Manuel Torres: «Que el yihadismo no esté de moda no significa que haya desaparecido; estamos en cifras récord»

-¿Cómo surgió su interés por el yihadismo?

-Fue el tema sobre el cual hice mi tesis doctoral, de hecho fue la la primera tesis doctoral sobre yihadismo que se que se defendió en España, en el 2007. Y es una línea que he ido manteniendo durante todo este tiempo, porque al final estamos hablando de un fenómeno que lamentablemente sigue presente en nuestra vida. Aunque ahora haya evolucionado. Ahora se comunican con su audiencia sin intermediarios ni filtros, controlando absolutamente el mensaje.

-Muchas publicaciones le tienen como un referente a la hora de hablar de yihadismo.

-Es una satisfacción. Me dá un poco de reconocimiento de que está muy presente mi labor investigadora en la generación de conocimiento sobre este fenómeno.

-¿Hay más que saber sobre el yihadismo tras tanto tiempo?

-El conocimiento sobre este tema cuenta con varias décadas de mucha gente que ha puesto al servicio de todo este objeto de investigación su tiempo, su esfuerzo y se ha generado una masa crítica muy importante que provoca que sepamos muchísimo más sobre esta violencia que lo que sabíamos después del 11 de septiembre de 2001, cuando era un tema más marginal. Pero sí, siguen existiendo muchas preguntas que responder.

-¿Existe un yihadismo 'positivo'?

-El yihadismo no tiene ninguna faceta loable. Es una vertiente de la violencia terrorista que, en este caso, sitúa esa interpretación literalista y fanática del Islam que lleva a considerar que una de las principales obligaciones a las cuales está llamado cualquier musulmán es el empleo de la violencia. Considera que el resto son enemigos de esta religión y por tanto esa violencia no solo es necesaria, sino que incluso está sancionada por el propio Alá. Consideran que es un mandato divino.

-Tendrá contacto con cuerpos policiales como conocedor del tema.

-Desde el principio hay una relación muy fluida, porque tanto el mundo de los servicios de seguridad y de inteligencia como el de la academia nos hemos ido nutriendo mutuamente. Ellos aprendían mejor su actuación y entender el fenómenos, y nosotros nos servíamos de su experiencia para contrastar nuestras hipótesis. He tenido la suerte de tener mucha relación con este mundo, impartiendo clases y sesiones en muchos centros de formación policial y militar, y también pues formé parte del Consejo Asesor de Europol para ayudar a esa institución en la lucha contra el fenómeno terrorista.

-¿Qué considera lo más difícil en la lucha contra el yihadismo?

-Lo más complicado es que intentan enmascararse dentro de la práctica de una religión y, por ende, utiliza la coartada de la persecución contra los musulmanes, la islamofobia como argumento para victimizarse. Por lo tanto siempre hay que buscar esa aproximación absolutamente quirúrgica para no terminar alineando sectores de la población a favor de estos grupos que no dejan de ser un sector muy minoritario y marginales dentro del conjunto de personas que practican el Islam.

-Pareciera que el yihadismo ya está controlado.

-Que ya no está presente en la actualidad informativa no significa que haya desaparecido. De hecho, si miramos datos de las fuerzas de seguridad en España estamos en cifras récord, en ningún otro período se había detenido a tanta gente. Eso al final lo que denota es que la respuesta policial ha crecido en cuanto a intensidad. Como no ocurren atentados la sensación de la gente es que no existen, pero no han tenido lugar precisamente por la eficacia de la acción contra el terrorista.

-Hay quienes consideran que la acción de Israel en Gaza se debe a que Hamás está detrás, y que son yihadistas.

-Es cierto que hay conexión en el sentido que Hamás es terrorismo de carácter islamista. Sin embargo, sus objetivos están ceñidos a un ámbito territorial muy específico como Palestina, a diferencia de lo que sucede con grupos como Estado Islámico o Al-Qaeda que tienen una pretensión global. De hecho, el propio Estado Islámico, ha criticado duramente a Hamás por no considerarlos suficientemente musulmanes. El problema está en que la opción de Israel sea el gobierno de Netanyahu, pues está generando toda la victimización y todo el deseo de revancha que grupos como Estado Islámico van a explotar en su beneficio.

-¿Debemos estar nerviosos por estar dentro de ese Al Andalus que los yihadistas pretenden recuperar?

-Sí, el nivel de amenaza o la hostilidad que se cierne sobre España por parte de estos grupos no se limita solo a determinados rasgos que compartimos con nuestros socios europeos o estadounidenses; sino que tenemos un plus de amenaza que proviene precisamente de esa visión de Al-Andalus, que ellos consideran que los españoles somos los ocupantes ilegítimos de una tierra que ha sido arrebatada al Islam. De hecho, prueba de ello es que en los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils los autores se denominaban a sí mismos como los soldados del Estado Islámico en las tierras de Al-Andalus.

-¿Qué lleva a un español, hijo de inmigrantes musulmanes, a convertirse en yihadista?

-El grueso de los individuos que son detenidos actualmente tienen la nacionalidad española o han nacido en España, es decir, son segundas y terceras generaciones de esa primera de inmigrantes de de los años 90. Ese discurso radical tiene más éxito en esas segunda y tercera generaciones porque estos jóvenes tienen un conflicto identitario sobre quiénes son y qué se espera de ellos. Son musulmanes pero no son percibidos en ocasiones como verdaderos españoles en donde viven, y cuando van, por ejemplo a Marruecos o Argelia, tampoco los ven como marroquíes o argelinos. Eso lo aprovechan los captadores para hacerles centrarse en su religión como carácter identitario, pero transformando el mensaje en que su papel es defender a tu comunidad frente de la agresión de gobierno o de sociedades como aquellas en la que viven. Luego, con respecto a los conversos, generalmente lo que encontramos en estos individuos es que se sienten atraídos directamente por la vertiente violenta, pera eregirse en ejecutores de una venganza.