Los expertos encienden las alarmas en Sevilla: niños de entre 11 y 13 años adictos al móvil
Un estudio sobre 2.400 alumnos sevillanos establece esa franja de edad como crítica para futuros desajustes en los comportamientos
Sevilla
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónUnas jornadas profesionales, organizadas por el Grupo Previsión Sanitaria (GPS) Nacional, analizaba recientemente en Sevilla el uso de las redes sociales entre los menores y los riesgos que se plantean cuando los niños comienzan a una edad demasiado temprana. Bajo el título «Conectados y ¿protegidos? ... Defiende a tus hijos de los riesgos de las redes», se sentaban en la misma mesa de análisis una fiscal de menores, un especialista en protección de datos y un inspector de Educación que traía bajo el brazo un estudio sobre el comportamiento de más de 2.000 estudiantes sevillanos y la influencia que tiene en ellos las redes sociales.
El citado estudio alerta de que la franja entre los 11 y los 13 años es especialmente sensible porque se multiplican las probabilidades de sufrir una adicción a las redes sociales. Samuel Crespo, inspector de Educación, presentaba las principales conclusiones de un análisis que se ha centrado en 2.400 alumnos de centros públicos, privados y concertados de Sevilla, para hacer la radiografía más completa posible.
El estudio señala, además, qué circunstancias que rodean al adolescentes pueden servir para anticipar comportamientos desajustados del menor. Samuel Crespo puso mucho énfasis en el ámbito familiar donde «una elevada comunicación ofensiva con sus progenitores y un estilo altamente coercitivo e impositivo en la fase temprana adolescente y anterior a ésta», puede ser determinante. En este sentido, recomendó que desde las familias se muestre «un ejemplo de uso coherente de los móviles» que los menores puedan replicar, «practicar una comunicación positiva y abierta y un acompañamiento basado en una confianza y autonomía progresivas».
Estas jornadas, como detalla para ABC, Salvador Serrano, responsable del área de protección de datos de Sercon, la consultora de servicios profesionales del Grupo PSN, nacen desde la preocupación creciente de cómo está impactando el uso de las redes sociales en los menores y la «enorme desinformación que hay entre los padres«. Sevilla ha sido la segunda parada de una iniciativa que pretende dar la vuelta por todo el país difundiendo la necesidad de educar a los menores en el uso responsable de sus teléfonos móviles.
El entorno familiar resulta clave para tratar de evitar conductas adictivas, con un acompañamiento sano en la entrada al uso de esa tecnología
«No somos conscientes de que cuando le regalamos un teléfono a un niño, le estamos entregando también una posible arma que puede cometer delitos como grabar a otros niños sin su consentimiento, cometer bullying...«, señala Serrano, a quien se le pregunta cuál debe ser la edad mínima recomendada para entregar un teléfono a un menor. «La Unión Europea estableció que la edad recomendada para firmar el consentimiento en el uso de determinadas aplicaciones debía ser de 16 años, pero dejó a los estados que fijaran ellos el límite, siempre y cuando no fuera menor de 13 años. En España se optó por los 14 años. Pero el problema es que los niños tienen su primer teléfono a los 10, estamos hablando de unas edades demasiado tempranas».
Este especialista aconseja que la entrada a esa tecnología por parte de los menores sea acompañada de los padres. Hay herramientas para ello: «Resulta interesante el contrato familiar para un buen uso del teléfono que tiene el Incibe (instituto nacional de ciberseguridad)«. Dicho contrato hace que el menor se comprometa a no compartir determinados contenidos o a limitar el tiempo de conexión. »El niño se responsabiliza y se le enseña desde el primer momento que el uso del teléfono puede tener unas consecuencias«.
El móvil como niñera
Los móviles se han convertido en un cuidadores telemáticos. Los padres recurren a ellos para mantener entretenidos a sus hijos y poder compatibilizar los cuidados con otras tareas en una sociedad cada vez más exigente a nivel profesional. Para Serrano hay que dejar que los niños se aburran. «Estamos constantemente haciendo cosas, queremos que nuestros hijos estén siempre entretenidos, pero se nos olvida la importancia del aburrimiento. No pasa nada si se quedan en sus habitaciones sin hacer nada. El aburrimiento es la antesala de la imaginación y a través de ella se crea, se construye».
Cuando todos los resortes fallan, el sistema judicial es el último escalón, a donde llegan los casos más graves o a los que no se les ha podido poner solución antes. Teresa Vidal es fiscal de Menores en Sevilla, y ratifica cómo las nuevas tecnologías han redimensionado delitos como el acoso escolar, incrementándose los casos que le llegan al Ministerio Público de bullying, ciberacoso, contra la libertad sexual…
«Veo a jóvenes que apenas tienen ilusión, que creen que el mundo que ven a través de las redes sociales es el real cuando en realidad es algo idílico, construido para generar audiencias. Y cuando se comparar con ese mundo irreal, se genera mucha desilusión y frustración«, señala para ABC la fiscal.
Teresa Vidal no tiene tan claro cuál debe ser la edad mínima para que un menor tenga el móvil. «Creo que es una cuestión de educación. Hay niños que pueden estar bien educados con 15 y otros que no están preparados con más edad. El trabajo que se hace en casa es fundamental. También te digo que con 10 años no tiene sentido ninguno que un niño tenga móvil».
Y la escuela
Además de la labor de familias, esta fiscal con más de dos décadas de experiencia, señala el trabajo que debe hacerse desde los centros educativos. Hay suficientes precedentes de menores que acabaron suicidándose por ser víctimas de acoso escolar y en sus colegios no se habían adoptado medidas.
Vidal reclamado un papel más relevante de los centros educativos porque, aunque existen protocolos comunes para este tipo de casos, hay diferencias muy notables respecto a cómo se abordan según el centro. A este respecto, Vidal cree que el primer paso cuando se da una situación de este tipo es canalizarlo a través del centro educativo como vía prioritaria para evitar daños mayores a través de una denuncia directa en el juzgado, una práctica que lamentablemente se convierte en la más habitual.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete