La piel artificial salva la vida de los grandes quemados que llegan al Virgen del Rocío
La Unidad de Quemados del hospital sevillano, de referencia en España, cuenta con más de 50 profesionales y la duración de los tratamientos aplicados a los pacientes, con hospitalizaciones muy largas, permite el establecimiento de vínculos afectivos con los pacientes
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Profesionales de la Unidad de Quemados del Virgen del Rocío con un paciente
La Unidad de Quemados del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, que atiende cada año a más de mil pacientes procedentes de toda Andalucía, Canarias, Ceuta, Melilla y Extremadura, emplea piel artificial cultivada en laboratorio en sus terapias más avanzadas y complejas, cuando ... no es posible hacer injertos de piel humana. Y con ella salva vidas en grandes quemados con más del 70 por ciento de la piel afectada, como reconoce la doctora Purificación Gacto, jefa de servicio de esta unidad, de referencia en España.
«Comenzamos a colaborar con el departamento de Histología y Dermatología del Hospital Virgen de las Nieves y de la Universidad de Granada. Hasta entonces usábamos piel cultivada que se fabricaba en un laboratorio privado de Asturias y la Junta de Andalucía nos puso en contacto con este grupo que lo hacía en Granada. En 2017 empezamos a utilizarla como medicamento de uso compasivo y tuvimos muy buenos resultados y hace años que colaboramos con estos científicos en su desarrollo», cuenta.
Se trata de una piel que se crea a partir de una pequeña muestra extraída del propio paciente y que proporciona una cobertura estable a pacientes que sin ella no tendrían otra opción de sobrevivir. «Sin los avances médicos ni este medicamento, los grandes quemados morirían», dice la experta.
Andalucía es actualmente la única comunidad española cuyo sistema público produce esta piel salvadora. «Hay algún laboratorio privado que sí la está haciendo pero el único que está dentro de la sanidad pública andaluza se sitúa en Granada. Fuera de Andalucía no existe esa posibilidad. Somos muy afortunados«, asegura la doctora Gacto.
Para el desarrollo de este extraordinario medicamento, porque así se puede considerar, se requieren unas características y unas condiciones muy exigentes, además de un desarrollo científico y de una infraestructura que no es posible en muchos hospitales. Se aplica sólo a grandes quemados, personas con un 70 por ciento, al menos, de superficie de piel abrasada.
La piel es el órgano más extenso del cuerpo y tiene mucha importancia, mucho más allá de la estética o la cosmética. Y protege al ser humano de miles de cosas. «En cuanto se pierde la integridad de la barrera cutánea, por una herida o una quemadura, nos deja expuestos al exterior. Si la pérdida es grande, esa exposición es grave». Purificación Gacto lleva 16 años trabajando en esta unidad y ha visto de todo en este tiempo.
La unidad de Quemados del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla es referencia en España y una de las unidades CSUR del mayor centro sanitario de Andalucía. «La unidad nació asociada al servicio de Cirugía Plástica del centro y ahora mismo trabajan en ella unas cincuenta personas, de las que dos facultativos, dos cirujanos plásticos y un intensivista lo hacen de forma permanente. En total, formamos parte de la unidad 14 cirujanos plásticos, 19 enfermeras, 12 auxiliares y un celador«, cuenta su responsable
La unidad atiende a 1.100 pacientes anuales que llegan por Urgencias, de los que ingresan unos 120 ó 130 en el centro por la gravedad de sus lesiones. A los que no llegan con quemaduras graves se les cura en Urgencias de forma ambulatoria y se les va citando para las revisiones en las salas de curas y consultas.
El perfil de los pacientes es muy variado. «Las quemaduras por accidentes laborales son mucho más frecuentes entre varones de 20 a 50 años. Las quemaduras por escaldadura o por líquidos son las más frecuentes en el tramo de edad de 0 a 14 años y las quemaduras en edad avanzada suelen ser más frecuentes en mujeres, a partir de 70-75 en muchos casos«, explica.
Al Virgen del Rocío llegan bebés de pocos meses, incluso semanas, con quemaduras. «Tenemos pacientes desde 0 años. La gran mayoría son quemaduras por accidentes domésticos o incendios domiciliarios. Son frecuentes las escaldaduras en la cocina o en el baño o quemaduras por planchas en niños. Hay mucho más accidente doméstico que laboral pero estos últimos suelen producir pacientes mucho más graves«, explica.
Las quemaduras pueden ser de primer grado, de segundo grado y de tercer grado. Las primeras son superficiales y afectan únicamente a la epidermis o capa externa de la piel. Las quemaduras leves del sol son un ejemplo. En estos casos, es raro el daño a largo plazo del tejido y generalmente consiste de un aumento o disminución del color de la piel.
Las quemaduras de segundo grado afectan a la epidermis y a parte de la capa de la dermis de la piel. El sitio de la quemadura se ve rojo, con ampollas y suele ser doloroso. Las quemaduras de tercer grado destruyen la epidermis y dermis y pueden dañar el tejido subcutáneo. Las quemaduras extremas (también llamadas de cuarto grado) dañan a los huesos, los músculos y los tendones subyacentes. Normalmente no hay sensación en la zona, ya que las terminales nerviosas han sido destruidas.
«Bebés o personas mayores solas, sin apoyo familiar, son de las experiencias más duras para los profesionales de la unidad pero estamos preparados para afrontarlas»
Purificación Gacto
Jefa de servicio de la Unidad de Quemados del Virgen del Rocío
«Hay riesgo de muerte en todas las quemaduras. Existen unas tablas que relacionan la edad del paciente con la extensión de la quemadura y en función de eso se calcula la supervivencia. Una quemadura de sólo un 5 por ciento del cuerpo puede resultar grave, incluso mortal, en un lactante de un mes o en una persona de 85 años», explica la doctora Gacto.
Los incendios domiciliarios, fortuitos o provocados, suelen ser los que más víctimas conducen a la Unidad de Quemados del Virgen del Rocío. «En invierno nos llegan muchos accidentes con braseros y también por personas que se quedan dormidas con un cigarro encendido. Lo mejor para todo es no fumar y sobre todo evitar que los niños entren en las cocinas. También hay que revisar de forma periódica los sistemas de calefacción, calderas, calentadores porque muchos accidentes se producen por un mal mantenimiento«, cuenta esta experta.
Una de las quemaduras que con más frecuencia llegan a manos de las Urgencias o de la Unidad de Quemados del Virgen de Rocío se debe al contacto con agua demasiado caliente. Controlar la temperatura del agua del baño en personas muy mayores o grandes dependientes las evitaría.
Las peores experiencias de la doctora Gacto y su equipo suelen darse con bebés. «Casi todos los casos son muy duros pero el equipo tanto médico como de Enfermería de nuestra unidad está muy experimentado y procura siempre el máximo confort del paciente. Nos llegan muchos bebés cada año con quemaduras, lactantes, y también personas muy mayores, o solas. Es muy duro que lleguen sin apoyo familiar«, explica.
También les llega gente joven que sufre accidentes laborales muy graves en los que han muerto algunos de sus compañeros. Y niños que se quedan huérfanos tras incendios en sus domicilios, originados a veces por negligencias evitables.
«Lo mejor para nosotros es poder salvar la vida de una persona y que pueda volver a su vida laboral, afectiva, familiar, etcétera. El contacto con nuestros pacientes es muy cercano en nuestra unidad y se prolonga, además, durante mucho tiempo porque la hospitalización suele ser larga. Y cuando se curan, muchos suelen volver a la unidad para saludarnos y agradecernos nuestro trabajo«.
Existe una pequeña asociación de antiguos pacientes quemados que van al hospital sevillana a dar soporte a los nuevos enfermos que están ingresados. Se organizan entre ellos, les dan apoyo y les aclaran dudas no médicas, lo cual les genera mucho consuelo.
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