Más de 470.000 ilusiones para la noche de Reyes Magos de Sevilla 2019

A las 16:25 horas salía el cortejo desde el Rectorado de la Universidad por la puerta de Palos de la Frontera. Antes de eso, los nervios y la emoción de los más de 3.000 participantes –más de 800 eran beduinos y 1.000 eran niños- se hizo presente en cada rincón de la antigua Fábrica de Tabacos. Personajes que daban color a las históricas paredes de la lonja exterior, la mayoría niños, y que comenzaban a subirse a sus carrozas una hora antes del comienzo gracias a la ayuda de los más de 800 voluntarios que hacen posible este evento. «¡Qué diferente todo al año pasado!» decían muchos de los que repetían.

Emociones como la de Cristopher Guidera. Este estadounidense con acento del barrio del Arenal es el primero en abrir el extenso cortejo desde hace ya tres años. Desde Boston (Massachusetts), viaja cada año expresamente para conducir el coche que guía la caravana de los sueños. Ese experto en manejo de vehículos con remolque vino de vacaciones en 2016 y se dijo al ver un conductor: «Yo tengo que hacer eso». Ya van tres años, este domingo marchará a las 7 de la mañana de nuevo a América.

Con los sonidos imprescindibles de los 160 músicos de la Agrupación Nuestra Señora de los Reyes se abría el cortejo. Manolo Sainz y Pedro Lissen , los alma mater de esta cabalgata no perdían ojo a nada. Cada detalle no se les escapaba, lo mismo que a los responsables de la inmensa hueste de alegres beduinos que coordinan Gabriel de Alba y Borja Martín Prieto.

Todo seguía con normalidad. El único problema a la salida llegó con la carroza del Mago de la Fantasía , al que hubo que cambiar de vehículo. Y es que esta cabalgata destaca por su colorido, por el trabajo que cientos de personas realizan detrás de ella. Destacaron los trajes de las carrozas de la Vuelta al Mundo, el Nacimiento, Alicia en el país de las Maravillas, El Circo, la Diosa del Olimpo o la de ABC; todas confeccionadas por las manos de Esther Pinelo. Precisamente, este periódico lucía sus 90 años de vida con una carroza llena del sabor del papel que guardan sus hojas; portadas y páginas que decoraban cada centímetro de esta puesta en escena.

Y es que Jesús Corral Zambruno , su director artístico, ha dado con la tecla de este espectáculo de luz y color. Todos ponen de su parte, una cabalgata llena de nombres que hacen clave su éxito. Voluptuosos los vestidos del Visir, Gaspar o Baltasar confeccionados por Rafael Día z o el del séquito del Rey Melchor: ricas telas que han pasado por las manos de los diseñadores Victorio & Lucchino. De hecho, José Victor Rodríguez Caro, formaba parte de esta carroza que ha llamado mucho la atención

Una Cabalgata que poco a poco recupera su música . Desde los más jóvenes de la Centuria, Los Gitanos, Las Tres Caídas, Las Cigarreras o Fraternitas, hasta el estilo clásico de Eritaña de la Agrupación Veterana. Todas tocaron hasta el final a un gran nivel.

De la espectacular luz en el Prado de San Sebastián, con una Ronda Histórica atestada de público , hasta la noche que caía al llegar a la Macarena; donde siempre se rinde honor a la Esperanza. El brillo del sol se tornó en luces eléctricas. Melchor entraba en Trajano a las 18:45 horas. Todo avanzó a un ritmo de diez, adelantado en muchas ocasiones.En la cabecera, durante todo el tiempo, el delegado de Fiestas Mayores, Seguridad y Movilidad, Juan Carlos Cabrera ; el director de Fiestas Mayores, Carlos García Lara; el Jefe de la Policía Local, Pablo Mariano Ruiz-Berdejo y el director del CECOP, Rafael Pérez , supervisaron en todo momento el discurrir del cortejo.

Tiempos medidos por Los Remedios: a las 20:10 horas la cabecera entraba en Asunción y a las 21:05 horas, hacía lo propio Baltasar. Tras él, La gente vitoreaba a los bomberos, a los policías e incluso a los de parques y jardines. Ellos respondían con el sonido de sus cláxones.

A las 21:45 horas, clavado en su hora , hizo su entrada el rey negro tras más de cinco horas y media de recorrido.

La pericia de la organización se mezcló con el medido dispositivo de seguridad que estableció el Ayuntamiento. Sevilla sabe estar en la calle, volvió a quedar demostrado.

Fue en la carroza de la ONCE , que para los organizadores será inolvidable su participación. Si la ilusión de un niño se midiera en estas fechas, esta se llevaría la palma. Un carroza inclusiva que llevaba en ella hasta un perro lazarillo, por primera vez en su historia. Todos eran vítores para estos pequeños que sin ver lo vieron todo. Ellos respondían con más cánticos al público.

Este año a los caramelos, que provocaron más de un chichón, se unieron también pelotitas antiestrés, peluches, pequeños libros, cojines o carteras para el bonobús de Tussam. Los Reyes, empresarios de éxito en sus parcelas, no escatimaron en sus marcas. Un clásico de cada año en tiempos donde el paraguas para recoger caramelos ya no está de moda, gracias a Dios.