La luz de Montañés resurgirá en el convento de Santa Clara de Sevilla el 10 de febrero
El taller de restauraciones del arzobispado repasa las últimas imágenes de los retablos que realizara Juan Martínez Montañés
El alcalde de Sevilla y el arzobispo firman las escrituras por las que Santa Clara pasa a ser del Ayuntamiento
El Ayuntamiento de Sevilla restaurará todo el convento de Santa Clara con fondos europeos
Relieve de la Natividad del altar mayor del convento de Santa Clara, obra del taller de Juan Martínez Montañés
La iglesia del antiguo convento de Santa Clara se pone a punto para su reapertura el próximo 10 de febrero de 2023. En los talleres del arzobispado, se repasan los últimos detalles de las imágenes y los relieves que hiciera Juan Martínez Montañés hace cuatro ... siglos. En concreto, se está trabajando sobre las esculturas de Santa Clara y la Virgen del Rosario del altar mayor de este cenobio que cerró definitivamente en 1998 y que, un cuarto de siglo más tarde, volverá a abrirse de nuevo a los fieles.
El equipo de trabajo está liderado por Antonio Gamero y Agustín Martín de Soto y destacan «la buena conservación de las esculturas», así como una investigación que están realizando junto con el Centro Nacional de Partículas donde están analizando «los magníficos ensambles» que hacía Martínez Montañés, estando casi intactos cuatrocientos años después.
Han trabajado en el retablo mayor, el cual ya está preparado para recibir a las imágenes mencionadas anteriormente, así como los relieves de la Natividad, la Anunciación y otros dos de la vida de Santa Clara. El delegado de Patrimonio de la Archidiócesis de Sevilla, Antonio Rodríguez Babío, apunta que cuando se abra el templo, «habrá cultos y visitas culturales» en «un espacio que no recuerdan varias generaciones de sevillanos» y que podrán ver un conjunto monumental excepcional con un altar principal, cuatro laterales del mismo taller de Juan Martínez Montañés, un cuadro de San Roque de Hernando de Esturmio y un coro con «sensacionales yeserías» en las que aparecen los escudos de la orden y otros elementos ornamentales
Otros aspectos que se han podido observar durante la restauración de los bienes de Santa Clara es la calidad de los materiales utilizados debido al contrato que se estableció con Juan Martínez Montañés, el cual tenía en su equipo a carpinteros, así como con el pintor Baltasar Quintero. Éste último fue contratado por el maestro escultor de Alcalá la Real tras haber tenido desavenencias con Francisco Pacheco. Asimismo, ya se encuentra para colocarse en el ático del retablo mayor el crucificado que forma parte de la Santísima Trinidad y que se ha podido contemplar cómo la parte trasera de la talla no está por completo terminada debido a que esta parte de su cuerpo no está a la vista del público.
El crucificado del ático del convento de Santa Clara
Detalles
Por otro lado, cuando vuelva a reabrirse el templo de Santa Clara, los fieles podrán ver un espectacular panel de azulejos de Hernando de Valladares, del siglo XVI, así como un artesonado mudéjar policromado y dorado, que se vuelve en tono ocre en la parte del coro. Mientras los restauradores muestran los resultados de la restauración, aparecen los detalles de los estofados e incluso, del efecto de una sombra del pastor pintado en el relieve de la Natividad. Al público le podrá serle familiar esta escena porque hay una parecida en el monasterio de San Isidoro del Campo, en la localidad de Santiponce y donde también trabajó el taller de Juan Martínez Montañés.
Sobre el mismo, los restauradores explican que se pueden ver de cerca las diferentes manos que participaron tallando a las imágenes. El período en el que se hicieron es el de mayor esplendor y donde ya Montañés tenía alumnos aventajados como Francisco de Ocampo o Juan de Mesa, es decir, autores que, en ese tiempo, dejaran obras como el Cristo del Calvario que está en la parroquia de la Magdalena o el del Amor de la cofradía del mismo nombre de la Colegial del Salvador.
Antonio Gamero actuando sobre la peana de la imagen de la Virgen del Rosario
Aquellos que atraviesen el atrio de la iglesia de Santa Clara podrán deleitarse con la arquitectura de un templo que reformara en las primeras décadas del siglo XVII Juan de Oviedo y Miguel de Zumárraga y con un arco toral que se convierte en todo un símbolo para comprender el prototipo de sede conventual sevillana que estuvo en activo hasta finales del siglo XX, cuando las clarisas se marcharon al monasterio de Santa María de Jesús de la calle Águilas junto con la vida espiritual que tenía este cenobio y la cantidad de obras de arte que poseía, destacando un Nacimiento atribuido a la Roldana.
El equipo de trabajo ha desarrollado su labor entre el taller que tiene la Archidiócesis en el arzobispado, así como en el propio convento, donde han actuado sobre los altares. Antonio Gamero describe los laterales como «sencillos pero muy hermosos» y en los mismos están la Inmaculada Concepción y los Santos Juanes que se pueden ver ahora en el hospital de los Venerables de la fundación Focus Abengoa. Hay ciertas hipótesis que apuntan a que uno de estos altares se realizó a modo de prueba y que, viendo la calidad del mismo, se determinó hacer los restantes.
Hay que señalar que la iglesia y el coro de Santa Clara son la parte del conjunto que ha restaurado el Arzobispado. En el resto del recinto, está actuando en varias fases el Ayuntamiento de Sevilla. Hace más de una década, se inauguró la actuación en el claustro y el refectorio y el pasado verano, se presentaron las obras hechas en la Torre de Don Fadrique y su entorno. El próximo reto es rehabilitar la parte oeste y sur del convento, donde están las cocinas o las celdas de las monjas en un espacio que, tras numerosas investigaciones, está dando a conocer cómo era el palacio del infante castellano, hijo de San Fernando y hermano de Alfonso X El Sabio.
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