entrevista
El espíritu de la Transición: «España entró en el Consejo de Europa bajo palabra de honor de todos los parlamentarios»
El diplomático sevillano Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, que fue embajador de España en la ONU y asesor de Felipe González en asuntos internacionales, lamenta la pérdida de ese espíritu de colaboración de todos los partidos en defensa del interés común de España
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Iniciar sesiónEl diplomático sevillano Juan Antonio Yáñez-Barnuevo tiene 83 años y nació el mismo año que Felipe González. «Nos llevamos sólo dos semanas y yo llegué a la Moncloa al día siguiente que él», cuenta en el despacho de Maribel Goñi en el Colegio Internacional ... de Sevilla San Francisco de Paula, donde el jueves se le rindió un homenaje y se puso su nombre a un departamento de Humanidades. Nacido en Coria, fue embajador representante permanente de España ante las Naciones Unidas entre 2004 y 2010 y secretario de Estado de Asuntos Exteriores e Iberoamericanos entre 2010 y 2011 y presidió el grupo de trabajo interministerial encargado de definir la posición española relativa a la justicia penal internacional.
-¿Reivindica el espíritu de la Transición en la España actual?
-Sí. Hubo una gran colaboración entre todos los partidos políticos. Yo participé bastante en eso y estuve destinado en Estrasburgo como número 2 en la representación de España en el consejo de Europa, que fue la primera organización europea en la que España ingresó, en los años 1977 y 1978. Y eso fue realmente un ejemplo extraordinario y está un poco olvidado, por eso he querido publicar un artículo sobre esto, para que lo conozca la opinión pública. Fue una cosa modélica realmente con todos los partidos políticos, sin excepción, colaborando con el Gobierno, en este caso, centrista, para alcanzar un consenso general. Todo el mundo compartía la idea de entrar el Consejo de Europa, la institución europea más antigua y la que defiende, sobre todo, los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho. Y se planteó la cuestión de si España podía o no ingresar sin tener todavía una constitución escrita y vigente. Estábamos en pleno un periodo constituyente y se llevó una fórmula muy inteligente, muy imaginativa, entre los parlamentarios del Consejo de Europa y los parlamentarios españoles. Se llegó a la fórmula que se le llamó la entrada bajo palabra de honor.
-¿Bajo palabra de honor?
-Sí. Los parlamentarios españoles elegidos democráticamente en las primeras elecciones democráticas de junio del 77, firmaron una declaración, que era muy breve, en la que se comprometían a elaborar y aprobar una Constitución qconforme con el estatuto del Consejo de Europa, con el convenio europeo de derechos humanos y con la carta social europea. Eso nos abrió las puertas del Consejo de Europa con una delegación conducida por los presidentes de las dos cámaras del congreso y del Senado que fueron a Estrasburgo en esa delegación. Estaba Felipe González, Santiago Carrillo, líder del partido comunista, estaban líderes de los otros partidos y convencieron a sus homólogos europeos para que con eso bastara. Con ese compromiso firme y escrito. Un año más tarde se aprobó la Constitución.
-¿Cuánto duró ese espíritu de colaboración no partidista?
-Eso cambió un poco con la oposición cuando gobernó Felipe González, pero en cuestiones importantes creo que se mantenía ese respeto, que hoy se ha perdido en gran medida. Es lamentable y una pena. Lo pongo también en el artículo. El último punto del artículo, el último de las confusiones es resaltar cómo ese espíritu de consenso y colaboración se había ido, diluyendo con el curso de los años y la competición política, y que debería de servir de ejemplo de modelo de inspiración para retomar, si no todo al menos una parte de aquella.
-Usted participó activamente en las negociaciones para el acceso de España a las Comunidad Europea, actual Unión Europea. ¿Qué recuerdos tiene de esa etapa de su vida profesional?
-Fue muy compleja, con muchos aspectos técnicos. Participaron economistas, técnicos e hacienda, los de agricultura. Felipe González me encargó al día siguiente de llegar a la Moncloa un estudio de por qué la negociación está atascada y cómo desatascar esa negociación. Teníamos una oficina mínima, éramos 3 o 4 y nos pusimos a trabajar intensamente, pero solos no podíamos. Fue muy importante el contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores, sobre todo la Secretaría de Estado para la relación con la CE. Al final, hicimos ese informe y se acabó cumpliendo. Y en la primera legislatura, como quería Felipe González.
-¿Mantiene contacto con él?
-Sí. De cuando en cuando estamos en contacto. Bien sea por correo electrónico o de otra manera, y ahora dentro de poco le voy a ver por un homenaje a José Enrique Serrano que organiza la Fundación Felipe González.
-¿Qué le parece su posición actual sobre lo que está pasando en España y su protagonismo público?
-Es admirable que esté tan involucrado en los asuntos y que quiera expresar su opinión, que no tiene que ser necesariamente la opinión de la mayoría del partido.
-¿Cuál es la suya?
-Mi opinión se la diré directamente a él.
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