?
Estuve varios años investigando y me encerré en la pandemia para escribirla pero podría decir que la tesis empieza desde mi niñez. Para mí la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano ha sido una hermana más.
A su padre se le ocurrió hacer una encuesta a las personas que subieron a la réplica de la nao Victoria durante la Exposición Universal de Sevilla de 1992. ¿Qué respuestas arrojó esa encuesta?
Creo que en esa encuesta está el origen de todo lo que ha ocurrido con la réplica de la nao Victoria y su posterior vuelta al mundo. Mi padre descubrió que mucha gente confundía el barco de Elcano con el de Colón y que casi nadie sabía que era el primero que había logrado dar la vuelta al mundo. Algunos turistas extranjeros estaban convencidos de que fue Francis Drake quien protagonizó esa proeza y muchos españoles no sabían nada de Magallanes y Elcano. Cuando mi padre se se dio cuenta de todo este desconocimiento sobre un episodio tan importante para España y para el mundo se propuso difundir esa parte de nuestra historia.
¿Fue un empeño personal?
Podría decirse que sí. Recuerdo que me dijo que había que dar otra vuelta al mundo para que la gente conociera la verdadera historia. La réplica de la Nao Victoria se construyó para la Expo 92, se quedó en seco durante más de diez años, se recuperó más tarde y con ella se dio la Vuelta al Mundo de 2004 a 2006. ABC publicó una crónica semanal de esa travesía que homenajeaba a la que hicieron cinco siglos antes Magallanes y Elcano y a la corona española que la financió.
Que escribió su padre...
-Sí. Su gran pasión es la navegación y, por supuesto, la historia, y no hay muchas personas que puedan aunar ambas cosas. En ese viaje se hicieron 17 escalas: el barco llegó a Japón, Panamá, Colombia, Singapur, Hong-Kong, entre otros lugares. Y siempre se contó la misma historia: que fueron los marines españoles los que dieron la vuelta al mundo por primera vez. También de ahí surgió la idea de la fundación y del museo en el que estamos ahora y fomentar con ellos esta labor de difusión.
¿La proeza de Elcano es aún desconocida en España?
Sí, es muy desconocida para el público en general, a pesar de la enorme repercusión que tuvo ese viaje. La historiografía anglosajona se empeñó en la idea de que fue Francis Drake la primera persona que circunnavegó la Tierra, cuando lo hizo 60 años después que Magallanes y Elcano.
También se empeñó en montar una leyenda negra contra la colonización española de América. ¿La historiografía española tampoco supo tampoco contrarrestar en esto a la inglesa?
No, no supo. Es obvia esta rémora de la historiografía española que se ha visto oscurecida por el peso de la historiografía anglosajona. Es cierto que hablamos de un país con un tradición marítima muy fuerte pero hemos sido poco incisivos y deberíamos sentirnos muy orgullosos de esta parte nuestra historia.
¿Qué siente una historiadora como usted cuando ve renacer la leyenda negra española y se retiran estatuas de Colón por algunas ciudades americanas?
Siento frustración. Primero porque no debemos mirar a la historia con nuestros valores de hoy. Ni nosotros ni los ingleses, naturalmente. Y segundo, que toda esta historia marítima de exploración (más que de conquista o colonización) es importantísima. Y se ha olvidado.
Se ha comparado esta proeza de Magallanes y Elcano que sólo pudo coronar el marino español con un hito como la llegada del hombre a la Luna.
Me parece una comparación acertada por su repercusión. Se han comparado los barcos y las naos que partieron primero de Sevilla y después de Sanlúcar de Barrameda con los cohetes espaciales. Sevilla sería en el siglo XVI como lo fue Cabo Cañaveral y Houston en la segunda mitad del siglo XX, cuando se llegó a la Luna. En Sevilla estaban la tecnología, los barcos, la ciencia, los instrumentos náuticos, los hombres, las cartas. La navegación abrió el mundo en el siglo XVI y eso se ha olvidado.
¿Supuso una especie de primera globalización?
Yo diría que fue el inicio de la globalización del mundo. Comunica a pueblos y culturas y no podemos pasar por alto que este proceso tuvo como epicentro a Sevilla. En 1519, cuando partió la expedición de Magallanes y Elcano, no se sabía que América era un continente y en todos los mapas aparecía conectado con Asia. Además, sus dimensiones estaban totalmente distorsionadas. El mundo era mucho más pequeño antes de 1519 y no estaba conectado por los océanos. El viaje de Magallanes y Elcano produjo una revolución cartográfica y en los mapas se empieza a iluminar a América y a reconocerse muchas islas del Pacífico. A partir de esta expedición se constata que las grandes culturas del planeta están comunicadas por el mar.
En su tesis doctoral aporta muchos detalles de la expedición. Hábleme de algunos.
-Fueron 16 meses de preparativos. Los barcos estaban en Cádiz y se suben a Sevilla y aquí se quedan en el muelle de las Muelas durante un año. Se pusieron a punto y ya en diciembre de 1518 estaban listos para zarpar pero hubo varios retrasos de hasta nueve meses por temas económicos. Las partidas de dinero tardaron en llegar, exactamente igual que ahora. En eso no ha cambiado mucho la administración. Hay documentación precisa sobre los víveres que se trajeron para aprovisionar los barcos, no sólo desde Sevilla: las anchoas de Málaga, las harinas de Ayamonte, garbanzos de Carmona, miel de Santa Olalla, el tocino de Guadalcanal. Toda la estopa que se utilizó para los cabos era de la Algaba, los pinos para las tablas y cubiertas se trajeron de Utrera e Hinojos y en ellas trabajaron más de ciento cincuenta carpinteros. Hubo un trajín continuo de víveres y de carpinteros, calafates, herreros, veleros, especieros, etcétera. Los barcos estuvieron un mes en Puebla del Río, entonces llamado Puebla Vieja para carenarlos. Las atarazanas de Sevilla sirvieron de almacén de víveres y también de reparación de antenas y garfias. El coste de todos estos trabajos superó al de los propios barcos.
¿Las cinco naos que salieron de Sanlúcar de Barrameda el 26 de septiembre de 1519 fueron construidas expresamente para esta expedición?
No. Se compraron con el fin de abrir con esa expedición una ruta comercial marítima con «las islas de las especias» (las actuales islas Molucas) por occidente, buscando un paso entre el océano Atlántico y el océano Pacífico. El valor de las especias era enorme, con un margen de beneficio de un 300 o un 400 por ciento y los portugueses también lo intentaron. Se hicieron varias expediciones durante los 27 años anteriores, desde 1492 a 1519 y en ninguna de ellas se había conseguido avanzar hacia el Oeste. No se había encontrado el que luego sería llamado Estrecho de Magallanes, que estaba en latitudes patagónicas. Nadie se imaginaba entonces la inmensidad del continente americano.
¿Por qué se le puso el nombre de Victoria a la nao?
Esto es aún cuestión de debate entre los historiadores porque no hay una fuente definitiva. Pero hay pistas que nos pueden iluminar. La Virgen de la Victoria es la patrona de los frailes mínimos, que vinieron de Málaga a Sevilla y se establecieron en un antiguo convento donde se asienta ahora la iglesia de los Paúles, en el barrio de Triana. La imagen de esa virgen se conserva en la capilla de la parroquia de Santa Ana sobre un altar de azulejos en uno de los cuales está representada la nao Victoria. La ceremonia solemne antes de la partida, que incluyó un juramento de fidelidad de Magallanes y de toda la tripulación, se hizo ante la Virgen de la Victoria de Sevilla, según algunos documentos.
De las cinco naves que partieron en 1519 sólo regresó, doblando el Estrecho de Magallanes y dándole la vuelta al mundo, la nao Victoria, casi tres años después, el 8 de septiembre de 1522. ¿Hubo también alguna ceremonia a su regreso frente a la Virgen de la Victoria?
El 8 de septiembre era precisamente el día de la Virgen de la Victoria en aquella época. Hubo una ceremonia en la Catedral frente a la Virgen de la Antigua pero también hubo otra de agradecimiento a la Virgen de la Victoria. Parte del cargamento de clavo que trae el barco se cede al convento de la Victoria de Sevilla y en los testamentos de los tripulantes se deja parte de sus ganancias a la Virgen de la Victoria. La verdad es que todo gira en torno a esta virgen.
¿De cuántas nacionalidades eran los tripulantes que se embarcaron?
De diez. Se acudió a distintos países europeos porque costó mucho reclutar a la tripulación después de 27 años de expediciones tras el primer viaje de Colón. En Palos de la Frontera, por ejemplo, apenas había hombres jóvenes porque ya se habían ido en expediciones anteriores. Carlos I autorizó con una real cédula la participación de extranjeros.
¿Vivían en Sevilla entonces muchos extranjeros?
Sí. Sevilla era una ciudad cosmopolita porque tenía una gran actividad económica. Se decía que en Sevilla latía el corazón del mundo y se pudieron reclutar aquí a portugueses, irlandeses, italianos alemanes, griegos, etcétera. Tres de los pilotos de los barcos eran portugueses y casi todos los contramaestres eran italianos y griegos.
De esos 235 tripulantes sólo regresaron 18 y una de las cinco naves que quedaron de la expedición tras completar la primera vuelta al mundo. ¿La Victoria era la mejor?
Murieron muchos y hubo fallecimientos por enfrentamientos con los indígenas y algunas deserciones, pero la mayoría de las pérdidas se debieron al escorbuto, por el hambre y la falta de alimentos frescos. La nao Victoria no era la más grande de las cinco ni la que llevaba más tripulantes (era la cuarta) pero sí era la nave más cara proporcionalmente. Podría ser porque un barco más nuevo, o porque estaba en mejor estado, y por eso su coste fue mayor. Y eso tal vez pudo influir en que fuera el único que regresara completando la vuelta al mundo porque hablamos de barcos de madera que sufren muchísima fatiga durante tres años navegando con grandes inclemencias meteorológicas.
¿Los sevillanos nos hemos olvidado de esos tres siglos en que en Sevilla latía el corazón del mundo?
¿Habría que mejorar la historia que se da en los colegios?
Creo que se debería ahondar más en esa parte de nuestra historia. Sevilla es una ciudad que tiene exceso de historia, por decirlo así. Tiene una historia romana preciosa, una historia medieval casi igual de bonita y luego todo lo que vino con el Descubrimiento. El río sobre todo dejó de tener esa actividad tan impresionante cuando en el siglo XVIII la Casa de Contratación se traslada a Cádiz y ahí empezó la decadencia de Sevilla.
¿Sevilla ha vivido desde entonces de espaldas al río?
Yo creo que sí. Y aún se vive de espaldas al río, a pesar de los esfuerzos que se están haciendo por revitalizarlo. Se han hecho algunas cosas en turismo y urbanismo pero hay mucho camino por recorrer. La pandemia ha devuelto su importancia al río porque se ha llenado de gente que salía a andar. El paseo es maravilloso y ahora se está potenciando mucho.
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