Análisis
José Luis Sanz: 100 días como alcalde de Sevilla
El primer trimestre del nuevo gobierno municipal se resume en una nueva política urbanística, la leve mejoría en materia de limpieza y las continuas polémicas en cultura y rectificaciones, como con la Policía Local
Los 15 «fracasos» que el PSOE achaca a José Luis Sanz en sus cien primeros días de gobierno en Sevilla
José Luis Sanz, al recibir el bastón de mando de alcalde de Sevilla
Cien días son el termómetro habitual para medir el inicio de un gobierno. Y este primer trimestre de José Luis Sanz como alcalde de Sevilla, pese a tener el coche casi gripado por los frenos del verano, las elecciones generales y el hackeo, se ... ha reflejado un inicio de mandato dubitativo, en el que se ha comenzado a notar la mano en urbanismo y de forma leve en limpieza, pero con algunas polémicas innecesarias en cultura... y demasiadas rectificaciones.
El nuevo alcalde se ha encontrado enfrente a una oposición desactivada, que aún se repone del golpe que supuso la pérdida del gobierno, y el viento de cola impulsado por una Junta del mismo color político. Llegó el jarro de agua fría del 23J, en el que se frustraron sus expectativas de un Gobierno central también del PP, y la hora de gobernar en mitad de las vacaciones.
Sanz ha recuperado a buena parte del ejecutivo de Zoido, que tiene tanta experiencia en gestión como en dilapidar una mayoría absoluta histórica de 20 concejales. Y, desde el primer momento, ha aplicado el sello 'PP' en los gobiernos locales: más allá de macroproyectos, se ha centrado en hacer funcionar los servicios públicos, donde ha cumplido compromisos.
Limpieza
Heredó una ciudad sumida en la mugre, incluso con cera en las calles y con la maquinaria estropeada. Nunca Sevilla ha estado tan sucia y eso no se arregla en tres meses. Pero sí se han dado pasos al frente. La ventanilla de las redes sociales ha sido un buen mecanismo para detectar los principales puntos negros, donde se han realizado zafarranchos puntuales. Quien suscribe ha visto más máquinas de baldeo en estos cien días que en el año y medio que estuvo Antonio Muñoz, cuando desaparecieron.
El zafarrancho de limpieza y desbroce en el Camino de los Descubrimientos de la Cartuja
El termómetro de la limpieza hay que medírselo a Sanz a final de año. Ese es el plazo que se ha autoimpuesto para que comience a notarse su mano gracias a las nuevas contrataciones y al gran zafarrancho anunciado.
Seguridad
Si el reto de optimizar una plantilla tan sindicalizada como la de Lipasam es grueso, el de la Policía lo es aún más. El primer punto negro en su gestión es haberse plegado ante los sindicatos con el asunto de los 44 agentes implicados en el amaño de las oposiciones. Ha pasado de tener una postura firme y clara respecto al cese que determina la sentencia judicial a rectificar de forma sorprendente solicitando su inejecución alegando razones de «seguridad ciudadana». Muy pronto ha enseñado esa debilidad a la plantilla.
Por otro lado, la oleada de robos que ha sufrido el Centro este verano ha puesto de manifiesto la falta de policías. Eso es una realidad palmaria en la que no cabe discusión alguna. Pero cabría preguntarse si era necesario pregonarla de esa forma desde el propio Ayuntamiento, pues daña la imagen de la ciudad y puede incluso generar un efecto llamada. Tampoco está atinado el gobierno cuando dispara contra la gestión de la Policía Nacional, como ha ocurrido con el reciente tiroteo de Torreblanca.
La mejor respuesta han sido las rápidas detenciones. Aquí, la medida anunciada de contratar serenos ha sido calificada como «improvisada». Más allá de conocer cómo resultará, de momento la idea no ha salido del papel.
Movilidad
En materia de movilidad, ha recuperado el doble sentido a la Carretera de Carmona como prometió, resolviendo así un caos de tráfico que le legó el anterior ejecutivo. También ha sido firme en su decisión de suspender el Plan Respira, que iba a aplicarse en 2023 pese a la oposición de comerciantes y vecinos.
Ha reforzado algunas líneas de Tussam y establecido un nuevo sistema de lanzaderas para los partidos de fútbol más eficaz. Precisamente, la previa tanto en el Sánchez-Pizjuán como en el Villamarín ha sido una de las primeras medidas que ha tomado. Se acabó la tan denunciada botellona en el parque Guadaíra y ha habilitado zonas de concentración de aficionados, que han tenido buena acogida.
Turismo
Se siguen concediendo licencias para pisos turísticos. El alcalde espera que la Junta apruebe el decreto que pueda frenarlas. Sanz está sufriendo ahora en sus carnes lo que le criticó a Antonio Muñoz en campaña electoral.
Patrimonio
Si en algo destacó la gestión del exalcalde socialista fue la inversión en patrimonio. Sin embargo, estas intervenciones se han venido realizando en contenedores vacíos de contenido. Ahora Sanz debe rellenarlos y concretar, más que ofrecer opiniones personales, como la de convertir San Hermenegildo en un museo de la Semana Santa.
Urbanismo
Entre las virtudes del nuevo gobierno ha estado la del Urbanismo. La elección de un experto como Fernando Vázquez para dirigir la Gerencia ha dado ya sus frutos: inicio de la agilización de licencias y el hallazgo de una vía que permita acelerar las reformas de los estadios de Betis y Sevilla, que están llamados a convertirse en espacios emblemáticos. Si ese modelo se aplica para resolver nudos urbanísticos no resueltos como el de Santa Justa, la ciudad habrá encontrado una autopista para su nueva y necesaria transformación.
Diseño del nuevo Benito Villamarín
Por otro lado, la negativa de Patrimonio a la pasarela peatonal de Altadis lleva la firma del alcalde, que ha reconocido que no le gusta el controvertido puente. Habrá que ver si esta decisión pone en peligro la inversión de casi cinco millones en estos suelos.
Cultura
Si el urbanismo ha sido el punto a favor de estos cien días, la cultura ha sido el gran lastre. Las polémicas envuelven a su número dos, Minerva Salas, que le ha dejado abierta la puerta a la débil oposición socialista para el ataque con decisiones como la suspensión de algunos festivales y ferias, para luego dar marcha atrás.
Tiene en pie de guerra al sector cultural que, todo hay que decirlo, suele estar en las antípodas ideológicas del PP. El gobierno llegó tarde explicando la razón del cierre del Lope de Vega, pero la situación en la que dejó este espacio el exalcalde Antonio Muñoz -que era también delegado de Cultura- le anula el argumento para denunciar la gestión con el teatro, más aún cuando la programación que dejó planificada el PSOE continuará en otros espacios. Se le suma la polémica dimisión del gerente del ICAS pocos días después de haberle entregado las llaves del despacho. Salas, que es portavoz adjunta, es una voz propia dentro del ejecutivo, algo que puede resultar incómodo.
Iniciado el curso político, tiene ahora el reto de convencer a Vox para que apoye los presupuestos desactivando a la vez sus aspiraciones por entrar en el gobierno. No será fácil, pero la senda de la estabilidad empieza por abandonar el corsé de la oposición y ponerse el traje de alcalde. Porque los cien días para reprochar las herencias ya han pasado.
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