entrevista

«El rechazo a las bases de EE.UU. estaba muy extendido cuando el referéndum de la OTAN pero parece haberse dado la vuelta»

El diplomático y exembajador de España en la ONU, Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, recuerda cómo se gestionó aquella votación en 1986 y cómo ese sentimiento mayoritario, que atribuye a guerras como la de Cuba y África, ha ido transformándose

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Juan Antonio Yáñez-Barnuevo durante la entrevista con ABC víctor rodríguez

El diplomático sevillano Juan Antonio Yáñez-Barnuevo tiene 83 años y ha sido embajador de España en la ONU y secretario de Estado de Asuntos Exteriores e Iberoamericanos con los gobiernos de Felipe González.

-Usted trabajó estrechamente desde el Palacio de la Moncloa con ... Felipe González, al que asesoró en materia internacional durante más de una década. ¿Cómo recuerda esa etapa? 

-Fue un periodo apasionante. Yo me ocupé de la negociación para el ingreso en las comunidades europeas, la actual Unión Europea, y quizá haya sido la tarea más importante que me haya caído sobre los hombros en toda mi vida.

-También estaba en un puesto clave durante la elaboración y votación del referéndum de la OTAN.

-Sí. Fue una cosa muy tensa y muy emocionante El Gobierno de entonces fue elegido con un programa en el que yo no había tenido parte pero que no preconizaba la salida de la OTAN sino en la forma en que se izo la entrada, precipitada y poco negociada, por parte del Gobierno anterior, en contra del sentir mayoritario del pueblo español. Lo que decía el programa electoral era que se congelaría la situación existente, es decir, no se daría marcha atrás pero tampoco pasos adelante. Es decir, no se entraría en la estructura militar integrada de la OTAN y que posteriormente se celebraría un referéndum para que el pueblo español se pronunciara sobre la eventual permanencia de España o no.

-O sea, que no era como mucha gente lo entendió.

-No, no se propuso un referéndum exactamente para salir. El entonces presidente del gobierno, Felipe González, trató este asunto con mucha prudencia y con mucha cautela. No se precipitó y utilizó todo eso como palanca en las negociaciones para el ingreso en España en la Comunidad Europea, aunque eran dos cosas separadas y no estaba en la base de la negociación. Pero en sus contactos con los jefes de Estado y de Gobierno de los países europeos siempre sostenía que no había que presionar al pueblo español en el tema de la OTAN, que ya se pronunciaría libre y soberanamente. Y pedía facilidades para la entrada de España en Europa y que esa entrada podría convencer al pueblo español en el sentido de mostrarse favorable a la continuidad en la OTAN. Y así se fue cambiando progresivamente la actitud de la opinión pública española. Si se fija bien, el referéndum llegó menos de tres meses después del ingreso de España efectivo en la Unión Europea. El ingreso efectivo fue el 1 de enero del 86 y el referéndum fue en marzo de ese año.

-La formulación de la pregunta fue criticada en su día por algunas fuerzas políticas.

-La pregunta planteada era, digamos, no simplemente seguir o salirse. No era sí o no porque sometía la continuidad de la presencia de España en la OTAN a tres condiciones: no entrada en la estructura militar integrada, no presencia de armas nucleares en el territorio español y una reducción de la presencia militar de Estados Unidos en España.

-Pero dos de esas tres condiciones no se cumplieron.

-Hubo una reducción de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en la base de Torrejón, muy cerca de Madrid, y en otras más pequeñas como Zaragoza. Eso se aprobó. El ingreso en la estructura militar lo ejecutó un Gobierno posterior, el de Aznar. El referéndum se aprobó con un 56 por ciento de los votos y el tema se zanjó siendo España el único país de la de la OTAN que lo aprobó en referéndum. Yo no conozco ningún otro que lo haya aprobado y eso tiene su mérito, que corresponde a Felipe González.

-Pero luego se incrementó la presencia norteamericana en Rota y Morón.

-Es verdad que posteriormente, una vez, ya superada la guerra fría y el hundimiento de la Unión soviética, ha habido determinados momentos en los que ha habido ciertos aumentos de fuerza relativos, pero siempre dentro de unos niveles ajustados. Lo que ha habido es una potenciación ya mucho después, en Morón, que yo sepa, con vistas a posibles acciones puntuales en el Mediterráneo y en África, y siempre de acuerdo con el Gobierno español. Una de las novedades del acuerdo de 1988 es la denominación de bases españolas, aunque con presencia de fuerzas norteamericanas, siempre bajo control del Gobierno español.

-Trump ha amenazado ahora con lo contrario, con retirar tropas norteamericanas de suelo español.

-Efectivamente. Dentro de su visión del mundo, lo que él llama América first. Todo país en última instancia, lo que defiende son sus intereses nacionales. Eso lo comprendemos todos, pero una cosa es eso y otra cosa es deslinarse o desentenderse de los aliados, que pueden estar sufriendo una amenaza como es el caso de Europa con las agresiones de Rusia. Lo de trasladar las tropas estadounidenses desplegadas en Europa al continente asiático no se ha concretado. Tiene que ver con la amenaza China en el Pacífico. Tenemos el interrogante de los cruceros antimisiles, que también se desplegaron en Rota. Primero llegaron cuatro y luego dos más pero me parece que ha llegado uno y no sé si el último también está ya desplegado. Eso está pensado para posibles ataques de Irán o de Corea del Norte. Yo no creo que se los pueda llevar todos, porque están cumpliendo una función. Además, una función dentro de un programa de la OTAN de defensa antimisiles.

-Es curioso cómo se ha dado la vuelta la opinión pública en España. Antes, en la Transición y en la época en la que usted trabajaba con Felipe González, se protestaba por la presencia norteamericana, el Bases Fuera, y ahora el temor es que se vayan de las bases.

-Sí, había un gran sentimiento de la población española de rechazo a esas bases. Yo creo que eso viene de mucho tiempo atrás, por lo menos desde la guerra de Cuba y la guerra de África, finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Es una tendencia más bien a no querer tener complicaciones en el ámbito exterior. No digo necesariamente que eso se traduzca por una tendencia mayoritariamente, digamos de tipo neutralista o de tipo aislacionista, aunque algo de eso hay, pero sí es verdad que hay una tendencia pacifista ya no querer tener demasiados compromisos exteriores. La muestra es que durante las dos guerras mundiales España permaneció neutral. España concertó un acuerdo primero con Estados Unidos 1953, el acuerdo de defensa mutua y cooperación en materia de defensa, por lo cual se establecieron esas bases militares de utilización conjunta. Luego entramos en la OTAN y en las estructuras europeas con cláusulas y dispositivos de defensa colectiva-, aunque no llega al mismo nivel que la otra. Aparte de ese cambio de actitud sobre la cooperación en Defensa con otros países, ha contribuido la participación de España en operaciones de paz, que empezó con Felipe González. En el gobierno empezó con la participación en la operación y en acciones unidas. En África, en Centroamérica, en Haití y en algunos otros lugares como los Balcanes. Eso fue muy bien recibido por la opinión pública, porque no eran fuerzas de combate sino de paz. También están en el Líbano.

-Y ahora no queremos que los americanos se vayan...

-Eso es cierto, bueno, pero lo que no nos gusta tampoco son las acciones unilaterales y menos que sean bruscas y que no nos den tiempo a prepararnos a nosotros para hacer el esfuerzo que haya que hacer.

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