Cientos de personas se suman a las protestas contra Pedro Sánchez en Sevilla: «¡Gobierno dimisión!»

En esta ocasión n o sonó «Mariacaipirinha» , los gritos eran más castizos: «¡Gobierno dimisión!» y «¡Libertad!» . Las cacerolas, que bien podrían haber venido cargadas de caracoles, se marcharon peor que llegaron: abolladas por todos lados.

Más de una hora dándole porrazos a modo de saco de boxeo fue la prueba del algodón de sus estimables aceros. Sin tráfico ni nadie que les apresurase, la comitiva parecía la de un día de derbi : policías alrededor y los correligionarios entonando en bucle las mismas consignas . En el Palacio de la Moncloa o en el de Galapagar les debió pitar los oídos a más de uno.

Conforme avanzaba el trayecto, más carriles ocupaban. La avenida ya se podía rebautizar como el Paseo de las Banderas . Había una ausencia que destacaba por encima de todas: la del recientemente desaparecido «Biri de Triana» , que en un día así se hubiera puesto las botas con su particular mercado ambulante.

La Policía intentaba echarles freno en cada intersección que alcanzaban, pero aquello ya había adquirido un clima más deportivo que político . Era la hora del paseo diario y a más de uno le vino de perlas los kilómetros recorridos. Faltaban vituallas durante el paseo y terrazas que los acogieran en la meta, que por aquel entonces no estaba bien definida dónde se encontraba. La cuestión eran andar hasta que alguien dijese de verdad: «¡Basta!» .

Pero no sabemos si por prudencia o por anhelo rociero, nadie se atrevió a parar el camino. Y a uno se le venía a la mente aquello de: « Una pará en el camino, yo no la cambio por ná ».

En los jardines de San Telmo les pusieron un cordón policial que parecía indicar que era el fin, pero aprovecharon un descuido de los agentes para continuar hacia adelante.

–¿Hacia dónde van?

–Sin rumbo, mi capitán.

Los asistentes no seguían un patrón de residencia. Echenique aquí lo tendrá más difícil para encasillarlos : de Los Bermejales, Heliópolis, El Porvenir, Los Remedios, Triana, Santa Cruz...

Los mayores tomaron el pulso de la marcha, mientras que los jóvenes se dedicaban a lo suyo: a grabar aquello para sus redes sociales . Aquello tenía reminiscencias de muchas celebraciones, como la de la próxima efeméride de aquel deseado mundial: padres e hijos, unidos bajo el sentimiento patriótico , aunque añadiendo en esta ocasión algún improperio.